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miércoles, 7 de diciembre de 2016

TODXS DEBERÍAMOS SER FEMINISTAS, de Chimamanda Ngozi Adichie


“Reflexión y análisis del texto: Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie”

   “Todos deberíamos ser feministas” es la transcripción de una conferencia impartida por Chimamanda Ngozi Adichie en 2012 en TEDxEuston, durante  un simposio anual centrado en África. El texto, que nos acerca a las experiencias vividas por la propia autora, nos coloca frente a hechos reales  que evidencian la desigualdad a la que nos enfrentamos las mujeres sólo por la condición de serlo. Y aunque su discurso tenga como base de referencia su Nigeria natal, salvo alguna excepción comparativa de la situación de la mujer norteamericana,  esos estereotipos y roles de género que denuncia y hace visibles son comunes en todas las partes del planeta. Porque con su narración Ngozi Adichie  nos muestra la permanencia de la configuración machista en la sociedad. Por muy desarrolladas que se crean algunas,  “El machismo no es sólo el pasado histórico. Es también el pasado vital, es decir, nuestra infancia, nuestro día a día... también nuestro presente”.

            Como bien señala, ¿acaso  no son demasiados los obstáculos que están ahí (en cualquier sociedad) y que, por llevar toda una vida instaurados, parecen intrínsecos a nuestra condición humana, incuestionables y no osamos a rechazar ni a abolir? Obstáculos que por otra parte fueron implantados en otro tiempo distinto y muy distante del actual por otra sociedad, pero que a día de hoy siguen vigentes por muchos siglos que pasen y por muchos Louis que nos digan “No entiendo a qué te refieres cuando dices que las cosas son distintas y más difíciles para las mujeres. Tal vez lo fueran en el pasado, pero ahora no. Ahora las mujeres ya lo tienen bien”. Porque todas tenemos algunos Louis que nos dicen ese tipo de cosas para evidenciar nuestra histeria colectiva antipatriarcal, otro de esos estereotipos que nos achacan a las feministas.

            La normalización de los mal llamados Micromachismos está establecida en demasiadas culturas que a día de hoy se creen libres de machismo solo por “permitir” que la mujer pueda estudiar, votar, trabajar…y en definitiva ser explotada doblemente por el sistema capitalista y patriarcal. Pero del tema Micromachismos ya hablaremos, porque no debemos caer en engaño, el patriarcado no solo está instaurado en los sectores conservadores, de derechas, de determinada franja de edad, no. El patriarcado“es la institucionalización del dominio masculino en TODOS los ámbitos de la sociedad “y lo de las Masculinidades conscientes o Nuevas masculinidades como que nos pilla aún muy lejos. 


            Como ella misma explicó decidió hablar  “acerca de cómo los estereotipos limitan nuestro pensamiento y le dan forma…me da la impresión de que la palabra «feminista», y la idea en sí del feminismo, también se ven constreñidas por los estereotipos….. Decidí hablar de feminismo porque es algo muy importante para mí.…”  Y si, la palabra “Feminismo” está sobrecargada de connotaciones negativas, conceptos distorsionados como el fraudulento argumento de  “El feminismo es como el machismo pero al revés” o el famoso “¿Por qué Feminismo y no Humanismo?”,  intereses socio-económicos fruto de años de patriarcado (¿Quién quiere renunciar a sus privilegios?), manipulación con términos inventados por el patriarcado tales como Hembrismo y no sé cuantas falacias más que nos hacen ser vistas a todas como lesbianas mal folladas que no se depilan, feas, gordas, amargadas y potencialmente exterminadoras de hombres, cuando no unas putas díscolas que vamos enseñando los pechos más allá de los mares sin dejar de ser unas mantis religiosas de nuevo potencialmente exterminadoras de hombres…. Vamos, que el Manifiesto SCUM se nos queda corto a día de hoy!.

Ngozi esto lo suaviza más al hablar de esos estereotipos, “Odias a los hombre, odias los sujetadores, odias la cultura africana, crees que las mujeres deberían mandar siempre, no llevas maquillaje, no te depilas, siempre estas enfadada, no tienes sentido del humor y no usas desodorante” , que van de la mano del concepto que se tiene de las feministas con el cual, ni ella, ni yo, ni muchas, nos sentimos identificadas y que le llevaron a autodenominarse irónicamente como “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres”.

Por todas esas connotaciones negativas del significado de la palabra “Feminista”,  Chimamanda Ngozi Adichie  defiende que “mucha más gente tendría que reivindicar esa palabra” y aboga “por un feminismo sin complejos que incluye la naturalidad incuestionable de que hombre y mujeres deberían tener los mismos derechos y las particularidades que cada uno quiera añadir a su forma de entender los géneros. El problema del género es que prescribe cómo tenemos que ser, en vez de reconocer cómo somos realmente”.

            ¿Por qué algunos de los muchos roles que recaen sobre las mujeres es la dulzura, “ese toque femenino” que reclamaba uno de los subordinados de una jefa,  la falta de rabia y agresividad entendida como ambición o los cuidados del hogar? ¿Por qué nos inculcan a competir entre nosotras en vez de enseñarnos la magnitud y belleza del concepto Sororidad?, ¿Por qué si a una mujer la violan parte de culpa se le achaca a ella?: Demasiado corta, demasiado escote, ¿qué hace caminando de madrugada sola por la calle?, ¿Qué hace sola en una habitación con 4 chicos?.... ¿Acaso la calle no es tan mía como de un hombre y mi cuerpo no me pertenece? ¿Por qué el estigma de la prostitución es de la prostituta y no del cliente que paga por sexo?


Rabia, yo también tengo mucha rabia y me esfuerzo en mi día a día porque no se me note demasiado… ¿Otro rol en el que también caigo? Si, tal vez por la culpabilidad y miedo que nos es inculcado desde la cuna por nacer mujer. Miedo a nuestra libre sexualidad, a nuestra potencialidad, a nuestra inteligencia que debemos “esconder” para “conseguir” marido y no intimidar a los hombres.... Culpa y miedo, a los hombres y a nosotras mismas… ¡Qué bien se lo tiene montado el sistema!


            Siguiendo con el tema del feminismo otra cosa que me llama muchísimo la atención al  respecto, es la “percepción”, está más amable pero igual de errónea, por parte de numerosos sectores de la sociedad de considerar que ser feminista consiste exclusivamente en el reparto de tareas del hogar, o lo que es peor, en que los hombres “ayuden”, sí, “AYUDEN!!!” , en dichas tareas, porque parece ser que la suciedad, el cuidado del hogar, los cuidados en general y demás temas de ámbito doméstico y familiar vienen con nombre de mujer.

 Volviendo al tema de los mal llamados Micromachismos, la autora desde su experiencia nos muestra ciertos hechos cotidianos, que nos evidencian la normalización de los roles y estereotipos de género,  que nos llevan una concepción descafeinada y muy sutil del machismo, tanto que los podemos llegar a considerar pequeños gestos de machismo: los aparcacoches que esperan que paguen los hombres, las/os camareras/os que se dirigen a los hombres invisibilizando a la mujer, las mujeres que se ocupan de labores del hogar, dan las gracias si el hombre las “ayuda” en dichas tareas y ceden en su carrera profesional o en sus sueños para mantener “la paz en el matrimonio”, la niña que saca la mejor nota de clase porque aspira a ser delegada, pero a la profesora se le olvida matizar que sólo los niños varones pueden serlo, el llevar anillo para parecer casada y ser tomada en consideración de una manera seria en el ámbito profesional-laboral.

La autora señala  que “Si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez, acaba siendo normal. Si sólo los chicos llegan a monitores de clase, al final llegará el momento en que pensemos, aunque sea de forma inconsciente, que el monitor de clase tiene que ser un chico. Si solo vemos hombres presidiendo empresas, empezará a parecernos natural que solo haya hombres presidentes de empresas”.

Y aquí es precisamente donde radica mi crítica a la palabra Micromachismo. La palabra “micro”, es un elemento compositivo que  proviene del idioma griego (‘pequeño’) por lo que es un diminutivo para asignar algo muy pequeño.  Así que para que me aclare con lo de los Micromachismos:  que “los hombres gobiernen el mundo”, como dice la escritora, sería machismo o fruto de una sociedad y mentalidad machista, ¿no?. Que nos violen y maten por ser mujeres a parte de delito sería fruto del androcentrismo imperante que se visibiliza a través del machismo y un ejercicio de poder por parte de los hombres y sometimiento de las mujeres. Pero lo de la amiga que se sacrificó por salvaguardar su matrimonio, lo de las/os camareros y aparcacoches  que piensan que el dinero proviene del hombre, o la vez en la que fue interrogada en un hotel de lujo “porque es impensable que una mujer nigeriana pueda ser una clienta que paga su habitación”, vamos, negra nigeriana igual a prostituta , eso ¿sería solo un “pequeño” machismo?...
¿Perdón?, me he perdido algo?.  En palabras de Diana López Varela, autora del libro “No es país para coños”,  ‘micro’ parece que lo hace más endeble, más pequeñito. Y al final todo es machismo puro y duro. El acoso callejero es machismo; el laboral, también. Hablamos de ‘micromachismos’ para referirnos a cosas que no son tan graves como una violación, por ejemplo, pero las mujeres vivimos empachadas de esos ‘micromachismos’. O como bien explica Alicia Murillo, “No existen los micromachismos, porque no hay violencias invisibilizadas en lo cotidiano, lo que hay son personas invisibilizadas: las mujeres. No somos tontas,  somos perfectamente conscientes y capaces de evidenciar esas violencias,  nuestras abuelas las denunciaban a diario, el problema es que sus quejas nunca  fueron escuchadas con respeto. Y así, en lugar de decir: “las abuelas fueron conscientes de ser las esclavas de la casa y muchísimas de ellas se quejaban por esta injusticia” decimos “se llama micromachismo, porque son violencias machistas pequeñas de las que nadie se da cuenta”. De esta forma la academia mata dos pájaros de un tiro, hace ver que son violencias de “poca importancia” y además deja a las mujeres en un lugar infantilizado, incapaces de evidenciar y describir su situación de abuso por sí solas.”


            Respecto a la base que propone la autora para conseguir la igualdad y cerrar la brecha de géneros cierto es que cambiar la sociedad es tarea tanto de hombres como de mujeres, pero que el patriarcado renuncie a esos privilegios robados a golpe de machismo requiere una ardua tarea de educación y concienciación en la que ambos deben implicarse, y eso supone que una de las partes renuncie a dichos privilegios. Lo que si me gustaría añadir es que aunque la autora entienda que el feminismo no es cosa únicamente de mujeres, matizaría que los hombres feministas deben hacerse con sus espacios no reclamando grupos mixtos feministas sino reclamando su propio hueco dentro de los espacios masculinos. La masculinidad es una jaula muy pequeña sí, pero a los hombres compete esta tarea de abrirla…

            Sinceramente el título el texto “Todos deberíamos ser feministas” es bastante gráfico como para no tener claro que concibe una sociedad igualitaria y dado que es el Feminismo es el movimiento que aboga y lucha por esta igualdad real, resulta más que evidente que Todas y todos deberíamos ser feministas. Aunque he de reconocer que  un “Dame un motivo por el cual no ser feminista” hubiera estado muy bien también….

lunes, 25 de enero de 2016

EL SEXISMO QUE OCULTAN LAS PALABRAS


Hoy ya a nadie sorprende oír hablar de la ministra, todo el mundo entiende que la médica es una mujer que ejerce la medicina y no la mujer del médico, y cualquier discurso público que se precie comienza con un señoras y señores, ciudadanos y ciudadanas, candidatos y candidatas… La igualdad legal entre hombres y mujeres y la masiva incorporación de la mujer a todos los ámbitos públicos y privados han modificado la forma de hablar, han feminizado muchos términos referidos a oficios, cargos y profesiones y han forzado cambios expresivos en el lenguaje formal y políticamente correcto. Sin embargo, basta escuchar con intención cualquier conversación cotidiana –da igual que sea banal o profesional–, para descubrir que el lenguaje habitual está lleno de expresiones y estructuras que en el mejor de los casos perpetúan estereotipos que perjudican o invisibilizan a las mujeres y en el peor las denigran.

“Eres una nenaza”, “esto es un coñazo”, “hijo de puta”, “los niños no lloran” son expresiones muy frecuentes y claramente machistas. Pero tampoco es muy igualitario decir “tengo que ir al médico; llamaré a la enfermera para pedir hora” en todas aquellas ocasiones en que no sabemos el sexo de nuestros interlocutores, o “cuando el hombre vivía en cavernas…” para referirse a los seres humanos, o “niños, sacad los cuadernos” en un aula mixta. Las palabras tipa, individua o zorra siguen remitiendo a conceptos que nada tienen que ver con el femenino de tipo, individuo o zorro. Y es habitual escuchar en boca de una mujer “porque uno piensa que…” en lugar de “porque una piensa que…”, o incluso leer que “un joven fue atracado y golpeado por unos gamberros… y su novia también resultó herida”.


“A grandes rasgos podemos decir que hay dos tipos de sexismo en el lenguaje: las bromas, chistes y expresiones machistas, y el derivado del hecho de que el lenguaje tenga unas formas de hablar que oscurecen la presencia de las mujeres y dan prioridad a la realidad de los hombres. El primero es más fácil de controlar, pero el segundo es difícil de corregir porque las reglas gramaticales que han enraizado en el lenguaje son resultado de una sociedad misógina, androcéntrica, que pone al hombre como medida de todas las cosas y utiliza la palabra hombre para referirse a toda la humanidad, padre para hablar de padres y madres, etcétera”, afirma la socióloga Inés Alberdi.

Razón no debe faltarle cuando incluso los lingüistas más conservadores admiten que hay que corregir los usos del lenguaje sexista, evitar el léxico que resulte discriminatorio y feminizar los cargos y profesiones ejercidos por mujeres pero, en cambio, todas las iniciativas encaminadas a dar más protagonismo a las mujeres en el habla que afectan a la gramática suscitan controversia y no terminan de cuajar.

Sin duda el caso más significativo es el uso del masculino genérico. Quienes luchan por erradicar el sexismo del lenguaje rechazan que se utilicen expresiones masculinas para referirse a personas de los dos sexos. Proponen múltiples alternativas: desde el desdoblamiento de los sustantivos –niños y niñas, hombres y mujeres, directores y directoras…–, hasta el uso prioritario de nombres colectivos que hacen referencia tanto a hombres como mujeres –alumnado, profesorado, clientela, adolescencia, licenciatura, infancia, niñez, ingeniería, vejez, jefatura, alcaldía, tutorías, ciudadanía…–, pasando por utilizar quienes –en vez de decir “el que lo vea” usar “quien lo vea” o “quienes juegan al fútbol” en lugar de “los futbolistas, por ejemplo–, evitar el artículo los –y hablar de “jóvenes y ancianos” y no de “los jóvenes y los ancianos”– o incluso emplear el femenino plural como genérico cuando hace referencia a las personas, con ejemplos como “¡juntas podemos!” o “hablar para todas”.

El masculino genérico es el caso más significativo del sexismo en el lenguaje (Rosa Mundet - Propias)

Pero todas estas propuestas tienen multitud de detractores. Tal vez no cuajan porque al menos algunas de ellas no resultan muy operativas. Hay quien encuentra ridículo, artificial y poco eficaz pasarse el día desdoblando sustantivos. “Para mí no es operativo tener que precisar que ayer fui con mis hijos y mis hijas, mis hermanos y mis hermanas al cine, y que hoy he quedado con mis amigos y mis amigas para cenar; la reiteración puede servir para arrancar discursos o escritos oficiales, pero no podemos duplicar la extensión de todas nuestras conversaciones”, expone una de las personas consultadas. “Es cierto que en lugar de decir los españoles consumen podríamos decir la población española, pero la realidad es que nuestras normas lingüísticas reconocen el uso del masculino con sentido inclusivo, para designar a los dos sexos, y no veo razón para no hacerlo”, afirma otra. Tampoco es demasiado bien acogida la propuesta de usar el femenino como genérico. “No podemos escribir y hablar como nos apetezca, ha costado mucho tiempo institucionalizar una lengua para ahora saltarnos las normas”, arguye uno de los detractores.

El uso del femenino para referirse a hombres y mujeres no deja de ser la misma forma de discriminación pero con el otro sexo, pero hay formaciones políticas y grupos de opinión que lo utilizan a modo de protesta y provocación para evidenciar que el lenguaje no es aséptico y que el género de las palabras importa. “Cuando en un congreso mixto de ginecología se habla en femenino y algún ginecólogo se queja porque se siente excluido debe ser que el género sí es importante, así que también debería ser considerado como tal para las mujeres”, ejemplifica la socióloga Marina Subirats.

Su colega Inés Alberdi no alberga ninguna duda de que el género que se usa al hablar trasciende a la gramática. “Hace años una amiga recibió una carta del ayuntamiento de Madrid firmada por el entonces alcalde, Juan Barranco, encabezada por un genérico ‘Querido Luisa’, y decidió contestarla con un ‘Querida Juan Barranco’; la carta molestó mucho, porque aunque se considera que la mujer no debe molestarse cuando se la trata en masculino, el hombre sí se ofende si se le habla en femenino porque existe el convencimiento de que lo masculino es superior”, relata.

De hecho Alberdi cree que es la asociación de lo masculino con mayor valor lo que dificulta muchos de los esfuerzos en favor de un lenguaje menos sexista. “Hay mucha gente, mujeres en muchísimos casos, que se resisten a feminizar nombres, cargos u oficios porque parece que cualquier título en femenino vale menos, y que si una mujer se presenta como arquitecto resulta más serio que si dice que es arquitecta”, comenta.


Eulália Lledó, catedrática de literatura catalana y experta en coeducación que lleva años desarrollando las denominaciones de cargos y oficios en femenino para dar visibilidad a las mujeres, se ha topado con esas resistencias. En su catálogo de profesiones de la A a la Z en masculino y femenino, Lledó explica cómo hay quien pone trabas a emplear el femenino en oficios como músico aduciendo que se puede confundir con la música como arte pero no ve ese problema de confusión con objetos o adjetivos cuando se trata de masculinos como frutero, sereno o estadístico, por ejemplo.

Lledó asegura que una de las constantes de cualquier lengua es la facilidad con que admite palabras nuevas para describir realidades o valoraciones nuevas, y también la facilidad con que se desprende en el uso cotidiano de palabras cuando ya no son necesarias. Por eso opina que aunque parezca que es difícil hablar sin resultar sexistas y que algunas alternativas propuestas parezcan farragosas, si la sociedad toma conciencia de que es importante corregir los tic sexistas del lenguaje acabarán abriéndose paso nuevas fórmulas. “Hace un tiempo parecía extraño utilizar palabras como profesorado o alumnado en el ámbito educativo y ahora están muy generalizadas; igual que podemos decir persona, ser humano o ser vivo en lugar de hombre cuando es sinónimo de humanidad y funciona; y decir fiscala en vez de fiscal te sonará mejor o peor pero, como se ha comprobado con el término ministra, al final es una cuestión de hábito”, reflexiona.

Alberdi está convencida de que todos estos cambios para evitar los usos sexistas del lenguaje serían más rápidos si no existieran organismos reguladores de la lengua como la Real Academia Española (RAE) o el Institut d’Estudis Catalans (IEC). “En el mundo anglosajón ha bastado con que hubiese grupos activos que lo planteaban para promover el cambio de que en las reuniones de universidad o de empresa deje de utilizarse el término chairman para referirse a quien las dirige y se utilice chairperson, del mismo modo que se suprimieron los tratamientos de Miss y Mrs para no discriminar a las mujeres frente a los hombres haciendo alusión a su estado civil y ahora se utiliza el neutro Ms; y en Estados Unidos han cambiado mucho los hábitos lingüísticos y muchos libros dedicados a cómo hacer carrera profesional están escritos en femenino precisamente para que no parezca que es cosa de hombres”, ilustra.

Sin embargo, en España son muchas las voces reticentes a promover cambios forzados en el lenguaje, entre ellas, y en el caso concreto del castellano, las de la mayoría de miembros de la RAE que suscribieron el informe sobre Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer que elaboró el académico Ignacio Bosque. Leonardo Gómez Torrego, especialista en gramática normativa y asesor de Fundéu (Fundación del Español Urgente), opina que hay que distinguir entre léxico y gramática. “El léxico ha de ser políticamente correcto y los cambios se pueden impulsar desde la sociedad, sobre todo por parte de los políticos, de tertulianos y de personas relevantes que pueden favorecer y promocionar modificaciones en el uso de las palabras; pero la gramática es aséptica, tiene unas reglas de género masculino y femenino, de singulares y plurales, de tiempos verbales, etcétera que no podemos cambiar por la fuerza, sino que evolucionan con el tiempo, lentamente”, asegura. Por eso tanto Gómez como Bosque rechazan las propuestas de las guías de lenguaje no sexista que conculcan aspectos gramaticales o léxicos del sistema lingüístico.

Magí Camps, responsable de Edición de La Vanguardia, también considera que “ir contra el masculino genérico es ir contra la esencia gramatical de nuestra lengua” y justifica que hablar en masculino para referirse a hombres y mujeres no es sexista, sino la aplicación del género gramatical de las lenguas románicas, donde el masculino actúa además como genérico. “En inglés es más fácil porque hay más nombres colectivos que engloban a los dos sexos, como parents (padres y madres), children(niños y niñas)…”, señala. Para Camps, la forma de dar visibilidad a la mujer al hablar o en los medios de comunicación no es utilizar el femenino, ni desdoblar constantemente los sustantivos o inventar una terminación en @ difícilmente pronunciable, “sino cuidar el enfoque y la inclusión de voces femeninas para hablar de los temas, y feminizar todas las palabras que tienen desinencia, como ministra, ingeniera, música…”.

Teresa Cabré, catedrática de Lingüística y Terminología de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y miembro del Institut d’Estudis Catalans (IEC), coincide en que el sexismo no es un problema gramatical sino social. “El lenguaje refleja la conceptualización de la realidad en nuestra mente, y mientras no cambiemos la percepción no se solucionará el problema por más que tratemos de visibilizar a la mujer al hablar”, enfatiza.


En cambio Marina Subirats cree que, precisamente porque el lenguaje es la representación mental que tenemos del mundo, es relevante nombrar explícitamente a las mujeres al hablar “ya que si no las nombramos normalmente olvidamos su existencia y la diferencia que supone ser mujer o ser hombre en muchos aspectos”. Y precisa que no se trata de nombrar el masculino y el femenino de forma mecánica, como latiguillo dialéctico constante, sino de utilizar el desdoblamiento de género para evidenciar visiones y realidades distintas. “Un ejemplo muy claro es distinguir entre conductores y conductoras cuando se habla de tasa de accidentes, porque es distinta y hay que dar esa otra visión del mundo”, enfatiza.

Cabré, por su parte, considera que la clave es encontrar un equilibrio entre la eficiencia del discurso y el criterio de quien habla, de modo que la ideología de cada cual inclinará más la balanza en un sentido u otro. En su caso, explica, rechaza el uso del femenino genérico por su convencimiento de que “la gramática cambia por evolución, no forzada”, pero también desaconseja el uso generalizado del masculino genérico que lleva a escuchar “porque uno piensa…” de boca de mujeres, cuando pueden decir “una piensa…”.


En realidad, las fórmulas para no resultar sexista al hablar son bastante personales y cada persona tiene la posibilidad de elegir la combinación idónea de igualdad y normativa lingüística con que se siente más cómoda. Magí Camps, por ejemplo, rechaza el uso del femenino genérico “porque sería romper con nuestra gramática” pero afirma que si imparte clases en un aula integrada por 40 chicas y tres chicos se dirige a su auditorio en femenino.

Ignacio Bosque considera que más que hablar de “uso sexista del lenguaje” habría que hablar de “sexismo con el lenguaje”, del comportamiento sexista de las personas usando el lenguaje como instrumento. “Si los organizadores de un congreso convocan a una cena a ‘los participantes acompañados de sus esposas’, estarán siendo marcadamente sexistas, pero si convocan a una cena a ‘todos los participantes en el congreso’ no lo serán porque en la expresión ‘todos los participantes’ están incluidos los hombres y las mujeres”, opina.

Mayte Rius
Texto extraído de: Lavanguardia.com

domingo, 27 de diciembre de 2015

DE POR QUÉ DIOS ODIA A LAS MUJERES. MISOGINIA EN LA BIBLIA (NUEVO TESTAMENTO)


Ya vimos en anteriores artículos como según la Santa Biblia Dios parece odiar en sobremanera a la mujer. Tanto el Pentateuco como el resto del Antiguo Testamento es una apología a la misoginia y desprecio hacia el género femenino.
Claro, usted amig@ lector@, como buen@ cristian@ que es responderá a esto: “eso fue en el Antiguo Testamento, era otra época; con el Nuevo Testamento todo cambió. Jesús amaba y respetaba a la mujer”
¿Está seguro amigo lector?
Pasaremos a demostrar que con la llegada de Jesús apenas si se pudo disimular un poco el enorme odio que en el pasado Dios mostrara hacia las mujeres; y que con Jesús parece ratificarse.
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- Evangelios.

- Y quizá la prueba más fidedigna del desprecio hacia la mujer en los evangelios y por parte de Jesús era su estado civil. En ningún pasaje Bíblico ni siquiera se insinúa que Jesús estuvo casado o que al menos tuvo una compañera femenina. Esto es verdaderamente sorprendente ya que si Jesús era el esperado Mesías, debería ser ejemplo de hombre recto y de vocación familiar. Según lo que leemos en los 4 evangelios Jesús era soltero; lo cual es sumamente extraño por no decir sospechoso. Al parecer Jesús ocupaba un alto cargo en el sanedrín de Jerusalén porque era llamado “Rabí” o “Maestro”, términos utilizados para personas importantes. Además tenía el derecho de hablar en la sinagoga lo cual nos hace pensar que pertenecía a la alta jerarquía judía. Y es totalmente impensable que dada esta condición Jesús no estuviese casado. Incluso siendo un ciudadano común de Jerusalén hubiese llamado mucho la atención su estado de soltería.
Entiendo que usted amigo creyente lector puede responder: “Pero el que no diga la Biblia que estaba casado no significa que no lo estuviera”… Absolutamente de acuerdo, pero… ¿Por qué ocultarlo? En los evangelios vemos como el resto de los discípulos estaban casados y tenían familia. ¿Por qué ocultar el matrimonio de Jesús?
Si el hombre más grande del universo nunca tuvo relaciones intimas con mujeres ni estuvo casado… ¿Cómo puede ser el mejor ejemplo a seguir? ¿Debemos ser todos célibes?
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- No solo esto… el silencio de los evangelios con respecto a las mujeres es increíble. No hay mujeres discípulos (al menos de forma directa), ni interactuaban con Jesús en las pláticas y enseñanzas. Usted dirá: “lo que pasa es que en la época había mucha represión contra la mujer en el Judaísmo”… cierto, pero… ¿Por qué Jesús no cambió este paradigma y dio el ejemplo tomando a mujeres como discípulos directos? ¿Dónde está el “cambio” que ofrecía Jesús?... ¿O es que acaso Jesús era solo un judío más con un par de ideas novedosas?
Notamos con asombro que las mujeres son nombradas en los evangelios como personajes secundarios y sin importancia.
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- Y el ejemplo más evidente de esta marginación de la mujer es la mismísima virgen María, madre de Jesús.
Uno podría pensar que María luego de haber dado a luz al Mesías y ser fecundada nada más ni nada menos que por el mismo Dios, tendría mayor protagonismo en los evangelios. Pues lamentablemente amigo lector no es así. Luego de que María le fue “útil” a Dios como el receptáculo de Jesús parece ser olvidada por los evangelios. Solo aparece unas pocas veces después con un protagonismo mínimo. Religiones como la iglesia Católica trata desesperadamente reivindicar a la virgen María (muchas veces apoyada en evangelios apócrifos) para justificar la excesiva adoración que se le rinde. Pero lamentablemente en los evangelios canónicos no hay apoyo a esto y la virgen es una de las tantas mujeres vilipendiadas y humilladas por los Judíos.

Y para muestra un botón… vemos con estupor como Jesús maltrata verbalmente a su madre durante las bodas de Caná:
Juan 2,1-5
2:1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2:2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
2:3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
2:4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
2:5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
¿Este es el trato de un hijo hacia su madre?... y no solo eso, Jesús no es un hijo cualquiera, ¡Es el Mesías!... se supone que Jesús siendo hijo de Dios debería de tener una atención para con su madre superior a la de cualquier mortal. Y vemos que lamentablemente no es así.
Notamos que le dice: “¿Qué tienes conmigo, mujer?” (Jn 2,4) que es una frase que nos recuerda muchísimo a la pronunciada por los demonios que poseían al pobre hombre de Gerasa: Marcos 5,7: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?”
¿Qué relación puede haber entre unos demonios y la madre de Jesús?... ¿Casualidad solamente?
Además, Jesús corrobora su desprecio hacia su madre en la siguiente exigencia hacia quienes desean seguirlo:
Lucas 14:26
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
¿Entiende este versículo amigo creyente lector?... para que usted sea un ferviente seguidor de Jesús… debe “Aborrecer a su padre y a su madre”... las excusas y las explicaciones de seguro sobrarán.
Podemos concluir que para Jesús su madre fue… digamos, una “judía mas” que según las normas y leyes judías debía ser humillada y vilipendiada. Esto confirma que Jesús era un Judío en toda regla.

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- Otro capítulo clave en la vida de Jesús es la tierna historia cuando Jesús hace que una mujer Cananea se humille ante él para poder curar a su hija que está poseída. (Ver artículo: Jesús entre la Xenofobia y la necesidad de humillación). En esta lamentable historia vemos que Jesús no solo es racista y xenófobo, sino que desprecia y niega la ayuda a una mujer sola. ¿Cómo puede ser esta la actitud del hijo de Dios/Mesías?... si leyó esta historia verá que compara a la mujer con un perro. Este simple ejemplo nos confirma que Jesús es Xenofóbico, misógino y que odia a los animales (o por lo menos a los perros).
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- Una excusa muy utilizada por el Creyente Cristiano para alegar que Jesús no era misógino sino todo lo contrario, es su trato con otras mujeres en los evangelios en especial con María Magdalena al ser ésta a la primera persona a quien se aparece como Jesús resucitado. Lamentablemente para el Creyente esta “Primera aparición” a la Magdalena ocurre en el célebre fragmento añadido a Marcos 16,9-20 y el caso único del capítulo 20 de Juan. Como es sabido en estos dos casos, Jesús se aparece en primer lugar a ella y no a Pedro, o a los discípulos de Emaús, como sostienen otras tradiciones primitivas. En los otros dos evangelios Jesús aparece al varias mujeres (incluida la Magdalena) por igual.
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- Es muy interesante la posición de Jesús ante las relaciones de pareja y el divorcio:
Mateo 19,3-12
19:3 Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
19:4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,
19:5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?
19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
19:7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?
19:8 El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.
19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
19:10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
19:11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
19:12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Espero que usted amigo Creyente lector entienda cual es el mensaje que Jesús trata de enviar aquí.
Lo primero es que Jesús aprueba el matrimonio (muy bien hasta ahora); pero solo permite anular un matrimonio a causa del adulterio (vers 9); pero luego los discípulos le preguntan: ¿Por qué entonces Moisés SI dio permiso para divorciarse?; Y Jesús responde que fue por un momento dado y que ya está abolido. Los inteligentes discípulos alegan entonces con mucha razón que “Es preferible entonces no casarse”… a lo que Jesús responde que el estar casado no es una condición para todos; y después parece insinuar (o decir de forma directa) que es preferible ser un eunuco antes de tener relaciones con mujeres.
Esto es verdaderamente asombroso.

Ya el solo hecho de no permitir el separarse de una pareja es abominable. El adulterio no es solo la única causa de problemas en una relación. Hay miles de factores por los cuales una pareja prefiere no seguir junta; desde caracteres diferentes hasta maltrato y enfermedades. Pero al parecer para Jesús esto no importa, deben estar juntos para siempre.
Todos conocemos la lamentable situación del maltrato a la mujer en nuestros días. En muchos países del mundo algunos degenerados hombres golpean y maltratan a sus esposas de manera salvaje. Inclusive muchas veces esta situación llega hasta el homicidio. Es impensable la posición de Jesús de mantener unida una pareja a la fuerza solo por mero capricho. Inclusive muchas veces en un matrimonio simplemente se dejan de amar; y lo más sensato es que cada quien busque seguir su vida. Pero Jesús dice que NO; estarás atado para siempre a tu pareja.
Y fíjese bien como en todo este fragmento del evangelio tanto Jesús como sus discípulos solo hablan de “repudiar a la mujer”… en ningún momento hablan de “repudiar al marido”… como siempre en estos casos, es el hombre el que repudia, denigra y desprecia a la mujer; pero el lado contrario ni si quiera se menciona. Es el hombre quien puede en caso de que su mujer fornique, buscarse otra pareja. Al parecer el hombre si puede ser infiel y la mujer no puede “repudiar a su marido”… ¿Dónde está la justicia y la igualdad que Jesús debería pregonar?

Amigo Cristiano lector: ¿está usted divorciado?, ¿o acaso separado?; ¿le ha sido infiel a su pareja?; ¿Ya no hay amor en su relación?... no importa, Jesús le importa un pepino el amor y las relaciones de pareja. A menos que la mujer le “monte los cuernos al marido”… están condenados a mantener esa relación.
En todo caso… y siguiendo las recomendaciones de el infalible Jesús… amigo lector masculino, ¿Quiere evitarse problemas? ¿Quiere acceder al paraíso sin complicaciones?... ¡Fácil!, Hágale caso a la gran sabiduría de Jesús y cástrese (es decir… córteselo) así le será mucho más fácil disfrutar de las delicias del paraíso prometido. Jesús lo dijo muy bien en el vers 12: “Hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”
Así que… ¡A buscar un cuchillo!
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- En los evangelios solo hay 9 pasajes que conciernen específicamente a las mujeres. De los cuales 4 son parábolas. No son muchos si consideramos que las parábolas de Jesús suman unas treinta y ocho (depende de casos dudosos; si deben interpretarse exactamente como parábolas o no). Las parábolas que involucran a las féminas son las siguientes: “La viuda y el juez inicuo”; “la dracma perdida”; “la mujer y la levadura”; “las vírgenes prudentes y las necias”. (*)
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- Epístolas del Nuevo Testamento.

El resto de las epístolas y cartas que están en el Nuevo Testamento también nos muestran una marcada misoginia y odio hacia la mujer principalmente liderada por el gran apóstol Pablo… un misógino de marca mayor. Veamos.
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- 1 Corintios 11:3
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Sin duda para Jesús/Dios el hombre está muy por encima de la mujer ya que (hablando de cabezas): Dios es la cabeza de Jesús, y Jesús es la cabeza del hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer… ¿Por qué Jesús no es la cabeza de la mujer? ¿Misoginia?... este absurdo versículo expone la enorme diferencia entre en hombre y la mujer ante Dios. La mujer nunca se compararía con Jesús y en la pirámide de poder, es siempre la más humillada.
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- Y sigue:
1 Corintios 11,5-7
11:5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
11:6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.
11:7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.
El hombre si puede orar con la cabeza descubierta, pero la mujer no puede. Claro, la única manera que pueda es que la mujer se rape sus cabellos. Solo así puede estar a la altura del hombre.
Le recuerdo amiga cristiana lectora que estos mandatos no son del Antiguo Testamento sino del Nuevo… y es nada más ni nada menos que el iluminado Pablo quien lo ordena.
Amiga Cristiana ¿Va usted a la iglesia a orar con la cabeza descubierta? ¡Pecado!... eso no debe hacerse, solo es privilegio de los hombres. Así que cúbrase o mejor aun si se corta hasta el cráneo su bella y abundante cabellera. No me acuse a mi… dígaselo a Pablo y al Nuevo Testamento quienes se lo ordenan tajantemente.

Bien lo dice el vers 10 “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza”

Así que… ¡A raparse nenas!
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- Efesios 5,22-24
5:22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
5:24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
Ok… seguimos… las mujeres casadas están “sujetas” a sus maridos. Puede sustituir las palabras “sujetas” por “Atadas”, “Encadenadas”, “Sometidas”, “Humilladas”. Ya lo saben, lo que diga su marido, a callar, bajar la mirada y obedecer.
Y lo aclara muy bien en el vers 24… están sujetas a sus maridos “EN TODO”
Entiéndalo, las cadenas del machismo y la humillación estarán en su tobillo para siempre.
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- Colosenses 3:18
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.
… Y ya lo saben mujeres, les “CONVIENE” estar sujetas a sus maridos.
Dios no solo humilla y acosa a las mujeres… sino que también las amenaza.
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- Romanos 7:2
Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.
Claro… la mujer solo estará “Sujeta” a su marido mientras esté viva… si llegase a morir, usted amiga Cristiana puede buscarse otro marido.
Por favor, no malinterprete usted este versículo. Esto no significa que debe matar a su dueño, perdón, a su marido, para ser libre. Por lo que si su marido la humilla, o la golpea o la maltrata, simplemente ruegue y rece por que tenga un accidente.
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- 1 Pedro 3:1
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
No solo Pablo es misógino, sino que Pedro también. Lo deja muy en claro en este versículo.
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- 1 Juan 2:13
Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
No nombra a las mujeres… solo “machitos”.
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- 1 Corintios 7:1
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
¿Tan asquerosas son las mujeres que Pablo recomienda ni tocarlas?
1 Corintios 7,33-34
7:33 pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
7:34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
Y de paso les recomienda a las mujeres que se queden “doncellas” (es decir vírgenes), ya que según el punto de vista del sabio Pablo, la mujer casada debe estar “Sujeta” y dedicada a “agradar” a su marido.
Para una mejor comprensión de este caso, recomiendo que revisen el artículo:“Pablo y las epístolas de Corintios. Entre tabúes, misoginia y corrupción”
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- 1 Corintios 14, 34-35
14:34 vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
14:35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
Estos versículos son todo un clásico. Son los famosos versículos donde el gran Pablo ordena que las mujeres no digan ni “pio” en las iglesias y reuniones religiosas. Les vuelve a ordenar que estén “Sujetas” a sus maridos y a la ley. Y si tienen alguna duda… pregunten a sus maridos, nada de pensar por su cuenta. Les recuerdo que estos versículos están dirigidos a un público NO Judío (la gente de Corinto), así que la excusa de que era un mandato para el pueblo Judío no servirá de nada.
Le pregunto amiga lectora cristiana… ¿Ha hablado usted en la iglesia o en alguna reunión?... si acaso lo ha hecho, lo siento… está faltando a la Biblia, a Jesús y a Dios. Recuerde que debe estar “Sujeta” a su marido. Y solo él le puede responder a alguna de sus dudas.
¡Ni se le ocurra preguntar en su iglesia sobre algo que haya leído en este Blog!... de seguro que la sacan a la calle y la apedrean como Dios hubiese querido.
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- 1 Timoteo 2,11-15
2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
2:13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
2:15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Chicas... ¡Shssst!
Ya lo saben… solo silencio. No les está permitido levantar la voz. Ni enseñar ni meno insinuarle a su marido que hacer. La palabra clave es “Sujeta a su marido”
Y la culpa de todo la tiene Eva que siendo engañada (o sea, que no fue su culpa) incurrió en el pecado. De nada vale que el tonto de Adán también pecase a pesar de que Dios se lo advirtió muy bien. La culpa siempre es para la mujer.
Claro… la única manera de que usted amiga Cristiana se salve es convirtiéndose en una máquina de hacer cristianitos… claro, con mucha modestia.
Bromas aparte… este es uno de los versículos más humillantes y ofensivos hacia las honradas mujeres Cristianas. Se le corta el derecho de hablar, de enseñar de protestar y se les condena a ser unas meras “paridoras” de niños… todo a causa de un Dios y escritores misóginos y arcaicos.
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- Nótese que en la mayoría de estos desagradables versículos se utiliza el término: “Sujeta”… “la mujer está SUJETA al hombre”
Veamos que dice RAE de esta persistente palabrita:
- sujeto, ta.
(Del lat. subiectus, part. pas. de subiicĕre, poner debajo, someter).
Sujeta es igual a SOMETER…
Hay que “Someter” a las mujeres. Este al parecer es el misógino mensaje de estos absurdos versículos.
¡Vaya si lo han acatado algunos!
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Vemos con estupor y asombro que la “Misoginia y el odio a las mujeres” no es exclusivo solo del Antiguo Testamento. Jesús vino a poner el sello definitivo de esta aberración. Las mujeres son posesiones de los hombres por lo tanto están “sujetas” a él.

Así de sencillo. No hay alternativas. Solo silencio, cabeza baja, sujeción, ataduras y vejaciones. Este es al parecer el amargo destino de las mujeres según el Nuevo Testamento.

Luego de leer todas estas barbaridades y monstruosidades me pregunto:
¿Por qué no son todas las mujeres Ateas?

(*) Jesus y las Mujeres. A.Piñero. edit. Aguilar. (2008)
Texto extraído de: ateismoparacristianos

domingo, 13 de diciembre de 2015

MATADLAS A TODAS


Somos cómplices silenciosos de una plaga que nadie se atreve a llamar así.


Hay un momento en La cosa (1982, John Carpenter) en que McReady, el personaje de Kurt Russell, reúne en un círculo —bengala en mano— a todos sus compañeros. “Seguro que no todos sois cosas, algunos debéis de ser humanos porque si no ahora mismo me atacaríais”. Yo también quiero creer que ahí fuera no todos son alienígenas.

Quiero creer que no vivo en un país de cafres, descendientes directos del neandertal, hijos de una tara neuronal que les obliga a asesinar a sus mujeres. Me consolaría saber que todos esos homicidas son una excepción, un simple fallo en la cadena evolutiva, el producto de unos antepasados con graves problemas de adaptación que acabaron transmitiendo sus genes a ejemplares fallidos, machos alfa venidos a menos.

Cincuenta y cuatro mujeres han sido asesinadas hasta el día de hoy(pos desgracia  tal vez cuando este artículo caiga en vuestras manos sean más las ASESINADAS) . Sus asesinos son presuntos, los cadáveres no. Cincuenta y cuatro víctimas en once meses. Si un grupo terrorista musulmán hubiera reivindicado cincuenta muertes en España en menos de un año no habría lugar en el infierno en el que pudieran esconderse. Aquí los agresores se esconden a plena vista: se mofan en Twitter, persiguen en Facebook, acosan por email. Algunos los justifican. Son los del «algo habrá hecho», los del «la culpa es de la ley que criminaliza al hombre», los de la jauría con vocación de piara donde uno ve los rostros de ciertos tertulianos. Los de «¿y las denuncias falsas qué?», como si un asesinato fuera el equivalente conceptual al falso testimonio. Llamamos “feminazis“ a las que nos molestan (lo que demuestra un dominio peripatético de los condicionantes históricos y del régimen nacionalsocialista en general), “maricones” a los que se solidarizan con ellas y “tontos” a los que abogan por un gran pacto de estado contra la violencia de género o simplemente protestan.

Seguimos el protocolo a rajatabla, eso sí: guardamos un minuto de silencio, ponemos la bandera a media asta, hacemos una manifestación. Y así hasta la próxima. Silencio, bandera, manifestación. Si le diéramos al fast forward eso sería todo lo que veríamos: una muerte tras otra, seguida de un silencio, una bandera a media asta y una manifestación.


Hace unas semanas vimos a tres de los presuntos responsables de las muertes por cortesía de la prensa: uno era un ricachón que abusaba de las drogas, el otro un ejemplar de gimnasio, el tercero un don nadie que se calzó un pasamontañas y unos guantes de látex para apuñalar a su mujer en plena calle. El primero ejecutó a su familia antes de pegarse un tiro; el segundo está en busca y captura después de matar a su exnovia y una amiga de esta; al tercero le cogieron en la calle, cuando ya había matado.

Ninguno de ellos, a pesar de su presunto tormento, escogió acabar con su propia vida antes de tomar la de los demás. Ninguno fue a la tienda a comprar una soga y se fue en silencio, sin molestar: todos tomaron la decisión de matar.
Porque podían. “La maté porque era mía”, dicen sin ambages. Cincuenta y cuatro mujeres han perdido la vida porque cincuenta y cuatro hombres no aceptaron que ellas podían hacer lo que les diera la gana con sus vidas. Ellas pueden dejarnos, manipularnos, amarnos o largarnos, y eso no puede ser, por supuesto, piensa el homínido, metido en un círculo de pensamiento que a veces comparte abiertamente con los colegas. Porque este es un país de hombres, de muy hombres, y no vamos a permitir que ellas hagan lo que les de la gana. ¿Qué se habrán creído? Y sí, esto no es México, ni Finlandia.

No somos seres de luz, ni espíritus libres, ni criaturas piadosas. Somos cómplices silenciosos de una plaga que nadie se atreve a llamar así. Cada vez que un hombre insinúa la responsabilidad colectiva que deberíamos asumir por el continuo menosprecio que sufre la mujer en nuestro país, una avalancha de insultos sepulta al majadero y le recuerda que aquí mandan los tipos de pelo en pecho y verbo ligero. Aquí somos muy machotes y hay que decirlo tantas veces como convenga.

Llegados al punto en que estamos ahora, donde muchas (muchas más de las que creemos) viven en el pánico más estruendoso sin que nadie mueva un dedo para aliviarlas, va siendo hora de escoger bando, más que nada para saber cuántos somos y cuántos son ellos. No hay equidistancia posible, no cuando las apuñalan, queman, disparan y humillan. No caben las contemporizaciones, , los eternos blablablá de los politicastros de turno o las excusas de baratillo que acaban resumidos en un «es que es muy complejo».


Tampoco caeré en la tentación de pensar que en otros sitios esto no pasa. Esto pasa en todas partes, pero este es el país en el que vivo, ese que presume de haber cerrado etapas y superado heridas y en el que un niño de doce años puede soltarle en la televisión pública a una niña de la misma edad “las chicas ya sabéis limpiar genéticamente” y que a todo el mundo le parezca hilarante.

Ya no basta con decir basta y mirar de lejos, entornando los ojos. Sabiendo como sabemos que a más muertes menos sensibilización, quizás deberíamos empezar a practicar el noble arte de quitarnos de encima a todos aquellos machos que reducen el asesinato, la tortura y la persecución a un simple “vete a saber qué ha pasado en realidad”.


El asesinato es injustificable (soltar estas perogrulladas en pleno siglo XXI es ciertamente vergonzante, pero comprarse un arma para matar a tus hijos y a tu mujer porque te van mal las cosas puede que sea un poquito peor), el odio a las mujeres es repugnante y la creencia de que alguien (quien sea) es de nuestra propiedad fue abolida hace muchos lustros. Nos cargamos la esclavitud (por lo menos eso dijimos) pero la seguimos practicando. No las atamos con cadenas, nos limitamos a rociarlas con alcohol y acercarles un mechero (hace unas semanas, un chaval de veinte años, España) o a advertirles de lo que pasará si se les ocurre contradecirnos. Seguimos con “el mujer tenía que ser” y el “saliendo así vestida, ¿cómo no le va a pasar algo?”. Seguimos riéndonos con los piropos de los babosos y considerando a las mujeres por la amplitud de su escote y la extensión de su minifalda: las que follan mucho son unas putas; los que follan mucho, unos conquistadores.

Perpetuamos y empeoramos el discurso generacional que arrastraban nuestros abuelos, cuando la abuela se quedaba en casa y el abuelo se ganaba el sustento. Y lo peor de todo es que nos da igual. En general. Con poquitas excepciones. Algunas feminazis, algunos maricones y algunos tontos. Nadie ha levantado la voz. Quizás por miedo, puede que por indiferencia, chi lo sá?


El otro día, después de que El Mundo publicara una carta de una mujer, Sara Calleja, que había decidido suicidarse ante el acoso de su expareja, a uno se le caía el alma a los pies al leer los comentarios de los lectores. Ya sabemos que la narrativa de un artículo ya no se acaba con el punto final del texto sino que empieza donde arranca el primer comentario y que es ahí donde se dirime la suerte del texto. Estoy seguro de que en este, como en aquel, podremos leer un sinfín de operetas quejosas sobre lo malvada que es la fémina, la cantidad de denuncias falsas que justificarían hasta el asesinato de Ghandi, amén de descalificaciones de ligeras a gruesas y recordatorios de lo bien que tratamos a las señoras en España los días laborables. Porque eso es lo mejor: lo activos que son los perseguidores del sentido común. Si setenta u ochenta mujeres mueren al año asesinados por su pareja en nuestro país podría decirse que tenemos un grave problema estructural con la violencia de género, verdad? Si ochocientas mujeres han muerto desde 2005 incluso podríamos arriesgarnos y afirmar que no es un hecho coyuntural sino sistémico, ¿no?


Después de la mencionada carta en El Mundo, el periódico consiguió hablar con la juez del caso, una señora que afirmaba no tener ningún instrumento a su alcance para evitar finales como este. Lo mejor llegaba al final, cuando se le preguntaba si estaba satisfecha con su trabajo: «Sí. Desde el momento que nos entró la primera denuncia, Sara estuvo totalmente protegida».

Quizás ese es el problema: que fingimos ser ciegos y sordos. O —quién sabe— puede que en realidad lo seamos.

Toni García
Texto extraído de: lamarea.com

viernes, 4 de diciembre de 2015

EL DECÁLOGO DEL NEOMACHISMO O CÓMO PERPETUAR LA DESIGUALDAD DE GÉNERO SIN PARECER MACHISTA


En la web proliferan mensajes posmachistas que son una reacción patriarcal a los avances en derechos de las mujeres.

"Tiene un discurso políticamente correcto, pero es el machismo de siempre", afirman las autoras del estudio 'Neomachismo en espacios virtuales'


Uno de sus planteamientos es que existe un alto número de denuncias falsas por violencia machista, pero solo representan el 0,01% del total, según la Fiscalía General del Estado

Marta Borraz


"Ni machismo ni feminismo" o "La violencia no tiene género", algunos de los lemas de Vox al irrumpir en la marcha del 7N /
Raquel Ejerique
Suele posicionarse contra la Ley Integral contra la Violencia de Género de 2004 o el lenguaje no sexista y habla de un alto número de denuncias falsas por violencia machista. Es el llamado neomachismo (o posmachismo) que, según las personas expertas consultadas, ha aterrizado como una reacción patriarcal a los avances en derechos de las mujeres conquistados en los últimos años. "Es el machismo de siempre, pero con un discurso transformado para poder introducirse y calar en el mundo actual", según las investigadoras Trinidad Donoso y Nieves Prado.

Pero, ¿en qué se diferencia del machismo como tal? "Tiene un discurso políticamente correcto hacia los principios de igualdad y la inferioridad natural de la mujer no se acepta en esta corriente, al menos no como discurso enunciado", afirman las expertas, que han realizado un estudio sobre ' Neomachismo en espacios virtuales'. Es ahí, en la red, donde proliferan mensajes de este tipo y comentarios que pueden condensarse en estos diez.


1. "La violencia no tiene género"


Era uno de los lemas que la formación política Vox llevaba en sus pancartas al irrumpir en la marcha contra las violencias machistas del pasado 7N."Todos los seres humanos podemos ser violentos", sostiene Rubén Sánchez Ruiz, psicólogo y formador en materia de violencia machista, pero esta frase "ignora que esta es una violencia específica".

Para Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la violencia de género, "obvia que vivimos en un sistema patriarcal y que hay una construcción cultural que minimiza y justifica la violencia del hombre sobre la mujer", que ha provocado el asesinato de 48 mujeres en lo que va de año, según cifras oficiales. Lorente afirma que esta violencia es distinta a otras porque, entre otras cosas, "se normaliza y responsabiliza a la propia víctima".

Mensaje en Twitter de la Guardia Civil sobre violencia de género.

2. "Ni machismo ni feminismo, igualdad real"


El posmachismo suele reaccionar ante el uso de la palabra feminismo, que "a pesar de ser un pensamiento liberador, lo ve como un ataque y es producto del desconocimiento", resume Lorente, y lo equipara con el machismo para acabar concluyendo que lo que defiende es la igualdad real. Sin embargo, son planteamientos que persiguen lo contrario. Según la Real Academia Española, el machismo es "la actitud de prepotencia de los varones sobre las mujeres" y el feminismo es "un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres".


3. Cuestionamiento de la Ley Integral contra la Violencia de Género


Muchos consideran la norma, aprobada en 2004, "discriminatoria para los varones", analizan Donoso y Prado en su investigación. De hecho, existen grupos y asociaciones "de afectados" por la ley porque "se sienten atacados por todo aquello que cuestiona su poder y se presentan como víctimas", explica Sánchez. Pero la norma, "con sus más y sus menos supuso un hito porque, entre otras cosas, intenta visibilizar esta violencia específica".


4. Un alto número de denuncias falsas?


Las expertas coinciden en que la falsa creencia de que hay un elevado número de mujeres que interponen denuncias falsas por violencia machista es uno de los argumentos estrella del posmachismo. Sin embargo, según la Memoria Anual de la Fiscalía General del Estado con datos de 2014 solo el 0,01% de las mismas lo son. Se trata de un comentario habitual que hace pocos meses utilizó el expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina en Twitter:


"Las confunden con las absoluciones, que demuestran que los elementos de prueba no son suficientes para la condena y persiguen potenciar el mito de que las mujeres lo hacen para beneficiarse", dice Lorente. "¿Por qué no se habla de denuncias falsas en otros ámbitos en los que son mucho mayores?", se pregunta.


5. El Síndrome de Alienación Parental (SAP)?


En 1985 el psiquiatra Richard Gardner acuñó este término para hacer referencia a la manipulación por parte de un progenitor de los hijos e hijas para enfrentarlos al otro, normalmente por parte de la madre. Con ello, se consigue el cambio de custodia en un proceso de divorcio en base a que ella "lava el cerebro" de su hijo con el objetivo de destruir los vínculos con su padre. Este supuesto síndrome carece de consenso científico y no ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud.

El peligro radica en que "se está dando en muchos casos de violencia machista y al final el hijo acaba con el agresor", denuncia Sánchez, para el que "los procesos de divorcio son complejos y puede haber manipulación por parte de los progenitores". Sin embargo, afirma, "es criminal convertirlo en un síndrome de la mujer". Según la macroencuesta de 2011, un 73,4% de mujeres víctimas de violencia de género salen de ella a través de la separación, sin interponer denuncia. Lorente califica el SAP como "trampa" porque "evita que nos preguntemos por las verdaderas causas para que los hijos muestren ese rechazo que, en muchos casos, son la violencia que han visto y vivido en el hogar".


6. El lenguaje no sexista


Burlarse del lenguaje inclusivo, que pretende romper con la forma en que lo masculino se ha impuesto como universal, es otro de los rasgos del posmachismo, según las expertas consultadas. Sánchez defiende su utilización porque "lo que no se nombra no existe", dice, "ya que el lenguaje regula el pensamiento y éste regula las actitudes". Lorente opina que se trata de "un rechazo al significado de lo que defiende este planteamiento comunicativo". Algo que demuestra que "nunca nos hemos cuestionado la utilización de 'damas y caballeros', pero sí de 'todas y todos'".


7. Uso del término "feminazi" o "hembrista"


En los últimos años se ha extendido el término "feminazi" para referirse a mujeres feministas que luchan por sus derechos haciendo alusión a que pretenden tratar a los hombres como los nazis a los judíos. El término fue popularizado por un locutor de radio estadounidense vinculado al Partido Republicano para nombrar a las mujeres que defendían el derecho al aborto. El hembrismo, por su parte, es utilizado como analogía del machismo para citar "la discriminación sexual, de carácter dominante, adoptada por las mujeres". Términos "que no responden a realidades", afirma Sánchez, y que "se usan de forma despectiva para decir que somos nosotros los intolerantes e irrespetuosos".

Un cartel aparecido este martes en una calle cercana al Juzgado de violencia contra la Mujer número 6 de Madrid

8. "La igualdad ya se ha conseguido"


"La certeza absoluta de que la igualdad real y formal de mujeres y hombres se ha conseguido" es otra de las características del posmachismo, según Donoso y Prado. Algo que lleva aparejado que "ya no es necesaria ninguna lucha feminista". En opinión de Lorente "se ha logrado actuar sobre la parte más superficial de la desigualdad, pero no sobre las causas". Las trabajadoras cobran un 23,9% menos que ellos por trabajos de igual valor y el 95% de las personas que están fuera del mercado laboral para dedicarse a los cuidados son mujeres.


9. Contra las cuotas


Existen opiniones diversas sobre la eficacia de las cuotas, incluso dentro del propio movimiento feminista. Pero el posmachismo suele posicionarse en contra porque "lo considera un ataque ya que estas iniciativas buscan modificar privilegios que la cultura les ha concedido a los hombres", dice Lorente, que considera importantes las cuotas porque "dirigir iguales acciones a quien ocupa una posición aventajada y a quien ocupa una inferior hace que avancen las dos partes, pero manteniendo la desigualdad entre ellas".

La ley de 2004 fijaba como recomendación un 40% de mujeres en el Consejo de Administración de las empresas, pero solo un 18,6% ocupa estos puestos. "Esta cifra no es una situación natural, también es una cuota, la cuota del machismo".


10. Beneficio económico del que defiende la igualdad


Este planteamiento se basa en que el feminismo utiliza la lucha en favor de los derechos de las mujeres con el objetivo de ganar dinero. Un argumento empleado por el periodista y escritor, Arcadi Espada, que el 12 de noviembre publicó un artículo en El Mundo sobre la marcha del 7N en el que aludía a que la manifestación solo buscaba "hacer negocio con el crimen". Para Lorente, es un juicio "muy efectivo en época de crisis", pero lo que no se dice es que "hay gente que lleva 30 años dejándose la piel y luchando contra la violencia machista en una situación de muchísima precariedad", añade Sánchez.

Texto extraído de; eldiario.es