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sábado, 17 de octubre de 2015

NO ME DIGAS NENA


No me digas que soy bonita. No me interesa que te guste mi apariencia. Soy más que mi apariencia. Lo que vale de mí está adentro. Es complejo, rebuscado, confuso y en muchas ocasiones contradictorio.

La llama que enciende mis pasiones tiene sed. Sed de conversaciones intensas, pláticas interesantes, discusiones calurosas y cuestionamientos que me hagan pensar, ahondar más en los misterios de este mundo tan absurdo y esta vida tan valiosa y a la vez tan efímera.


No me invites una copa. Invítame a conocer mundos nuevos, a explorar nuevos horizontes. Invítame a descubrir de lo que somos capaces. Invítame a soñar. No me agarres la cintura. Toma mi mano. Apriétala. Hazme sentir viva. Recuérdame que las manos de los seres humanos son como piezas de un rompecabezas, que embonan, que están hechas apara sostenerse unidas.

No me beses con lujuria. Bésame con pasión, con respeto, con entrega. No olvides el
sabor de mi boca. Recuerda que con esa lengua pronuncio las palabras para expresar lo que pienso y lo que siento. Que con esa boca defiendo a la persona desvalida y grito a todo pulmón, para que el mundo escuche mi voz, junto con las voces de mis hermanos y mis hermanas, y sepa que queremos un mundo justo, un mundo unido.


No tomes mi corazón como tu posesión. No es tuyo. Nunca lo será. Siéntete afortunado de que lo comparta contigo. Mi posesión más valiosa, mi vitalidad, está en tus manos. Cuídala, porque no te pertenece. No intentes conquistarme. Jamás seré propiedad tuya, ni de nadie más. Han habido muchxs antes de ti y todxs han intentado colonizarme. Déjame ser libre, mía, pero compartida.

Cuando llore, no me tengas lástima, no seas condescendiente. No me digas qué hacer, ni que todo estará mejor. Ya sé que todo pasa. No quieras pensar por mí, ni sentir por mí. Cuando llore, abrázame. Acaríciame. Recuérdame que no estoy sola. Que tú también lloras. Que está bien llorar.Cuando me equivoque, no me humilles. Recuérdame que soy más que mis errores. Que no soy blanco o negro, que tengo en mí cientos de matices al igual que tú. No me digas que soy perfecta. No me subas a un pedestal porque me voy a caer. No me encierres en una jaula de oro. Veme por lo que soy. No lo que crees que soy o lo que quieres que sea.

Por último, ámame. Ámame como soy. Con mis miedos y mis pasiones. Con mi luz y mi oscuridad . Con mis días alegres y mis días de dolor, tristeza y amargura. Cree en mí. En mi capacidad de amarte. Siempre.
Y nunca olvides que juntxs seremos invencibles.


Texto extraído de: utterlydisclosed

miércoles, 2 de septiembre de 2015

SOY FEMINISTA, SOY HETEROSEXUAL Y NO FOLLO


Querencias:

Quiero tontear, quiero seducción, quiero jugar, quiero follar, investigar, quiero compartir ternura, buenas conversaciones, disfrutar de ello y tener orgasmos en el común.

Por todo lo anterior me declaro jodida, o más bien, no jodida. ¿Con quién coño hago esto? (lo de las buenas conversaciones lo tengo, pero no de las de "en pelotas y entre polvo y polvo, tan divinas ellas)

Si, se que el deseo se construye, como casi todo. También sé, que me viene de lujito darle caña en este sentido al mío. Y si, cual pardilla y en mi línea, trato de pasarme ciertas ideas en las que creo por el cuerpo. Me digo una y otra vez (a modo de mantra) que ganaría mucho haciendo mas amplio mi desear. No me cabe ninguna duda. Pero mientras me recito mantras, yo, sigo queriendo sexoafectivizar cuerpos leídos hombres. Y me siento subnormal, ésto, para no variar. Mi heterosexualidad me oprime, me oprime enormemente. Hay una maravillosa frase que versa así: "El eje del mal es heterosexual". Y si, lo es. Ahí estoy yo y constreñida en mi desear.


Se que está feo hablar de porcentajes, pero si digo que no soporto al 90 por ciento de los tíos y sus masculinidades normativas, no exagero. Tengo momentos de mayor tolerancia al machirulismo. Etapas en las que claudico un poco y apago de algún modo mi vena lúcida, crítica y capaz de darme lo que realmente me gusta y me apetece. Éstas son épocas de flojera, de no fuerza, de dolores de más o soledades excesivas, en las que caigo en cierta mendicidad sexoafectiva... En estas rachas, mi machirulómetro, se queda en modo " mayor tolerancia a las aberrantes microviolencias cotidianas asumidas como normales" Y ésta, la de ahora, desde luego que no es de ese tipo. Pero sí es la etapa del ¡Qué ganas tengo de tonteo, investigación, diversión en este sentido, sexo, etc.! E insisto, me atraen los culetíos (cuerpos leídos tíos) Y la inmensa mayoría de los que yo conozco son unos jodidos machirulos.


Creo que por el momento estoy condenada a la abstinencia. Me repatea, por ejemplo, el hecho de ver a un tipo que se ha hecho un mínimo curro feminista y descubrirme emocionada por ello. Me siento patética ahí. Sobre todo en el momento en el que me doy cuenta, en el cotidiano, que se siguen reproduciendo las mismas mierdas patriarcales (seguimos, quiero decir) ¿Quién se emociona por nuestro curro, por nuestro empoderamiento, por nuestra capacidad de poner límites o nuestro pedir exactamente lo que queremos y no conformarnos con mierdas desde la complacencia? NADIE. Al contrario, a nosotras, a las feministas, se nos machaca, se nos cuestiona constantemente, se nos rechaza, señala, etceterísima. Y por supuesto, no se nos suele desear (casi se me olvida nombrar esto) Nosotras cortamos el rollito (su rollito, claro), provocamos gatillazos.

Quizás, la cosa vaya de ajustar expectativas y centrar esfuerzos nuevamente en lo que yo me puedo currar, desde el adentrico. Mis construcciones y deconstrucciones, vaya, porque lo que es en mi desear actual, la cosa está bien no jodida, y no parece que el panorama que encuentro de culetíos vaya a cambiar mucho visto lo observado.



Texto extraído de: elfeminismoenelcuerpo