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domingo, 27 de julio de 2014

¿QUÉ SIGNIFICA SER MUJER EN LA FRANJA DE GAZA?


La mujer palestina ha tenido un destacado y decidido papel en la lucha por la liberación de Palestina por muchas décadas. Si damos un vistazo a través de la historia, percibiremos los innumerables casos de mujeres que han dedicado su vida a esta lucha.


Veamos, en 1920 lxs Palestinxs se enfrentaban a dos fuerzas opresoras: lxs británicxs y lxs inmigrantxs hebreos. Frente a esta situación, las mujeres palestinas fueron pasando por varias facetas, primeramente, en lo social, ya que debido a los sangrientos acontecimientos, se hacen conscientes del sentido militante de cuidar a lxs lesionadxs, con ello van formando parte del movimiento de trabajo social voluntario, el cual una vez estando allí, les permitió integrarse, en la lucha social y política.

Luego en 1921, con la creación de la Unión de las Mujeres Árabes, la cual inicia actividades de tipo humanitaria y médica a favor de quienes luchaban contra el dominio inglés, van reflexionando que es importante no aislar la acción social de la acción política.

Posteriormente en 1929, se realiza el Primer Congreso de Mujeres Árabes palestinas, el cual contó con la participación de más de 300 delegadas de todo el país. Las participantes a tal evento elevaron protestas a la Sociedad de Naciones ante las terribles injusticias de las cuales eran víctimas los habitantes árabes. Al finalizar este congreso se emite una declaración en la cual se señala “apoyar a sus hombres en esta causa nacional”.

Subsiguientemente en la década de los años treinta, se organiza un movimiento llamado Zahrat Al-Okhowan, el cual estaba conformado por un nutrido grupo de mujeres militantes, quienes combatían la ocupación inglesa en Palestina.

En 1936, se lleva a cabo una huelga general, en reacción al desplazamiento que estaban llevando a cabo lxs judíxs contra lxs palestinxs en sus territorios; en la misma participaron hombres y mujeres y tuvo una duración de 6 meses. Ella buscaba boicotear todos los productos judíos y extranjeros. Con esta acción se logró además, la conciencización de mujeres árabes de otros países, para que se solidarizan con Palestina. Gracias a ello, se realiza el Congreso de las Mujeres de Oriente en El Cairo en 1938 concretizando este fin.

Para el año de 1940, las mujeres incursionan en el mundo de la información, escuchándose por vez primera su voz en Radio Jerusalén. Así como también en la literatura con la publicación de poemas y cuentos, en los periódicos “Palestina” y “El Yihad”.

Siete años después, con la creación del Estado colonial de Israel por parte de la ONU y la partición de Palestina, cerca del 90 por ciento de la población palestina, fue expulsada de su territorio por la fuerza.

 

¿Cuál fue entonces la misión de la mujer palestina ante esta situación?.


Cito las palabras de la activista palestina Reem Alnuweiri respecto a esto: “La mujer palestina también se convirtió en refugiada y su misión crítica fue mantener intacta la identidad nacional de Palestina. Ella tuvo que curar los dolores, reunificar las familias, asegurar la comida en la mesa junto a su compañero, y sobretodo, conservar la memoria… Lxs palestinxs criadxs por familias de refugiadxs, que nunca vieron Palestina, tienen un claro panorama de ello, sólo por las memorias de sus madres y abuelas, y la trascendencia continúa a través de las generaciones”.
Igualmente durante la guerra de 1948, las mujeres ejercieron un rol importante. En la misma cavaron trincheras y refugios, y pelearon contra el ofensor en campos y ciudades. 

En 1967, luego de la ocupación por parte de las tropas israelíes de los territorios de Gaza y Cisjordania, las mujeres palestinas participaron en protestas y marchas para combatir esta situación. Es importante destacar en este período, el nombre de Intissar Al Uazir, conocida como “Um Yihad”: madre, profesora de historia, oriunda de Gaza. Fue una de las primeras militantes palestinas, desde que tenía 15 años. Fue miembro del Consejo Nacional Palestino y del Consejo Revolucionario de Al Fatah. Asimismo fue durante un tiempo, en 1966, el “cerebro” de todas las operaciones militares de Al Fatah y dirigió la lucha junto con Ahmed El Atrach y Abu Ali Iyad. Ella nos relata que un día lluvioso de 1956, cuando tenía 15 años, encontraron una fosa común de jóvenes (hombres y mujeres), en Tel`Et El Muntar, ante el horror de tal escena, fue como un golpe en su cara, y decide luchar contra la dominación sionista en su territorio, nos dice que estas circunstancias son las que aceleran la concienciación revolucionaria. 

Ya para finales de los sesenta, las organizaciones principales de resistencia reconocen que las mujeres palestinas son uno de los recursos más importantes que posee la revolución, además muchas mujeres jóvenes recibían entrenamiento militar. 

En otro aspecto cabe señalar, que ya para finales de los años setenta, todas las facciones políticas palestinas tenían comités de mujeres, aparte de las muchas organizaciones de caridad para crear conciencia y educar a las mujeres para resistir la ocupación. 

Cuando comenzó la primera Intifada o “Levantamiento” en 1987, nuevamente la mujer palestina jugó un papel significativo, al liderar las manifestaciones, creando comités de ayuda popular, y en el mantenimiento de campañas de boicot contra productos israelitas en las regiones de Gaza y Cisjordania. Al mismo tiempo se enfrentaban a las fuerzas israelíes en las calles al exigir, una vez se tomaba preso un niño palestino, su inmediata liberación, como si fuera su hijo. 

Con la segunda Intifada, que comenzó el 28 de septiembre de 2000, las mujeres continúan llevando adelante, con esa fuerza de voluntad inquebrantable que las ha caracterizado, la resistencia contra las tropas israelíes para lograr la independencia de Palestina. 

La mujer palestina ha tenido que dar una lucha titánica contra muchas situaciones, como el de ser forzadas a dar a luz en los puestos de control militar israelitas, del cual ya más de 20 mujeres y 36 niñxs han muerto, trayendo consigo entonces que aumenten los partos en el hogar, que den a luz en lugares con condiciones inseguras o no supervisados por personal capacitados en el área de salud, además de que se ha multiplicado el número de embarazadas que no han recibido cuidados prenatales debido a la restricción de movimientos, que mueran asesinadas bajo la metralla de algún soldado israelita, el tener que sufrir la pérdida de su hijx, esposo, padre, hermano, primo, tío u otro familiar o sino toda su familia, la destrucción de sus casas, la falta de trabajo, el soportar vejámenes, humillaciones, torturas, mala alimentación una vez están presas en las cárceles sionistas y si están embarazadas la situación se complica más aún, pues algunas de ellas ni tan siquiera les quitan las esposas en el parto, no reciben atención médica y sus hijxs no tienen nada con que jugar y si lloran, sus madres son castigadas. El despojo de los árboles que una vez cultivaron, la confiscación de sus tierras, por parte de los nuevos racistas, los nuevos afrikaners de este siglo.
Éstos para reforzar su ocupación han bloqueado o destruido cientos de rutas, controlan todos los viajes entre Cisjordania y Gaza, han dividido los territorios en comunidades aisladas, prohibiendo que la población palestina pueda circular libremente entre ciudades y pueblos. Los viajes que antes sólo duraban minutos ahora duran horas. La población palestina necesita de permisos para viajar de una ciudad a otra, y muchas veces estos permisos son negados sin dar ninguna explicación. Debido a esto miles de personas se ven impedidas de poder viajar a sus puestos de trabajos, escuelas, hospitales, etc. Por otro lado se ha construido una masiva red de caminos la cual es, exclusivamente para los colonos judíos, asimismo un impedimento principal para la libertad de movimiento es la mal llamada “cerca de seguridad” israelí, el cual está duramente militarizado, pero que en realidad representa el nuevo símbolo del apartheid de este siglo. 

Y ante la faz del mundo, todavía algunos países se atreven a llamarlos terroristas. Al respecto reflexiono y me pregunto: No les llaman así también a los insurgentes iraquíes por defender la dignidad y libertad de un pueblo masacrado por las garras del imperialismo yanqui?; hacen décadas, a lxs negrxs sudafricanxs lxs llamaban salvajes por luchar por sus derechos, a lxs indígenas americanxs bestias sin alma por no obedecer los mandatos de la corona española, a lxs panameños se les culpó también por los hechos acaecidos el 9 de enero de 1964 llamándolxs comunistas por el sólo hecho de luchar por su soberanía en todo el territorio y eliminar esa “quinta frontera”... Se pretende pues, hacer ver que las víctimas de las injusticias son los victimarios, nada más alejado y distorsionado de la realidad. 

Pero frente a las balas, tanques, helicópteros, aviones de guerra F-16, misiles, bloqueo económico, proyectiles de alta velocidad prohibidos por la comunidad internacional, bombardeos a barrios palestinos, el poco acceso al agua, asesinatos de activistas y líderes, el segregacionismo, el apartheid, la violación de los derechos humanos, se levantan todos los días hombres y mujeres que le hacen guerra a toda esta maquinaria del terror, mujeres que son un ejemplo de lucha, como Helua Zidan, quien al ver como asesinaron a sxs hijxs y esposo, se armó de valor y comenzó a disparar contra los soldados israelitas, Dallal Al Moghrabi, quien fue la primera joven palestina que participó en una operación militar, llamada “mártir kamel el Aduan, grupo de Deir Yessin”, al secuestrar un autobús en Tel-Aviv, en 1975, Maha Nassar, quien fue prisionera política, miembro del Frente Popular para la liberación de Palestina y de la liga Socialista Palestina, Leila Khaled, quién llamó la atención al mundo sobre la lucha de lxs palestinxs cuando junto a otrxs camaradas del Frente Popular para la liberación de Palestina, secuestró 5 aviones en 1970 demandando la libertad de prisioneros políticos palestinos y en el cual también participó un mártir del Frente Sandinista de Liberación Nacional , y Hanadi Jaradat, valiente joven abogada, que a sus 28 años se convirtió en la sexta mujer suicida contra la ocupación colonial judía, y muchas otras heroínas de los barrios palestinos, dispuestas a sacrificar sus vidas por ver algún día su tierra libre.

Con estos y miles de ejemplos más, podemos estar seguros de que a Palestina, jamás le faltara el sacrificio de una mujer, de una madre, de una hija, que la amen más que a su propia vida, porque solo así la victoria está asegurada y será cosa de tiempo el ver a una Palestina libre.

¡VIVA PALESTINA LIBRE! 
¡LA JUSTICIA Y LA RAZÓN VENCERÁN LA FUERZA Y LA OPRESIÓN ISRAELÍ! 
¡GLORIA A TODAS LAS MUJERES PALESTINAS!


¿QUÉ SIGNIFICA SER MUJER EN LA FRANJA DE GAZA?


Muchas mujeres luchan en el mundo por la equidad laboral y por erradicar la violencia de género. Pero Farra y la mayoría de las gazatíes pelean por los derechos más básicos. 
En Gaza no tenemos una vida normal, nos las arreglamos y nos adaptamos a nuestras vidas anormales bajo el bloqueo y la ocupación”, dijo Mona el-Farra, médica y activista de derechos humanos en este territorio palestino. “Es difícil vivir en este pequeño pedazo de tierra, donde las necesidades básicas como agua potable, electricidad regular, saneamiento adecuado y formas de recreación no están cubiertas” – se lamentó Farra- “Las mujeres de Gaza sufren particularmente los continuos ataques israelíes”, puntualizó. 

Un estudio de 2009 del Centro Palestino de Derechos Humanos resalta el sufrimiento de las palestinas bajo el sitio impuesto a lxs gazatíes hace siete años, y durante el ataque de 23 días de Israel de fines de 2008, que dejó 1.400 personas muertas, entre las que había 112 mujeres. 

El informe “Through Women’s Eyes” (“A través de los ojos de las mujeres”) señala que las gazatíes siguen luchando “para tratar de poner fin a su dolor y sus heridas con la pérdida de sus hijos, sus esposos, sus familiares, sus casas y sus sustentos”.


Para Hiba an-Nabaheen, de 24 años, quien se graduó de comunicación en la Universidad Palestina de Gaza, los mayores problemas que sufren las mujeres en este territorio son la pobreza y el desempleo causado por el bloqueo. 
“¿Cómo hace una mujer cuyo marido murió o está preso para seguir cuidando a sus hijos?”, se preguntó. 
“Las letales operaciones israelíes que sufrimos no se comparan con la creciente pobreza que vivimos. Tengo un título universitario y no consigo trabajo, y muchas como yo tienen el mismo problema, aun aquellas con notas excepcionalmente altas”, detalló. 
De los 10 miembros de su familia, Nabahee es la única hija con un título universitario. “Mi padre está discapacitado y no puede trabajar, y mis hermanos son más jóvenes que yo. Incluso mi hermana, quien obtuvo un promedio de 98 puntos sobre 100 en la secundaria, no encontrará trabajo cuando termine la universidad”, deploró. 
Um Oday, de 30 años, dice que le encantaría trabajar. “Tengo tres hijos pequeños que atender, pero mi esposo me apoya para que lo haga, si encuentro empleo. Además de mi título universitario, hice diferentes cursos con la esperanza de conseguir uno. Pero en Gaza no hay nada”, se lamentó. 

Tagreed Jummah, directora de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas (http://www.upwc.org.ps/), situada en la ciudad de Gaza, coincide en que el bloqueo es el principal problema. “El sitio nos afecta a todos, pero en especial a las mujeres”, remarcó. “En los últimos años, son cada vez más las que se vieron obligadas a convertirse en jefas de familia porque sus esposos fueron asesinados, están en cárceles israelíes o desempleados debido al bloqueo”, explicó. “Pero la mayoría de ellas no tiene medios para ganar dinero”, denunció. 

El estudio “Gaza en 2020: ¿un lugar habitable?” , publicado en agosto de 2012 por la Organización de las Naciones Unidas, menciona que el desempleo es “tan elevado como a fines de los años 90″. El informe subraya el impacto sobre las mujeres, 47 por ciento de las cuales no tenía trabajo a principios de ese año. 

Según Malaka Mohammad, de 22 años, licenciada en literatura inglesa de la Universidad Islámica de Gaza y quien trabaja en ese mismo centro, la educación terciaria es su gran ambición y mayor obstáculo. “En Gaza, ya seas mujer u hombre, sufres las mismas consecuencias por el bloqueo y la ocupación. Quiero hacer una maestría, pero no hay ninguna opción aquí”, notó. 
Desde hace 10 años, Israel prohíbe a los gazatíes estudiar en universidades del territorio palestino de Cisjordania. “Estudiar en el extranjero es muy caro, por eso busco una beca, pero aun así sería una de las miles de personas que solicitan una”, observó. 

Durante el régimen de Hosni Mubarak (1981-2011), Egipto fue cómplice de impedir que cientos de estudiantes palestinos solicitaran becas en universidades extranjeras, al prohibirles salir de la franja de Gaza. 

Rana Baker, quien estudia administración de empresas en la Universidad Islámica y es periodista independiente, tiene un papel activo en varias cuestiones políticas que afectan al pueblo palestino. “Para ser honesta, en lo que se refiere al impacto del sitio y la política colonial que impone Israel a la población de Gaza, y de hecho a toda Palestina, no creo que las experiencias de hombres y mujeres difieran entre sí”, opinó Baker. “Cuando Israel bombardea de forma deliberada escuelas, tanto mujeres como hombres se ven afectados. Cuando hablamos de las limitaciones que las fuerzas israelíes imponen a nuestras aspiraciones, ambos géneros cargan con el mismo sufrimiento”, ejemplificó.



“El gobierno israelí es indiferente hacia la población palestina. Las mismas políticas letales se aplican a hombres, mujeres, niños y niñas de forma indiscriminada”, añadió. 
Pero las mujeres sufren problemas particulares. La pobreza causada por el bloqueo hace que 80 por ciento de los 1,7 millones de gazatíes dependan de la asistencia alimentaria y hace que una gran proporción de ellas sufra desnutrición y anemia. 

Un informe de junio de 2012, elaborado por la organización británica Ayuda Médica para los Palestinos y Save the Children , señala que la anemia afecta a 36,8 por ciento de las mujeres embarazadas de Gaza. Esta enfermedad causa “complicaciones en el embarazo, productividad laboral reducida en adultos”, y “contribuye a 20 por ciento de las muertes maternas”, indica. 

Según Jummah, la mujer palestina “representa la resiliencia y la resistencia palestinas, es fuerte y es un reflejo de la lucha y la constancia del pueblo palestino. Hemos perdido familias e hijos y sufrido bajo los bloqueos y ataques del ejército israelí. Cargamos con todo el sufrimiento de nuestro pueblo, pero seguimos viviendo y seguimos resistiendo”, ponderó. 


En su informe sobre el sufrimiento de las gazatíes, el Centro Palestino de Derechos Humanos subraya que las perspectivas no mejorarán basta que no se levante el sitio contra Gaza y se permita la actividad económica normal. 
“La terrible situación económica significa que muchas mujeres y sus familias siguen cayendo cada vez más profundo en una pobreza atroz. Han sufrido los horrores de una guerra ilegal, y ahora luchan por sobrevivir”, añadió.
Fuente: IPS Noticias
Texto extraído de: vrdelafuente.wordpress, Insurrectasypunto.org, palestinalibre.org

Y TÚ, ¿CÓMO TE SENTIRÍAS?.....




lunes, 26 de mayo de 2014

TU ESPÍRITU" LIBERTARIO" ME VIOLENTA: CARTA A MI MACHO-PROGRE FAVORITO



Hola Macho Progre:

Te encontré en Facebook – tu trinchera de batalla- defendiendo los derechos de las mujeres y Zas! te volviste hacia mí indignado. Me preguntaste con toda la arrogancia de saberte poseedor único del don de la Libertad: “¿Cuál es el argumento teológico para que uses el Hiyab (Pañuelo islámico)?” “A ver, explícale a mi ombligo occidental universalista omnicomprensivo libertario ¿Por qué te vistes así? ¡Es que a mí no me gusta!”


Ok Macho Progre. ¿Qué tal… Porque me sale del coño? A mi no me interesan las opiniones teológicas ni culturales de otros machos como tú, sobre las razones por las cuales debo o no vestirme como quiero. Sobre mi vida no te debo explicaciones.

Cuéntame tú a mi ¿Por qué te las debo? Lo que faltaba es que yo tenga que explicarte a tí sobre mis elecciones de vestuario.
Más bien, desde tu asumida superioridad de género y cultural, explícame ¿Por qué las mujeres se hacen cirugías estéticas y se inyectan Botox hasta quedar tiesas? ¿Por qué no se ha revisado la historia de las colonizaciones y la depredación brutal sobre el ecosistema y los cuerpos de las mujeres a que dio origen? ¿Por qué no hablamos de la parte de responsabilidad de tu sociedad “civilizada y progresista”, en la explotación y tráfico laboral y sexual de las mujeres que tratas de salvar de su forma de vestir? ¿Por qué no estás igual de indignado, por el retroceso en los Derechos Reproductivos de las mujeres del mundo desarrollado al que dices pertenecer?

¿Es que sólo hay Patriarcado cuando se trata de Mujeres Musulmanas y hombres de piel morena y/o barbudos? ¿Es que toda la opresión femenina puede ser explicada en un trozo de tela de 70 x 150 cms.?¿De dónde te salen esas infulas de superado y la convicción de que NO eres parte de todo eso?

Ah ya. Ahora me sales con el argumento de que en algunos países musulmanes a las mujeres se las castiga por no llevar Hiyab. Es verdad. Te digo más: Se las castiga por conducir, por escribir un blog, por ser disidentes políticas y defender los derechos humanos. Yo creo que es terrible que se nos obligue a las mujeres a usar la ropa que no deseamos; que se censuren nuestras opiniones o se deslegitime nuestro activismo; que nos obliguen a tener sexo o a tener hijos que no queremos o a recibir una paga injusta. Me asusta la idea de ir presa por recurrir a un aborto terapeútico en Chile o por bailar en los tejados en Irán.

Lo que tu soberbia no te permite ver, es que en todos estos casos, el problema no es la apariencia de las mujeres, ni su creencia en Dios, ni su raza ni su cultura, sino la obligación que pesa sobre nosotras, de ser de una manera o de otra, para contentar a machos de uno y otro lado, incluyéndote a ti. El problema no somos nosotras y nuestras decisiones, sino ustedes y sus imposiciones. El problema es el Patriarcado.

Tu espíritu libertario me violenta. Tu progresismo es tan hegemónico y androcéntrico como el Islam dogmático: Tú quieres mandar sobre mi libertad y mi cuerpo tanto como el Islamista, tanto como el político pro-vida, tanto como el Feminicida.



Aunque tu resistencia a mi estilo de indumentaria no es comparable a recibir 40 cuchilladas por celos, sí es parte de la misma cadena de ideas que hace de las mujeres objetos minorizados y alterizados, débiles y pasivos, incapaces de decidir, sin poder de resistencia, en necesidad de protección por antonomasia. Tu quieres anular mi voz tanto como el clérigo que me prohíbe hablar en la mezquita. Tú eres parte del problema.

No te hablo desde el respeto. Tú me faltas el respeto, cada vez que me hablas como si yo fuera incapaz de comprender la realidad y necesitara de tu catecismo que desautoriza mi visión, mi experiencia y mi objetivos con respecto a mi misma y la realidad que vivo. No. No te hablo desde el respeto, porque el respeto de alguien que me considera inferior no es respeto. El respeto se da entre iguales. Los iguales no cuestionan las decisiones de otrxs con espíritu policíaco, las analizan juntos.

Dime ¿Qué estás haciendo en concreto para reafirmar nuestro derecho a vestir como queramos, sin que pesen argumentos masculinos de validación, ya sea a favor o en contra? Además de hablar desde tu ombligo, que te dicta que tu salvación blanca, atea, rubia y europea es la solución universal a problemas interseccionales… ¿Qué estás haciendo, más allá de negar nuestra agencia para identificar, resistir y desmantelar las estructuras de opresión que nos dictan como vivir y hasta como ser libres?


Lo que las mujeres hacemos o dejamos de hacer con nuestro cuerpo, vida y creencias, dejará de ser un tema político para ser una cuestión personal, cuando tú y los machismos de todo tipo, sean musulmanes, católicos, ateos, marxistas, trotkistas o anarco socialistas se callen de una vez y dejen hablar y resolver a las mujeres, como sujetas que somos; las únicas con legítima autorización para opinar sobre nuestras realidades y decidir que hacemos con ellas.

Mi Hiyab no es incómodo ni opresivo como tu MachoProgresismo

¿Quién te necesita por lo demás? Hace tiempo que las mujeres del “tercer mundo”, musulmanas, negras, latinas, inmigrantes o trabajadoras domésticas de tu barrio, aprendimos a sacar la voz y hablar por nosotras. Tú y tu vanidad son parte del sistema que nos oprime. Ya lo sabemos. No nos engañas. Tú eres un hijo sano del Patriarcado, tiranizando a las mujeres que no piensan ni viven como tú crees que deberíamos, con una falsa bandera de respeto y libertad; ejerciendo violencia con tu altanería, que no libera a nadie más que a tu orgullo viril. Eres un hijo de tu padre. (Las putas no tuvieron nada que ver).



Ay! ¿Te sientes ofendido porque dije “Coño”? ¿La imagen del sexo femenino te hace sentir insultado? ¿Cómo andamos de misoginia eh? Ah, es que decir Coño me hace mal educada. Verás, esa es una típica estrategia machista de desautorización: Atacar la forma ante la incapacidad de contra-argumentar al fondo. Claro, soy una mujer y decir groserías es “poco femenino”. Que libertario que eres, macho progre, cuidado con irte a los extremos del libertinaje con tu sexismo y estereotipos.

El acoso: Dicotomía vestido-desnudez

El acoso no tiene que ver con la visibilidad de mi cuerpo, porque cuando salgo a la calle este no es fácilmente visible. Soy una mujer musulmana que sale a la calle cubierta. Y cuando digo cubierta me refiero a que visto un Jilbab o un pantalón con un minivestido que cubre el triángulo del pubis y un Hiyab. El Hiyab, en este caso entendido como pañuelo islámico envuelve mi cabeza, cuello y parte de mis hombros. Solo es posible ver mi cara y mis manos. Nadie me obliga a vestir así, es mi decisión. Tampoco me cubro por miedo a provocar los deseos de los hombres sobre mi persona. Tengo muy claro que nada en mí puede evitarlo.


Si el acoso sexual no es una cuestión de belleza o de cuanta ropa cubre el cuerpo, es entonces una cuestión de poder. El poder para cosificar a una mujer en el espacio público, a través de expresiones o avances físicos de connotación sexual, para mostrarle que lo publico no es su lugar natural y que si no desea ser molestada, debe volver al mundo privado: El hogar.

La desnudez es la forma principal de cosificación del cuerpo de la mujer en esta sociedad. El estar yo cubierta es una oposición deliberada a dicha cosificación a través del desnudo, el cual además se percibe como sinónimo de “libertad”: Una mujer exponiendo sus partes íntimas en televisión, se considera un acto de liberación femenina y hasta feminista; sin embargo, lo único liberado son las urgencias sexuales reprimidas de algunos caballeros, gracias a la exposición voluntaria de la mujer objeto. Esto además, debilita el discurso feminista sobre las capacidades e identidades particulares de cada mujer como base de su emancipación, la cual, entre otras cosas, no es sinónimo de desnudez, sino de autonomía sobre el propio cuerpo.

Si bien ir cubierta no previene el acoso, tampoco debería ser motivo de él.

Mi cuerpo cubierto, como forma de expresión de mi autonomía sobre él, desafía al patriarcado al oponerse a dicho concepto de “Liberación Femenina” que complace el sexismo de una cultura fuertemente arraigada en el poder sexual del macho sobre la hembra. Yo me declaro libre a mi manera y en este proceso no hay interés por cubrir las expectativas del machismo, lo cual crea curiosidad, alguna resistencia y alta expectativa erótica: En la mente del macho promedio, sigo siendo una mujer objeto pero “me cubro esperando que un hombre me descubra”, lo cual abre la puerta a una nueva forma de cosificación del cuerpo femenino.

La segunda razón tiene que ver con la construcción del “otro” diferente a partir del eje autoridad-subalteridad, en el cual la cultura en la que vivo representa el discurso autorizado y los elementos visibles de mi identidad religiosa son reconocidos como elementos de un lenguaje subalterno, de parte de un “otro” diferente que no es igual, no sólo porque luce o tiene elecciones de vida distintas, sino porque se le considera menor.

No es usual ver una musulmana en la calle, porque se presume que “vive encerrada por el marido bajo 7 llaves”; menos se espera verla en una marcha contra la violencia de género, dando una conferencia pública sobre Feminismo o hablando en la radio sobre sexualidad y derechos reproductivos; mi presencia real rompe todas las ideas preconcebidas y los estereotipos de la mujer musulmana, que viven en la mente occidental, bien alimentados por la industria cultural: Desde la sumisión pasiva de una mujer sometida a la violencia del macho y a la tiranía del velo, a la cual es necesario liberar y enseñar la libertad de la democracia; hasta el mito de la sultana, la odalisca, la chica del harem, silenciosa y complaciente, que esconde bajo la ropa un paraíso de orgasmos, siempre lista a la necesidad sexual del amo; sin dejar de mencionar el estereotipo étnico-cultural que hace a muchas personas suponer que soy árabe, turca o iraní, hablarme en inglés o francés o tratarme como una ignorante en base al soberbio prejuicio de que “Tú no entiendes nuestra cultura” (mi cultura es la misma de ellos, sudamericana) como si, por su parte, ellos entendiesen lo que es el Islam sólo con verme pasar.



En ambos casos, el acoso sexual actúa como estrategia de subyugación de parte del poder del patriarcado y su normatividad erótica y cultural que se resiste a aceptar un “otro” que se construye a si mismo, con un discurso propio con respecto a la manera en que declaro autonomía sobre mi cuerpo y me empodero en torno a los elementos de mi identidad. Mi presencia rompe los esquemas del orientalismo y del machismo, ya que hago uso de mi derecho a resistir la “liberación femenina” del sexismo y me rebelo contra los intentos de disciplina que pretenden hacer de mí una expresión menor de identidad femenina, cuya libre circulación y participación en el espacio público, debe ser autorizada por el falocéntrismo dominante, de lo contrario se expone a ser tratada como un objeto disponible para todo tipo de maltrato.




VANESSA RIVERA DE LA FUENTE
Educadora y comunicadora social feminista, especialista en proyectos sociales.Es pionera en América Latina del Feminismo Islámico y los Estudios de Género en el Islam. Su trabajo se centra en tres ejes fundamentales: Género, Identidad y Comunicación; Sharia y Ciudadanía; Sexualidad, Violencia de Género y Fundamentalismos Religiosos