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domingo, 6 de septiembre de 2015

LOS DIBUJOS ERÓTICOS DE MIHÁLY ZICHY.

Comentados por Marco Aurelio Denegri (Parte I/IV)

Mihály Zichy nació en el pequeño poblado de Zala, al suroeste de Hungría, en 1827, en el seno de una familia terrateniente; murió en 1906, en San Petersburgo.

Estudio bajo el tutelaje del artista Jacopo Marastoni, y en 1844 fue alumno del vienés Ferdinand Georg Waldmüller. Entre 1847 y 1849 fue contratado por la Gran Duquesa Helena Pavlovna como instructor de dibujo de su hija Katharina Mikhailovna, trabajo que le proporcionó el sustento económico hasta entonces esquivo. Luego de una década de independencia artística -periodo muy fructífero, por cierto-, fue nombrado pintor de la corte por el zar Alejandro II (1859). Abandonó la corte en 1874, para asentarse en París hasta su retorno a la corte rusa, en 1882, que no abandonaría hasta su muerte, en febrero de 1906.

Entre sus cuadros más famosos están El héroe muriente, El bote salvavidas, La tristeza de la madre, El descendimiento de la cruz, en su periodo vienés; El ciclo de las sirenas, La hora de la muerte, Las estrellas que caen, Auto de fe y El dominio del vino, durante su periodo como artista independiente.

La presente serie de dibujos eróticos (que no fueron los únicos) se publicó -como Michael von Zichy- en Leipzig, en 1911, bajo el título de Liebe (Amor). Solo se imprimieron 300 ejemplares antes de la destrucción de las láminas de cobre.


I. "Digitisha" (I)
Digitisha llaman a este modo copulatorio los swahilinos o shirazinos, habitantes arabizados de Zanzíbar y de ciertas regiones de la tierra firme adyacente.



II. "Digitisha" (II)

Los swahilinos consideran inaudito que una mujer no sepa ejecutar debidamente la digitisha. Y por forma debida entienden el que ella se mueva como si estuviera moliendo maíz.


III. "Digitisha" (III)
La digitisha es, pues, una molienda, y no de fácil aprendizaje, pues a las futuras molineras se les adiestra -las mujeres mayores lo hacen- durante cuarenta días.


IV. Postura dorsal
La mujer, además de estar encima del hombre, le da la espalda; es una variante. La postura coital normal -supuestamente normal- consiste en estar cara a cara el hombre y la mujer, supina ella, es decir, echada de espaldas, y él encima. Los hawaianos, que rara vez copulan así, llamaron "misionera" a esta posición, por ver que era casi la exclusiva de los misioneros protestantes que trataban de convertirlos.


V. "More ferarum quadrupedumque" (A la manera de los cuadrúpedos)
Esta posición, censurada por Santo Tomás de Aquino, era en cambio la que recomendaba Tito Lucrecio Caro, el célebre poeta romano.
"Debe cumplirse la coyunda a la manera de los cuadrúpedos -dice Lucrecio-,porque así la posición horizontal del pecho y la elevación de los riñones facilitan la dirección de la simiente."


VI. Piernas al hombro
Más mentada que hecha, el carácter de esta pose es... ¿cómo diríamos?... entre acrobático y estético. Y, aunque buena, basta prolongarla más de un minuto -y a veces ni eso- para que resulte cansadora, por más que la pareja sea, como en este caso, una púber livianita. Y cuanto mayor razón si la compañera tiene, no digamos gordura, porque entonces sería dificilísimo el intento, sino simples atisbos de robustez.


VII. Corva y sangría
Otra de las posturas aéreas que ha forjado la imaginación erótica. La actitud, muy plástica pero, como la anterior, de difícil realización. Se llama Corva y sangría porque las corvas femeninas descansan sobre las sangrías masculinas. El dibujo lo muestra claramente. La corva de la mujer, es decir, la parte de la pierna, opuesta a la rodilla, por donde se dobla y encorva, está sobre la sangría del hombre, es decir, sobre la parte de la articulación del brazo opuesta al codo.


VIII. Posición lateral cara a cara
La ventaja principal de esta posición consiste, como ya lo señalaba Theodoor Hendrik van Velde, en su comodidad; es, en efecto, generalmente hablando, cómoda, y lo sería tal vez más si no fuera por la presión que debe sufrir quien coloca la pierna debajo; en este caso, la mujer; pero las más de las veces, el hombre. Por otra parte, la libertad de movimientos es reducida.


IX. Coito en el sofá
Una parejita adolescente copulando en el sofá. La pose es la llamada "misionera", que el gran húngaro apenas representa; una prueba más de su inconvencionalidad; lo que ahora llamaríamos actitud contracultural, un negación del statuo quo sexual, o más precisamente, de los usos pertúndicos, esto es, concernientes a la diosa Pertunda, que en la antigua Roma era la diosa del coito.


X. Coito en el sillón
Otra parejita en el ardor de la batalla, en la justa del amor, en el torneo erótico de siempre, y posiblemente en la tarde, sí, en la tarde, a eso de las cinco, a las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde, según dijo, y repetidamente, aunque por cierto a diferente propósito, Federico García Lorca.


Los comentarios que acompañan a los dibujos y los nombres de los otros cuadros citados fueron tomados del libro de Marco Aurelio Denegri (Lima, 1938), El Arte Erótico de Mihály Zichy (Kavia Cobaya Editores, 1999. Edición limitada y numerada de 250 ejemplares).

Las imágenes fueron escaneadas de la edición de Leipzig por Scanzen, excelente tumblr donde podrán ver el orden original en el que fueron publicadas.

Texto extraído de: ihaveabadday

jueves, 3 de septiembre de 2015

HISTORIA DE LA MASTURBACIÓN. Breve Reseña Histórica del Mal llamado "Vicio Solitario".


Autorretrato. Egon Schiele, 1911
La masturbación no es más que la estimulación de los órganos genitales o de zonas erógenas con la mano para proporcionar goce sexual. Cuando esta acción placentera se realiza con otros medios que no sean la propia mano como con juguetes y aparatos, se le llama “masturbación asistida”. Igualmente la masturbación se puede realizar en solitario o en compañía, donde las partes de estimulan mutuamente o como se haya convenido. La masturbación es por ende un acto sexual.

Sátiro Masturbándose.
Crátera Griega. Siglo VI a.C.
El dato más antiguo que se tiene de la práctica masturbatoria está en el templo megalítico de Hagar Qim, situado en la isla de Malta y corresponde entre 3200-2500 a.C., donde se encontró una figurilla de arcilla de una mujer masturbándose. En Larisa (Grecia) se encontró una figura de la cultura neolítica griega Dimini que representa a un hombre masturbándose.

En la mitología de los antiguos egipcios, el dios Atum se creo a si mismo y posteriormente se masturbó y creo al dios Shu y la diosa Tefnut a partir de su semen. Las crecidas del rio Nilo estaban asociadas a la frecuencia de las eyaculaciones masturbatorias de Atum.

En la Grecia Clásica los falos de madera o cuero acolchado eran comunes y serán denominados “Olisbos”. Estos consoladores antiguos que eran exportados desde la ciudad de Mileto (Asia Menor), eran utilizados para la masturbación. Igualmente los antiguos romanos eran fanáticos de la masturbación y durante las celebraciones de fiestas como la Saturnalia o las Bacanales practicaban la masturbación en grupo.

La Biblia nos relata en Génesis 38:8-10 que el segundo hijo de Judá, Onán, fue obligado a casarse con Tamar, la viuda de su hermano Er y no queriendo procrear con Tamar, Onán optó por masturbarse antes de depositar su semen dentro de su cuñada y ahora esposa. Jehová castigo a Onán quitándole la vida. El onanismo se refiere así a la práctica del “Coito Interruptus” y no a la masturbación. Martin Lutero, mucho más adelante, ligó ambos conceptos, razón por la que hoy en día se habla de onanismo para referirse al acto masturbatorio.

Masturbación. Gustav Klimt, 1913
San Agustín (354–430) enseñaba que la masturbación - contactus partium corporis - y otras formas de relaciones sin penetración eran pecados peores que la fornicación, la violación, el incesto o el adulterio. Consideraba a los primeros como "pecados antinaturales" y a los otros como "pecados naturales". Dos siglos después San Beda o Beda el Venerable (672–735) impuso en su libro “Penitential” siete años de penitencia para aquellas mujeres que fornicaran “per machina”, es decir, ayudadas de falos falsos. Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII en su “Summa Theologiae” cataloga como vicios contra natura la masturbación y la homosexualidad, entre otras conductas. En siglo XIV, el descenso de la población en toda Europa a causa de la Peste Negra motivó que la Iglesia endureciera su postura condenatoria respecto a las prácticas sexuales no procreativas.

En 1532, "las Reglas Penales" del Emperador Carlos V disponían la pena de muerte para los masturbadores, para los homosexuales y para los que utilizaban anticonceptivos. El escritor Pietro Aretino publico en 1534 la obra “Ragionamenti” donde se describe una escena en la que unas religiosas realizan una orgia en un convento durante la cual usan falos de cristal para satisfacerse.

Masturbación Masculina. Edouard -Henri Avril, 1843
En el siglo XVI la prostitución era considerada como una forma de evitar la masturbación y la Iglesia consintió, y en algunos casos protegió, este negocio por largo tiempo. En Inglaterra, el permiso para operar burdeles necesitaba de la autorización de los Obispos de Winchester y luego del Parlamento. En el siglo XVII el Papa Inocencio X condenó a J. Caramuel por argüir en su “Theologia Moralis Fundamentalis” que la masturbación, en algunos casos, podía ser beneficiosa para la salud. En Francia, se acusó a los mentores de Luis XIII de enseñarle a masturbarse, y en este caso el mal era aún mayor, pues el deber de un rey era dejar descendencia.

Masturbación Mutua
Ilustración de 1905 de Martin van Maële.

El siglo XVIII fue de libertinaje en toda Europa y proliferaron las pinturas y dibujos de la práctica del “Vicio Solitario”. Algunos galenos le añadieron un componente patológico a la masturbación y en las ediciones de 1711 del “Tratado sobre Enfermedades Venéreas” del médico John Marten describía los síntomas de algo llamado “enfermedad post-masturbatoria”. En 1716 apareció “Onania, o el abyecto pecado de la auto-polución” donde se aseveraba y alegaba que la autoestimulación genital era resultado de una disfunción y causaba enfermedades y desfiguramiento físico. Samuel Tissot, por su parte, resumió los horrores del onanismo en su libro de 1760 “L’Onanisme, ou Dissertation Physique sur les Maladies Produites par la Masturbation” y extendio, mas que ninguna otra obra anterior, el falso mito de los males de la masturbación en Europa y Norteamérica.

A finales del siglo XVIII en la obra “Opus Diaboli” el historiador Karlheinz Deschner dice: “A falta de hombres”… “las monjas habían de conformarse con aparatos completamente inanimados pero causantes de placer”… “falos artificiales con sus bolsas testiculares llenas de leche que, simulando una eyaculación, derramaban en el momento de máxima tensión, fría o caliente, en la vagina más o menos virginal”. A estos aparatos se le nombro "bijoux de religieuse", y en 1783 Marguerite Gourdan, famosa proxeneta del siglo XVIII fabricaba refinados artificios de consolación y que eran comprados en su mayoría por los conventos franceses.

Templo Khajuraho, India.
La reina María Antonieta en 1793, durante su juicio el acusador publico Tinville hizo declarar al delfín contra su madre y delante del tribunal, el niño acusó a su madre de haberle incitado a la masturbación y haberle obligado a ciertos juegos sexuales.

En el siglo XIX apareció el “Compendio moral salmaticense” (1805) donde se le dedican unas páginas al tema de la polución seminal y la masturbación. Es un texto que recoge las normas morales que respondían a lo que la Curia Romana tenía establecido como referentes para el comportamiento social religioso de la época. En dicho tratado la polución seminal solo es permitida en caso de procreación y por lo tanto la masturbación era condenada.

La muerte de Onán. Franc Lanjscek

En la segunda mitad del siglo XIX en los EE.UU. se inició una guerra en contra del autoerotismo y se creaban movimientos nacionales que exigían a los familiares el espiarse mutuamente para revelar a los masturbadores, los cuales podían ser humillados públicamente, encerrados en manicomios o bien castrados. No obstante, las patentes de inventos relacionados con la satisfacción de las necesidades sexuales (desde una perspectiva médica) comenzaron a aparecer a partir de 1846.

Masturbación. Impresión Shunga del siglo XIX por Kunisada.

En 1885 el Doctor Charles K. Mills propuso la circuncisión de los varones como cura para la masturbación, y diez años después se empezó ya a practicar la circuncisión neonatal en EEUU y Reino Unido para prevenirla. Por otra parte, a las chicas a las que se les descubría consolándose se les practicaba en ocasiones la clitoridectomía.

Representación del Dios Egipcio Atum
El doctor John Harvey Kellogg recomendaba en 1888 que para prevenir la masturbación en los niños era necesario servir cereales fríos en lugar de calientes para el desayuno, vendarles los genitales o atarles las manos al poste de la cama durante la noche. En 1899, el sexólogo británico H. Havelock Ellis desmitificó los males de la masturbación, pero no seria secundado hasta unas décadas mas tarde.

En el siglo XX aparecieron los primero masturbadores eléctricos, pero eran utilizados para curar diversas enfermedades y aliviar todo tipo de dolencias, no era utilizados para el placer sexual. En la década de los 20 los vibradores empezaron a aparecer en las películas eróticas, perdiendo así su naturaleza estrictamente medicinal.

Acuarela por Johann Nepomuk de 1840 donde se 
representa la masturbación mutual.
El estigma o mala fama de la masturbación va decayendo durante este siglo, principalmente en el ámbito medico. El famoso Informe Kinsey de 1948 causo cierta conmoción social al revelar que la masturbación era una práctica común y habitual, tanto entre los hombres como entre las mujeres. Sin embargo en Alemania en 1969, unos científicos pidieron a un grupo de hombres que se masturbaran cada cierta cantidad de horas durante dos años para comprobar si se evidenciaban trastornos físicos o mentales. En 1983, el Vaticano publico el documento “Orientaciones educativas sobre el amor humano”, donde se indica que la masturbación es un grave desorden moral.

En 1994, en una conferencia sobre el SIDA financiada por la ONU, la jefa del Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, Dra. Joycelyn Elders, dijo que tal vez la masturbación debería ser enseñada en las escuelas, como una parte de los programas educativos escolares sobre sexualidad. Por estas declaraciones el presidente Bill Clinton le pidió que renunciara al cargo, cosa que no hizo, pero finalmente fue cesada de su puesto.

La masturbación es una actividad común y sana, la autoestimulación sexual es un hecho que desde la misma historia del hombre ha existido y esta ligada firmemente al conocimiento y descubrimiento de nuestra sexualidad. Masturbarse no es dañino ni físicamente o psicológicamente, al menos que se convierta en una obsesión o se presenten sentimientos fuertes de culpa después de la autocomplacencia.

En la actualidad, con las enfermedades como el SIDA, Papiloma Humano, Hepatitis C y otras de contagio sexual, los científicos y especialistas médicos la recomiendan como una alternativa sexual.

Por Félix Esteves
Texto extraído de: minimosymaximos

domingo, 15 de febrero de 2015

ASÍ FUERON LOS COMIENZOS DE LA FOTOGRAFÍA ERÓTICA: Un repaso

Aviso: Este artículo hace un repaso a lo largo de la historia de la fotografía erótica. Considérate avisadx.


Desde el amanecer de los tiempos (o al menos desde el amanecer del daguerrotipo), hay un tema que ha cautivado a artistas de todos los medios y movimientos con su belleza, intriga y aura mística. La odalisca, al natural, tal y como vino al mundo: desnuda.

Sí, la fotografía del desnudo (vamos, la fotografía erótica) ha cautivado a artistas, teóricos y consumidores desde hace unos 150 años. Antes de 1839, las representaciones del desnudo se producían mediante dibujos, pinturas y grabados. Y a todos ellos les faltaba el detalle y la veracidad que aporta la fotografía. Así, había algo ilícito que era más inherente a la fotografía erótica que a una pintura del mismo tema, por lo que se consideraron más cercanas a la vida real.

El libro de Taschen 1.000 desnudos repasa la edad más temprana de la industria de la fotografía erótica, desde su nacimiento en 1839. Este compendio de imágenes (no aptas para ver en el trabajo) provienen de la colección de Uwe Scheid, un prominente coleccionaste de obras de arte eróticas y miembro de la Sociedad Alemana de Fotografía. Schied es el coautor del libro junto al también alemán Hans-Michael Koetzle, de Munich.

La historia en sepia de esta sugerente imaginería pasa por géneros que van desde el surrealismo a la pornografía y pasa por todos los escondijos y ranuras entre medias. Aquí puedes ver una breve selección del libro, por cortesía de Taschen.

Alrededor de 1855:

Anónimo

Alrededor de 1890

Anónimo



Alrededor de 1911

Por Wilhelm von Gloeden

Alrededor de 1930

Anónimo

Alrededor de 1935

Anónimo


Alrededor de 1935

Por László Moholy-Nagy, cortesía de VG Bild-Kunst, Bonn 2014
Texto extraído de: huffingtonpost.es

domingo, 11 de enero de 2015

SEXPROPÓSITOS PARA EL 2015


Ir al gimnasio, hacer dieta y aprender inglés. Todos los años los mismos propósitos. Harta de los convencionalismos, tal día como hoy me dije a mí misma “¿Y por qué no me propongo quererme a mí misma?”. Así, puesto que todos somos personas sexuadas, la sexualidad como aspecto biológico, psicológico y social del ser humano, cobra una vital importancia respecto a nuestro bienestar.

Con todo esto, años después y especializada en quererme mucho, he decidido compartir lo que un día me prometí y hasta el momento no he dejado de cumplir: mis Sexpropósitos.

SEXPROPÓSITO 1. Aprende más sobre tu propia sexualidad.


Así es, aprende sobre TU sexualidad. Conócete a ti misma. Conoce tu cuerpo, tus gustos y tus apetencias.

Aprende a masturbarte, averigua qué es lo que más te gusta, qué tipo de caricias son las que más te ponen a tono, qué zonas de tu cuerpo son las más erógenas además de tus genitales, qué olores te atraen o qué fantasías sexuales te gustaría realizar. En definitiva, cultiva tu deseo sexual.

Por si te atreves…

EJERCICIO “MI MOMENTO”:



Localiza una cama en un lugar en el que te sientas tranquila y cómoda. Estando sola y a una temperatura agradable, túmbate y relájate.
Cierra los ojos e intenta visualizar algo que te excite. Puedes tomarte todo el tiempo que necesites e incluso crear una historia erótica en la que la protagonista seas tú. Imagina que en esa historia aparecen escenas picantes: caricias, besos, masajes, sexo oral, penetración vaginal o anal. Puedes escoger la práctica sexual que más te guste y dar rienda suelta a tu imaginación.

Mientras creas tu historia puedes acariciar las partes de tu cuerpo que prefieras; por ejemplo el cuello, los pechos, el vientre, los muslos o los genitales. Si hay una zona específica que te guste muchísimo acariciar y no la haya nombrado, adelante, imaginar es gratis y muy sano.

Si te apetece, puedes masturbarte e incluso si te gusta muchísimo, llegar al orgasmo. Si no consigues alcanzar el orgasmo, no te preocupes, este ejercicio, además de dar placer, tiene como objetivo conocerse a una misma y conocer qué partes de tu cuerpo te producen más placer. Además, saber que ese momento es sólo para ti y las propias caricias que tú misma te brindas, ya es motivo suficiente para el disfrute. Te mereces disfrutar de ti misma y de tu sexualidad.



SEXPROPÓSITO 2. Quiérete. Quiérete mucho:


Mímate y date un capricho de vez en cuando, que un dulce al año no hace daño.
Por si te atreves…

EJERCICIO “ESPEJO”:

Mírate en el espejo (de cuerpo entero a poder ser) y observa tu cuerpo, primero con ropa y luego sin ella.


Ahora pregúntate a ti misma “¿Qué ves?” y contéstate en voz alta (tranquila, puede que al principio te sientas un poco ridícula hablando contigo misma en voz alta, pero verás los efectos tan positivos consigues al finalizar el ejercicio).

Está totalmente prohibido auto-determinarse con adjetivos descalificativos, así que nada de “es que la celulitis no sé qué o es que este michelín no sé cuantos”. Sólo te puedes permitir decir calificaciones positivas; porque sí, puede que tengas un michelín, pero mira que ojos, o que culo, que pechos, o mira que curva tan bonita hace tu sonrisa. Busca aquello que te guste de tu físico y date permiso para echarte un piropo.




SEXPROPÓSITO 3. Deshazte de los mitos sexuales y olvida que existen los tabúes.

¿Conoces el juego del teléfono en el que una persona dice una frase a otra, ésta a otra, ésta última a otra, y así hasta que el contenido del mensaje se deforma totalmente? Pues con el sexo igual. Tras haber sido durante muchísimo tiempo en Occidente el tema tabú por excelencia, no te puedes imaginar cuánto desconocimiento hay acerca del tema y cuántos mitos y leyendas divagan entre las sombras.




Porque no es lo mismo sentarte en una cafetería y, entre risas, hablar de tu vida sexual con tus amigas que leer bibliografía al respecto, te recomiendo que te informes y amplíes tus conocimientos, y que para ello leas, leas mucho.

Por si te atreves…
Te dejo una pequeñísima parte de la bibliografía que yo misma he leído y me ha encantado:

Tu sexo es tuyo. Silvia de Béjar.
Todo lo que las mujeres quieren saber sobre sexo y se atreven a preguntar. Paloma Aznar.
Psicoerotismo femenino y masculino. Fina Sanz.
Los vínculos amorosos. Fina Sanz.
S=EX2. La ciencia del sexo. Pere Estupinyà.
En el principio era el sexo. Christopher Ryan y Cacilda Jethá.

¡FELIZ SEXO!


Texto extraído de: weloversize.com

jueves, 17 de julio de 2014

EL EROTISMO DE LAS MUJERES, por Anaïs Nin


Anaïs Nin
El ensayo traducido aquí, titulado originalmente “Eroticism in Women”, de Anaïs Nin apareció en 1974 en la revista Playgirl y luego fue compilado en su libro
In Favor of a Sentitive Man and Other Essays (1976).

Para entonces, la autora vivía el pleno éxito de su obra que durante décadas fue censurada y publicada con reservas debido a su alto contenido erótico y transgresor; era la época del feminismo setentero, la liberación de la mujer y la sexualidad.

El ensayo de Nin, de hecho, refleja muchos de los problemas que el feminismo de la época enfrentaba y que ahora, en algunos países, son considerados como superados, sirva de ejemplo la postura de Anaïs en cuanto al uso de los pantalones de mezclilla que las mujeres de esa generación comenzaron a usar.

“la literatura erótica escrita por hombres no satisface a las mujeres y es tiempo de que escribamos nuestra propia literatura”

Desde mi experiencia, diría que las mujeres no han separado aun el amor de la sensualidad como los hombres lo han hecho. Ambos están combinados en la mujer: ella necesita amar al hombre que se entrega o ser amada por él. Después del acto sexual, parece que necesita asegurarse de que es amor y que el acto sexual de la posesión es parte de un intercambio que es dictado por el amor. Los hombres se quejan a menudo de que las mujeres demanden una confirmación o una expresión de amor. La cultura japonesa reconoce esta necesitad y en los tiempos antiguos era una regla estricta que, después de la cúpula, el hombre debía escribir un poema y dedicárselo a su amada antes de que ella despertara. ¿Qué es esto, sino la conexión del acto sexual con el amor?
Y llegó el día....

A mi parecer, las mujeres todavía se preocupan por una partida prematura o una falta de reconocimiento del ritual que ha tenido lugar, todavía necesitan palabras, necesitan la llamada telefónica, la carta, los gestos que hacen del acto sensual algo particular, algo que no es anónimo y meramente sexual.

Este fenómeno pudiera o no desaparecer en las mujeres modernas que decidirán poner un punto final a sus predecesoras; tal vez sí logren separar el amor del sexo que, en mi opinión, disminuye el placer y reduce la calidad intensiva del coito. Porque éste es mejorado, elevado e intensificado por las emociones. Comparen la diferencia entre un intérprete solitario y la grandeza alcanzada por una orquesta.

Intentamos quitarnos de encima todo lo falso de nosotras, lo que nos es inculcado por nuestra familia, nuestra cultura y nuestra religión.

Es una tarea enorme porque la historia de las mujeres no ha sido contada completamente de la misma forma que la de los negros.

Algunos acontecimientos han sido ocultados. Culturas como las de India, Camboya, China y Japón tienen una vida sensual accesible y popular, pero a través de la perspectiva masculina. Muchas veces, cuando las mujeres han querido revelar algunos aspectos de su sexualidad, son reprimidas.

No de manera tan obvia como sucedió con la ardiente obra de D. H. Lawrence, o la censura de Henry Miller o James Joyce, sino de una manera que es denigrante, constante y continúa por los críticos. Muchas escritoras recurrieron a los pseudónimos masculinos para evitar los prejuicios. Tan sólo hace un par de años Violette Leduc escribió la más explícita, elocuente y conmovedora descripción del amor entre dos mujeres.

Simone de Beauvoir fue quien la descubrió para el público y aun así todas las reseñas que he leído son juicios morales contra su apertura. También hubo muchos juicios morales sobre el comportamiento de los personajes de Henry Miller, sobre todo criticaban su lenguaje, pero en el caso de Violette Leduc era contra ella misma.

Leduc en La Bâtarde es totalmente libre:

Isabelle me recostó de espaldas sobre el edredón, me levantó y me sostuvo entre sus brazos: me llevaba a otro mundo que era completamente desconocido para de allí lanzarme a otro mundo que ni siquiera había imaginado. Sus labios abrieron los míos ligeramente, me humedecieron los dientes. Su lengua carnosa me daba miedo, pero su extraña virilidad no batalló para entrar en mí. Distraída y calmadamente, esperé. Sus labios recorrieron los míos. Mi corazón latía fuertemente y yo deseaba prolongar la dulzura de su huella, la nueva experiencia del roce sobre mis labios. Isabelle me está besando, me decía a mí misma. Trazaba un círculo alrededor de mi boca, encerraba el ruido, dejaba un beso frío en cada comisura, dos notas staccato en mis labios. Siguió presionando su boca contra la mía, una hibernación… Nos abrazamos, queríamos engullirnos una a la otra… Conforme Isabelle se recostaba sobre mi corazón abierto, yo quería sentirla cómo entraba. Ella me enseñó a abrirlo en flor… Su lengua, su pequeña flama, ablandó mis músculos, mi carne… Una flor abierta en cada poro de mi piel…

Tenemos que abandonar la consciencia. Las mujeres tienen que evitar copiar a Henry Miller. Está bien tratar a la sexualidad caricaturizándola con humor y picardía, sin embargo esa es otra forma de relegarla a lo casual, a las áreas ordinarias de la experiencia.

Las mujeres han sido amedrentadas para revelar su propia naturaleza sensual. Cuando escribí Spy in the House of Love en 1954, muchos críticos serios llamaron a Sabina [el personaje] una ninfómana. La historia de Sabina es la de una mujer que ha tenido solamente dos amantes y una amistad platónica con un homosexual. Fue la primera historia de una mujer que intenta separar el amor de la sexualidad de la misma forma que un hombre para poder alcanzar la libertad sensual. Incluso fue etiquetada de pornográfica cuando apareció.

Aquí uno de los fragmentos “pornográficos”:

Ambos huyeron de los ojos del mundo, de los proféticos, estridentes y ováricos prólogos del cantante. Hacia las barandas oxidadas de las escaleras del subsuelo nocturno, hacia el primer hombre y la primera mujer en el comienzo del mundo, un mundo sin genitivos para poseer uno al otro, sin música de serenatas, sin regalos de cortesía, sin torneos para impresionar y forzar una caricia, sin instrumentos secundarios, sin ornamentos, collares, coronas que sojuzgar, sólo un solo ritual, un gozoso, alegre, jubiloso y dichoso empalamiento de una mujer en el mástil de un hombre.

Aquí otro pasaje etiquetado como pornográfico por los críticos:

Sus caricias eran tan delicadas que se sentían como una provocación, un reto evanescente que ella temía corresponder por temor a que se desvaneciera. Sus dedos la incitaban y se alejaban cuando la excitaban; su boca la estremecía y luego se retiraba; su rostro y cuerpo se acercaron, esposó cada uno de sus miembros para luego deslizarse en la oscuridad. Él exprimía cada curva y recoveco para extraer el placer de su fino cuerpo y después permanecía quieto, dejándola en suspenso. Cuando tomaba su boca, él apartaba las manos de ella; cuando ella respondía al placer de sus muslos, él cesaba de exprimirla. En ningún momento él permitía que aconteciera una fusión total sin saborear cada abrazo, cada parte del cuerpo de ella para luego desertarlo, como encender la llama y luego eludir el derretimiento. Un corto circuito de sentidos, provocador y tibio, trémulo y elusivo, tan móvil e incesante como era él durante el día; pero ahora aquí en la noche, con las lámparas de la calle develando la desnudez de ambos, pero no la de su mirada, ella era incitada a un casi insoportable y previsto placer. Él había convertido su cuerpo en un manojo de rosas para exfoliar el polen de cada una de ellas.

Tan postergado, tan incitado que la posesión llegó para vengar la espera con un largo, prolongado y profundo éxtasis.

Las mujeres en sus conversaciones revelan una persistente represión. En el diario de George Sand leemos el siguiente incidente: [Émile] Zola la cortejó y tuvieron una noche de amor. Por el hecho de haberse entregado sin reservas sexuales, él le dejó dinero en el buró cuando se retiró, implicando así que una mujer apasionada no podía ser sino una prostituta.

Sin embargo, si seguimos estudiando la sensualidad de las mujeres nos encontramos con que en última instancia no hay generalizaciones, que hay tantos tipos de mujeres como mujeres mismas. Hay un punto en común: que la literatura erótica escrita por hombres no satisface a todas las mujeres y que es tiempo de que escribamos nuestra propia literatura, y que hay una diferencia en nuestras necesidades eróticas, fantasías y actitudes.

Barracas explícitas o palabras clínicas no excitan a la mayoría de las mujeres. Cuando el primer libro de Henry Miller fue publicado, yo predije que a muchas mujeres les gustaría. Pensé que les gustaría la manifestación honesta del deseo, el cual estaba a punto de desaparecer en una cultura puritana; sin embargo, no hubo respuesta alguna en cuanto al lenguaje agresivo y vulgar. El Kama Sutra, el compendio de sabiduría erótica india, remarca la necesidad de acercársele a la mujer con sensibilidad y romanticismo, no ir directamente a la posesión física, sino prepararla con cortesía amorosa. Estas costumbres, hábitos y prácticas varían de un país a otro. En el primer diario escrito por una mujer (escrito en el año 900), La historia de Gengi de Murasaki [Shikibu],[1] el erotismo es extremadamente sutil, está envuelto en poesía, y se enfoca en partes del cuerpo que el mundo occidental raramente toma en cuenta, como el cuello desnudo que se muestra entre el cabello largo y el kimono.

No obstante, sí hay un punto común, que es que la zonas erógenas de la mujer están dispersas en todo su cuerpo, que es más sensible a las caricias y que su sensualidad no es directa ni inmediata como la del hombre.


Hay una atmósfera vibrante que necesita explorarse y que tiene una conexión con el último incitamiento.

La feminista Kate Millet es injusta con Henry Miller. Sea lo que sea que implique ideológicamente, ella no fue lo suficientemente atenta para ver en su trabajó, y aquí es donde yace el verdadero sentido, a Miller le preocupaba la respuesta de la mujer.

Mi pasaje favorito de El amante de Lady Chatterly es este:

Entonces, conforme él se fue convulsionando, hundido en el orgasmo inexorable, surgió en ella un nueva y extraña onda excitante en su interior. Ondeaba, ondeaba, ondeaba como delicadas flamas consumiéndose unas a otras, suaves como plumas, despidiendo pavesas exquisitas, exquisitamente derritiéndose y fundiéndose dentro de ella. Como campanas ondeando incesantemente hasta la culminación. Cayó desvanecida por los gemidos que espetó hasta el final… sintió en sus adentros los brotes de él, un extraño ritmo fluyendo hacia ella con un extraño pasmo in crescendo, hinchándose una y otra vez hasta que llenó y atravesó su consciencia, y después, una vez más, la indecible moción inamovible, remolinillos puros y profundos de sensación girando adentro y más adentro de sus tejidos y su consciencia, hasta que ella toda fue un sentimiento fluido perfecto y concéntrico. Cayó llorando, inconsciente, lloridos inarticulados. ¡La voz brotó de la profunda noche, era la vida!

Fue una desilusión, en nuestros tiempos modernos, descubrir que el cortejo entre las mujeres no adoptó necesariamente una forma más sensual y sutil de obtener placer sin proceder con la misma agresión y el ataque directo de los hombres.

Desde mi perspectiva, esto es lo que creo: el brutal lenguaje que usa Marlon Brando en El último tango en París, lejos de afectar a la mujer, le resulta repulsivo. Denigra y vulgariza la sensualidad; ofrece la mirada puritana acerca de ella como algo bajo, maldito y sucio. Es una perspectiva puritana. No provoca ninguna excitación porque bestializa la sexualidad. Muchas mujeres ven esto como una destrucción del erotismo. Entre nosotras hemos hecho una distinción entre lo pornográfico y lo erótico: lo pornográfico trata a lo sexual grotescamente para llevarla a un nivel animalesco; lo erótico incita lo sensual sin menester de lo animal. Y muchas mujeres con las que he discutido al respecto quieren desarrollar un escritura lejos de los parámetros masculinos. El cazador, el violador para quienes la sexualidad es simplemente un impulso y nada más.

Ligar el erotismo a los sentimientos, al amor y a la selección de determinada persona, personalizarlo e individualizarlo, es una tarea para las mujeres. Así habrá cada vez más y más escritoras que escribirán basándose en sus propios sentimientos y experiencias.

El descubrimiento de las cualidades eróticas de las mujeres, así como la expresión de los mismos, vendrán cuando dejemos de culpar a los hombres por nuestras penas. Si no les gusta el cazador y la caza, es nuestra tarea expresar lo que sí nos agrada y revelárselo a los hombres, de la misma manera que lo han hecho las historias orientales, a los placeres de otras formas de amar. Hasta ahora, la escritura de mujeres ha sido negativa: solamente escuchamos lo que no les gusta. Repudian el rol de la seducción y el encanto para crear la atmósfera erótica con que sueñan. ¿Cómo puede un hombre enterarse de la sensibilidad corporal de la mujer cuando ella viste pantalones de mezclilla que hacen ver a su cuerpo como el de sus contrapartes y sí solamente hay una sola ranura que sirve para la penetración? Si acaso es verdad que la sensualidad de la mujer yace en todo su cuerpo, entonces la forma en que se viste hoy en día es una total negación de este factor.

Ahora bien, hay también mujeres inquietas por el papel pasivo al que son confinadas. Algunas quieren tomar, invadir y poseer al igual que el hombre. Es la fuerza liberadora de nuestra consciencia actual la que queremos renovar para que cada mujer sea un patrón individual, no uno generalizado. Me gustaría que hubiera una computadora que le otorgara a cada mujer un molde diseñado especialmente para sus propios deseos. Esta es la excitante aventura en la que nos encontramos hoy en día: cuestionar todas las historias, las estadísticas, confesiones, autobiografías y biografías para crear nuestro propio patrón individual. Para lograrlo, es menester aceptar lo que nuestra cultura siempre nos ha negado, que es la necesidad de la examinación individual introspectiva. Esta simple tarea nos permitirá saber lo que somos, saber nuestros reflejos, gustos y disgustos, y a partir de aquí podremos actuar sin culpa ni dudas para saber nuestras capacidades. Existe un tipo de hombre que busca hacer el amor igual que nosotras, y hay al menos un hombre así para cada mujer. Sin embargo, para reconocerlo, primero debemos conocernos a nosotras mismas, conocer los hábitos y las fantasías de nuestro cuerpo, los dictados de nuestra imaginación. No solamente debemos saber lo que nos mueve, nos excita y provoca, sino también cómo obtenerlo y alcanzarlo. Y, al final, la mujer debe generar su propio patrón erótico de satisfacción a través de una enorme cantidad de mitad información y mitad revelación.
El puritanismo está muy arraigado en la literatura anglosajona y esto es lo que hace a sus escritores escribir sobre la sexualidad como algo bajo, vulgar y como un vicio animalesco. Algunas escritoras han imitado a estos escritores debido a que no tienen modelos a seguir y en lo único que han tenido éxito es en dar una vuelta a los roles: sus personajes femeninos se comportan como si fueran hombres, hacen el amor y a la mañana siguiente se retiran sin decir una palabra tierna o sin una promesa de continuidad. La mujer se convirtió así en una depredadora, en una agresora. Nada cambió con esto. Todavía nos hace falta descubrir cómo siente una mujer y sobre todo va a tener que expresarlo en la escritura.

Las mujeres jóvenes de ahora sostienen reuniones para explorar su sensibilidad y disipar sus inhibiciones. Una joven profesora de literatura, Tristine Rainer, invitó a varias estudiantes de la Universidad de California en Los Ángeles a discutir literatura erótica y sobre por qué las mujeres se inhíben tanto al momento de escribir de sus sentimientos. Había un tabú muy grande. Pero apenas lograron comunicarse entre ellas sus fantasías, sus deseos y sus experiencias, la escritura, de igual forma, también fue más libre. Estas jóvenes buscan nuevos modelos porque se han percatado que imitar a los hombres no conduce a la libertad. Las mujeres francesas han sido capaces de producir bella literatura erótica porque no lidiaron con el tabú puritano, y algunas de esas escritoras voltearon la mirada hacia el erotismo sin haber sentido que la sexualidad era algo vergonzoso y que debía ser tratado con desdén.

Lo que tendremos que alcanzar, lo ideal, es el reconocimiento de la naturaleza sexual femenina, la aceptación de sus necesidades, el conocimiento de su variedad de temperamentos, y una actitud feliz hacia ella como parte de su naturaleza, tan natural como el brotar de una flor, las olas del mar y el movimiento de los planetas. La sensualidad como naturaleza con posibilidades de éxtasis y goce. O en palabras zen, con posibilidades de alcanzar el satori. Aún vivimos bajo la opresión puritana y el hecho de que las mujeres escriban sobre el sexo no significa que sean libres, porque lo hacen con la misma actitud vulgar y pobre que los hombres, no lo hacen con orgullo y goce.

La verdadera liberación del erotismo estriba en aceptar el hecho de que tiene miles de facetas, hay muchas formas eróticas, muchos objetos, situaciones, atmósferas y variaciones de él.


Primero que nada tenemos que dispensar la culpa de su expansión, después abrirnos a sus sorpresas y variadas expresiones y (aquí añado mi consejo personal para su completo disfrute) fusionarlo amorosa y pasionalmente con una sola persona, mezclarlo con los sueños, las fantasías y las emociones para que llegue a su máximo potencial. En el pasado tal vez haya habido rituales colectivos en los cuales el desfogue sensual haya sido la norma, pero ya no vivimos en una época así, y entre más fuerte sea la pasión por una persona, el ritual de sólo dos personas será más concentrado, intenso y extático.

Traducción de Francisco Serratos.

[1] Anaïs Nin pudo haber confundido el diario de Murasaki con La historia de Gengi, que es considerada por muchos críticos como la primera novela, no un diario.


Texto extraído de: zonalibreradio1

miércoles, 30 de octubre de 2013

POR QUÉ NO SOY UNA CHICA "50 SOMBRAS"...


Es muy difícil hacer una crítica sin caer en cuestiones subjetivas. Comprendo que el éxito de este libro puede ser muy positivo para que muchas mujeres, y hombres, se acerquen a la literatura erótica. Pero a mi particularmente no me ha gustado el libro, e incluso se me ha hecho difícil de leer.

Pasando las páginas de este libro he sentido muchas veces que estaba escrito por un hombre. ¿Cómo una mujer podía dar descripciones sobre la respuesta sexual femenina, a veces, tan lejos de la realidad? Quizá soy yo la que estoy alejada de la realidad... Supongo que por mucho que investigo sobre el tema me niego a pensar que todavía estamos tan atrasados. Pero me pregunto si la "facilidad" de respuesta de esta inexperta joven no hará que otras mujeres se sientan disfuncionales. Supongo que es lo que tiene la ficción, pero la capacidad orgásmica de esta chica es admirable. Sobre todo teniendo en cuenta que nunca antes se había siquiera masturbado.


Leer "50 sombras..." ha sido como leer un cuento Disney pero con algo de erotismo.

A lo que me refiero con esto es que los roles mujer-hombre, bueno-malo, siguen estando ahí Comprendo que una novela erótica no tiene por qué rebatir el modelo normativo. Quizá es solo una opinión personal el hecho que sería deseable ofrecer a las mujeres, y hombres, modelos alternativos de sexualidad y de intimidad.
Por otro lado, creo que es peligrosa la forma en que el BDSM es presentado en este libro. Christian necesita esta actividad debido a los "abusos" que recibio durante su juventud, y Anastasia la acepta simplemente por "amor". Me parece importante comprender que esta actividad es algo muy serio y no es en principio algo patológico. Es algo a lo que las personas implicadas deben acceder libremente, sin ningún tipo de presión.

Yo veo el dolor y el placer - o la sumisión y la dominación- como los dos extremos de un continuo. El dolor no es solo la ausencia de placer, sino también el punto posterior al placer más absoluto. El sumiso tiene poder porque decide colocarse en esa posición; y el dominante lo es solamente porque alguien lo ha colocado en esa situación. Son las dos caras de una misma moneda, y no existen el uno sin el otro.

He observado que tras la publicación de esta trilogía muchas mujeres han tenido la posibilidad de adentrarse en algo desconocido y plantearse nuevas formas de explorar su sexualidad. Esto es algo que me parece positivo. Por otro lado, he observado con alegría un auge de la literatura erótica.



Superada mi decepción, espero que este libro sea solamente un paso para que nuestra sexualidad sea cada día un poco más libre.

Texto extraído de: lilithsexuality.com