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sábado, 24 de octubre de 2015

ESTAS 14 FEMINISTAS TIENEN ALGO QUE DECIRTE SOBRE EL AMOR

El amor romántico ha sido y sigue siendo uno de los temas de los que más hablan y escriben feministas del mundo entero. Ya sean africanas, europeas, afroamericanas o latinoamericanas, todas ellas son conscientes de la importancia de romper con los mitos románticos para luchar contra la violencia de género.


Estas 14 frases son de feministas que tienen algo importante que decirte sobre el amor, la pareja y el matrimonio.


1. «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal».
(Simone de Beauvoir)


2. «“Por amor” aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos “por amor”, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. “Por amor” nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. “Por amor” abandonamos nuestros sueños y metas, “por amor” competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, “por amor” lo dejamos todo… Por eso este “amor” no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es fantasía mitificada, pero no es amor».
(Coral Herrera Gómez)



3. «En el amor seguimos siendo muy idealistas. Somos supermodernas, con todos los elementos de la modernidad -pensamiento crítico, principio de realidad, análisis concreto-, pero en el amor nos perdemos, y seguimos queriendo amar y que nos amen según los mitos tradicionales, universales y eternos que han alimentado nuestras fantasías».
(Marcela Lagarde)


4. «El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban».
(Kate Millet)


5. «Como soy una mujer, se espera que yo quiera casarme, se espera que en todas las decisiones de mi vida siempre tenga en mente que el matrimonio es lo más importante. El matrimonio puede ser una fuente de alegría, amor y apoyo mutuo pero ¿por qué se enseña a las chicas a que deseen casarse y no se enseña lo mismo a los chicos?».
(Chimamanda Ngozi Adichie)


6. «Cada una de nosotras ha estado tan hambrienta de amor por tanto tiempo que queremos creer que el amor, una vez que lo hayamos encontrado, será todopoderoso».
(Audre Lorde)


7. «Nunca ofrezcas tu corazón a alguien que come corazones, alguien que cree que la carne de corazón es deliciosa y no rara, alguien que succiona los líquidos gota a gota y que, con el mentón ensangrentado, te sonríe».
(Alice Walker)


8. «Si las mujeres pudieran contemplar con mayor serenidad la posibilidad de una vida sin pareja, sin sentirse por ello solas o fracasadas, o con una pareja mujer, sin sentirse por ello abyectas y rechazadas, no aguantarían tanto la violencia de los machos».
(Itziar Ziga)

9. «No voy a decir que haya que suprimir el amor de nuestra vida, sino que hay que introducir otras cosas en ella, para equilibrarlo. La gente dice que el amor es lo más importante de la vida, pero yo no estoy de acuerdo. Creo que la libertad es muy importante, así como la justicia, la solidaridad… Puede que el amor sea una de las cosas más importantes, pero no la única, ni la principal».
(Mari Luz Esteban)


10. «Es muy común que las mujeres piensen que soportar el maltrato y la crueldad y luego perdonar y olvidar es una muestra de compromiso y amor. Pero cuando amamos bien sabemos que la única respuesta sana y amorosa al abuso es alejarnos de quien nos hace daño».
(Bell Hooks)

11. «Es más fácil vivir a través de alguien más que convertirte en una persona completa tú misma».

(Betty Friedan)


12. «Para entender cómo funciona cualquier sociedad debemos entender la relación entre los hombres y las mujeres».
(Angela Davis)


13. «Tú piensas que si él no te ama entonces tú no vales nada. Piensas que si él ya no te quiere él tiene razón, crees que su opinión sobre ti debe ser correcta. Piensas que si él te desecha es porque eres basura. Tú piensas que él te pertenece a ti porque tú sientes que le perteneces a él. No. “Pertenecer” es una mala palabra, especialmente cuando la usas con alguien que amas. El amor no debería ser así».
(Toni Morrison)


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14 «Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que esta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y nuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento».
(Robin Norwood)


Texto extraído de: soyunachicamala

miércoles, 26 de agosto de 2015

CELOS, CAUSAS Y POSIBLE CURA, por Emma Goldman

Emma Goldman
Celos, Causas y posible cura


Texto extraído de "La hipocresía del puritanismo y otros ensayos"

Nadie en absoluto capaz de una intensa vida interior consciente, necesita tener la esperanza de escapar de la angustia mental y el sufrimiento. El dolor, y a menudo la desesperación, por la llamada idoneidad eterna de las cosas son los compañeros más persistentes de nuestras vidas. Pero estos sentimientos no llegan a nosotros de la nada, sino a través de las malas acciones de la gente. Éstas condicionan nuestro propio ser, en efecto, están entrelazadas a través de miles de gruesos y suaves hilos con nuestra existencia.

Es absolutamente necesario que nos demos cuenta de esto, porque la gente que no deja escapar la noción de que su desventura se debe a la debilidad de sus compañeros, nunca puede superar el odio y la maldad mezquina que constantemente culpa, condena y acosa a aquellos por algo que es inevitable, como parte de sí mismos. Esa gente no llegará a las alturas de una verdadera humanidad al que el bien y el mal, la moral y la inmoralidad, no son sino términos limitados a las emociones humanas en el mar de la vida.


El filosofo del “Más allá del Bien y el Mal”, Nietzsche, en este momento se le ve como el perpetrador del odio nacional y la destrucción de ametralladoras; pero solo los malos lectores y malos alumnos lo interpretan así. “Más allá del Bien y el Mal” significa más allá de la persecución, más allá de juicios, más allá de matar, etc. “Más allá del Bien y el Mal” abre a nuestros ojos a lo más profundo de la afirmación individual combinada con el entendimiento de otros que no son como nosotros, que son diferentes.

Con eso no me refiero al torpe intento de la democracia de regular las complejidades del ser humano a través de la igualdad externa. La visión de “Más allá del Bien y el Mal” apunta a la derecha de uno mismo, a la personalidad de uno. Tales posibilidades no excluyen el dolor del caos de la vida, pero excluyen la rectitud puritana que sienta juicio sobre todos, excepto uno mismo.

Resulta evidente que el más completo radical (y es que hay muchos que no poseen sentido común) debe aplicar este profundo reconocimiento humano de la relación entre el amor y el sexo. Las emociones sexuales y el amor están entre las más intimas, las más sensibles e intensas expresiones de nuestro ser. Están tan relacionadas con los rasgos físicos y psíquicos individuales que cada romance acabaría en un romance independiente como ningún otro. En otras palabras, cada amor es el resultado de las impresiones y características que las dos personas involucradas le dan. Cada relación amorosa debe, por su misma naturaleza, permanecer como un romance privado. Ni el estado, ni la iglesia, ni la moral, ni la gente deben meterse con eso.

Desafortunadamente este no es el caso. La relación más íntima es objeto de prohibiciones, regulaciones y coerciones, sin embargo estos factores externos son absolutamente ajenos al amor, y por lo tanto llevan a eternas contradicciones y conflictos entre el amor y la ley.

El resultado de esto, es que nuestra vida amorosa se mezcla con la corrupción y la degradación. El “Amor Puro” tan aclamado por los poetas, es hoy en día matrimonio, divorcio y disputas, de seguro un raro espécimen. Con el dinero, estatus social y posiciones como criterios para el amor, la prostitución es inevitable, incluso si se cubre con un manto de legitimidad y moralidad.

El mal más prevaleciente de nuestra mutilada vida amorosa son los celos, a veces descritos como “El Monstruo de Ojos Verdes” que miente, engaña, traiciona y mata. La noción popular es que los celos son innatos y por lo tanto no se pueden erradicar del corazón humano. Esta idea es conveniente para aquellos que carecen de la habilidad y la astucia para profundizar en la causa y el efecto.


Angustia por un amor perdido, por el hilo roto que le daba continuidad del amor. El dolor emocional ha inspirado las más sublimes palabras, profundos puntos de vista y la exaltación poética de un Byron, Shelley, Heine y otros de su tipo. ¿Pero alguien podrá comparar este dolor con lo que comúnmente se llama celos? Son tan diferentes como la sabiduría y la estupidez. Como el refinamiento y la tosquedad. Como la dignidad y la coerción brutal. Los celos son lo opuesto al entendimiento, a la simpatía, a un sentimiento de generosidad. Los celos no le aportan nada al individuo, no lo hace grande y fino. Lo que hace es cegarlo con ira, atormentarlo con sospechas y herirlo con envidia.

Celos, las contorsiones de lo que vemos en las comedias y tragedias matrimoniales, son invariablemente de un solo bando, intolerantes acusadores, convencidos de su propia rectitud y de la maldad, crueldad y culpa de sus victimas. Los celos no intentan entender, su deseo es castigar, tan severamente como les sea posible. Esta noción está incorporada en el código de honor, representada como un duelo o una ley no escrita. Un código que sostiene que la seducción de una mujer debe ser expiada con la muerte del seductor, incluso donde la seducción no tuvo lugar. Donde ambos han cedido voluntariamente a la tentación más profunda, el honor solo se restaura cuando hay sangre derramada, sea la de él o la de ella.

Los celos están obsesionados con la posesión y la venganza. Están acorde con todas las leyes punitivas sobre los estatutos que se adhieren a la barbárica noción de que una ofensa, que es a menudo simplemente el resultado de los males sociales, debe ser adecuadamente castigada o vengada.

Se puede encontrar una fuerte discusión contra los celos en los escritos de historiadores como Reclus, Morgan y otros, como en las relaciones sexuales entre la gente primitiva. Cualquiera que esté familiarizado con sus trabajos sabe que la monogamia es una versión tardía del sexo que tuvo lugar gracias a la domesticación y apropiación de la mujer, lo que ha creado un monopolio sexual y la inevitable sensación de celos.


En el pasado, cuando los hombres y mujeres se entremezclaban unos con otros sin la intervención de leyes ni moral, no podía haber celos, porque el principio se basa en la presunción de que el hombre tiene un monopolio sexual sobre cierta mujer y vice-versa. En el momento en que alguien se atreve a ir mas allá de este recinto sagrado, los celos estarán al alza. Bajo estas circunstancias es ridículo decir que los celos son perfectamente naturales. De hecho, es el resultado artificial de una causa artificial, más nada.

Desafortunadamente, no son solo los matrimonios conservadores los que están saturados con esta noción del sexo monopolizado; las llamadas uniones libres también son victimas. Podría decirse que esta es otra prueba más de que los celos son un rasgo innato. Pero debe tenerse en cuenta que el sexo monopolizado ha sido transmitido de generación en generación y se ha plasmado como la base de la pureza de la familia y del hogar. Y justo cuando la iglesia y el estado vieron el sexo monopolizado como la única forma de asegurar los lazos maritales, ambos han justificado los celos como una legítima de defensa para la protección del derecho de propiedad.

Ahora, mientras la mayoría de la gente ha superado la legalidad del sexo monopolizado, pero no ha superado sus hábitos y tradiciones. Por eso, han sido tan cegados por el “Monstruo de Ojos Verdes” como sus vecinos conservadores al momento en que sus posesiones están en juego.

Un hombre o mujer lo suficientemente libre y maduro para no interferir ni armar un alboroto por las atracciones externas de la pareja seguro será despreciado por sus amigos conservadores y ridiculizado por los más radicales. Será llamado degenerado o cobarde; con mucha frecuencia se le imputaran motivos materiales menores. Estos hombres y mujeres serán objeto de chismes y chistes de mal gusto por el solo hecho de que le conceden a sus esposas, esposos o amantes, derechos sobre sus propios cuerpos y expresiones emocionales sin montar escenas celosas ni amenazas de muerte al intruso.


Hay otros factores que influyen en los celos: La vanidad del hombre y la envidia de la mujer. El hombre, en materia de sexo, es un impostor, un fanfarrón, que siempre se jacta de sus hazañas y éxitos con las mujeres. Insiste en adoptar el papel de conquistador, ya que se le ha dicho que la mujer quiere ser conquistada, que les gusta ser seducidas. Haciéndole sentir como el único huevo en el granero, o el toro que debe chocar los cuernos con otro para ganar a la vaca, su vanidad y arrogancia se sienten heridos de muerte en el momento en que un rival aparece en escena, que aun entre los llamados hombres refinados, continua siendo el amor sexual de la mujer, que debe pertenecer solo a un amo.

En otras palabras, el casi extinto monopolio sexual junto con la irreverente vanidad del hombre en 99 casos de 100 son los antecedentes de los celos.

En el caso de la mujer, el miedo económico de ellas y sus niños y la penosa envidia hacia otras mujeres que obtienen gracia en los ojos de su acompañante, invariablemente crea celos. En justicia a las mujeres, desde hace siglos, la atracción física era su única carta sobre la mesa, por eso, necesita envidiar el encanto y valor de otras mujeres que amenazan quedarse con su propiedad preciada.

Lo más grotesco de todo es que hombres y mujeres pueden llegar a ser violentamente celosos de aquellos quienes no les importan. No es el amor ultrajado, sino la envidia y vanidad los que se pronuncian contra este “terrible mal”. Y es probable que la mujer nunca haya amado al hombre del que ahora sospecha y espía. Probablemente ella nunca ha hecho un esfuerzo por mantener ese amor. Pero en el momento en que un competidor aparece, ella empieza a valorar su propiedad sexual para defender lo que de otra forma seria vil y cruel.

Obviamente, los celos no son un resultado del amor. De hecho, si fuese posible investigar muchos casos de celos, seria muy probable encontrar que mientras menos gente esta imbuida en un gran amor más violento y competitivo serán los celos. Dos personas unidas por una armonía interna no tienen miedo ni pretenden perjudicar la confianza mutua y la seguridad que se tienen si uno u otro tiene atracciones externas, y sus relaciones no terminaran en una vil enemistad, como pasa con mucha gente. No serán capaces, ni se esperará, que acepten la elección de su pareja en la intimidad de sus vidas, pero eso no le da a ninguno el derecho de negar la necesidad de la atracción.

Como discutiré la variedad y la monogamia en dos semanas, no hablaré sobre eso aquí, solo diré que ver a personas que aman a más de una persona como perversos y anormales es ser muy ignorante.
Ya he discutido varias causas de los celos a las que debo agregar la institución del matrimonio, que la Iglesia y el Estado proclaman como “Lo que los une hasta que la muerte los separe”. Esto es aceptado como el modo más ético de vivir y de hacer las cosas.

Con el amor, en todas sus variantes y cambios, encadenado y estrecho, no es de extrañar que los celos surgieran. Que más que maldad, sospechas y rencor pueden surgir cuando un hombre y una mujer son oficialmente unidos con “De ahora en adelante son uno en cuerpo y alma”. Solo vean a cualquier pareja unida de esa manera. Dependiendo uno del otro para cada pensamiento y sensación, sin intereses ni deseos individuales, y pregúntate a ti mismo si esa relación no se tornará odiosa e insoportable con el tiempo.

De una manera u otra las cadenas se cortan, y como las circunstancias que llevaron a esto son bajas y denigrantes, no sorprende que se saque a relucir las características y motivaciones más mezquinas y perversas del ser humano


En otras palabras, la intervención legal, religiosa y moral son los padres de nuestra innatural vida sexual y amorosa, y de eso es que los celos se han ido alimentando. Es el látigo que castiga y tortura a los pobres mortales por su estupidez, ignorancia y prejuicios.

Pero nadie necesita justificarse a si mismo por ser una víctima de estas condiciones. Es muy cierto que todos caemos bajo el peso de inicuos acuerdos sociales bajo coerción y ceguera moral. Pero no somos individuos conscientes, ¿De quién es el deber de llevar verdad y justicia a los asuntos humanos? La teoría de que el hombre es un producto de estas condiciones ha llevado solo a la indiferencia y a una lenta aceptación de estas condiciones. Aun así, todo el mundo sabe que la adaptación a un modo de vida injusto y no saludable solo fortalece ambas cosas, mientras el hombre, el así llamado “Corona de la Creación”, equipado con la habilidad de pensar y ver por encima de todo para emplear sus poderes de iniciativa, se debilita, se vuelve más pasivo, más fatalista.

No hay nada más terrible y fatal que profundizar en las entrañas de nuestros seres queridos y de uno mismo. Solo ayudará a romper los delgados hilos de afecto que aun hay en la relación y finalmente nos llevara hasta el último surco, que es lo que los celos intentan prevenir, la aniquilación del amor, la amistad y el respeto.


Los celos son un medio inútil para preservar el amor, pero es un medio bastante útil para destruir el respeto hacia nosotros mismos. Para la gente celosa, como los adictos, es llegar a lo más bajo y al final solo inspiran asco y desgracia.

La angustia por la pérdida de un amor o un amor no correspondido entre la gente que es capaz de tener finos pensamientos no volverá tosca a esa persona. Aquellos que son sensibles y delicados solo tienen que preguntarse a si mismos si pueden tolerar una relación obligatoria y un enfático NO se obtendría como respuesta. Pero mucha gente sigue viviendo cerca del otro, aunque hace tiempo dejaron de vivir juntos–una vida lo suficientemente fértil para las operaciones de los celos, cuyos métodos van desde abrir la correspondencia privada hasta el asesinato. Comparado con estos horrores, el adulterio abierto parece un acto de coraje y liberación.

Un fuerte escudo contra las vulgaridades de los celos es que el hombre y la mujer no son uno en cuerpo y espíritu. Son dos seres humanos con diferentes temperamentos, sentimientos y emociones. Cada uno es un pequeño cosmos de si mismo, envuelto en sus propios pensamientos e ideas. Sería glorioso y poético si estos dos mundos se fusionaran en libertad e igualdad. Incluso si esto dura poco tiempo valdría la pena. Pero el momento en que estos dos mundos son forzados a estar juntos, toda la belleza y fragancias no dejan más que hojas muertas. Quien entienda esto tendrá en cuenta que los celos están dentro y no les permitirá cargar con una espada de Damocles sobre él.

Todos los amantes hacen bien en dejar las puertas de su amor bien abiertas. Cuando el amor pueda ir y venir sin miedo a encontrarse con un perro guardián, los celos rara vez crecerán porque aprenderá que donde no hay llaves ni candados no hay lugar para sospechas y desconfianza. Dos elementos que hacen que los celos prosperen.

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Manuscritos y Archivos de la División La Biblioteca Pública de Nueva Yor Astor, Lenox y Tilden Fundaciones 

El Texto original en ingles se encuentra en el suguiente Linkhttp://dwardmac.pitzer.edu/anarchist_archives/goldman/jealousy.html

viernes, 14 de agosto de 2015

EMMA GOLDMAN: ANARQUÍA Y LA CUESTIÓN SEXUAL (1896)

Publicado en The Alarm, 27 de Septiembre de 1896

Traducción al castellano: @rebeldealegre


El obrero, cuya fuerza y musculatura son tan admiradas por los pálidos y enclenques hijos de los ricos, y que sin embargo cuya labor apenas le trae suficiente como para mantener al lobo de la inanición tras la puerta, se casa solo para tener una esposa y ama de casa, quien debe trabajar como esclava desde la mañana hasta la noche, quien debe hacer todo esfuerzo por mantener bajos los gastos. Sus nervios están tan cansados por el continuo esfuerzo por hacer que el lamentable salario de su esposo les sustente a ambos, que se torna ella irritable y ya no logra esconder su deseo de afecto por su señor y amo, quien, ay! pronto llega a la conclusión de que sus esperanzas y planes se han perdido, y entonces comienza prácticamente a pensar que el matrimonio es un fracaso.


LA CADENA SE VUELVE MÁS Y MÁS PESADA


A medida que los gastos se vuelven mayores en vez de menores, la esposa, que ha perdido toda la pequeña fortaleza que tenía en el matrimonio, de igual modo se siente traicionada, y la constante preocupación y temor de la inanición consume su belleza en corto tiempo después del casamiento. Se desanima, abandona sus tareas domésticas, y como no hay lazos de amor y simpatía entre ella y su esposo como para darles fuerzas para enfrentar la miseria y la pobreza de sus vidas, en vez de aferrarse el uno al otro, se separan más y más, y se impacientan más y más con las faltas de cada cual.
El hombre no puede, como el millonario, ir a su club, pero va a un salón e intenta ahogar su miseria en un vaso de cerveza o whiskey. La desafortunada compañera de su miseria, que es demasiado honesta como para buscar el olvido en los brazos de un amante, y demasiado pobre como para permitirse cualquier recreación o diversión legítima, permanece en medio del entorno escuálido y mantenido a medias que llama hogar, y lamenta agriamente la locura que le llevó a ser esposa de un hombre pobre.
Sin embargo no hay modo en que se separen.


PERO DEBEN AGUANTÁRSELAS.


Por mortificante que sea la cadena que en sus cuellos ha sido puesta por la ley y la Iglesia, no debe ser rota a menos que aquellas dos personas decidan permitir que lo sea.
Fuese la ley lo suficientemente misericordiosa como para concederles libertad, cada detalle de su vida privada debe ser llevada a la luz. La mujer es condenada por la opinión pública y su vida completa es arruinada. El temor a esta desgracia con frecuencia le hace colapsar bajo el gran peso de la vida de casada sin atreverse a introducir una sola protesta contra el indignante sistema que la ha destrozado a ella y a tantas de sus hermanas.
Los ricos lo aguantan para evitar el escándalo — los pobres por el bien de sus hijos y el temor a la opinión pública. Sus vidas son una larga seguidilla de hipocresía y engaño.
La mujer que vende sus favores está en libertad de abandonar al hombre que la compra en cualquier momento, mientras “la respetable esposa” no se puede liberar de una unión que le es mortificante.
Todas las uniones no naturales que no son santificadas por el amor son prostitución, ya sea sancionadas por la Iglesia y la sociedad o no. Tales uniones no pueden tener más que una influencia degradante tanto en la moral como en la salud de la sociedad.


EL SISTEMA TIENE LA CULPA

El sistema que obliga a las mujeres a vender su femineidad e independencia al mejor postor es una rama del mismo vil sistema que le da a unos pocos el derecho a vivir de la riqueza producida por su prójimo, el 99 por ciento de los cuales debe esforzarse y trabajar como esclavo temprano y tarde por apenas lo suficiente para mantener unidos alma y cuerpo, mientras los frutos de su trabajo son absorbidos por unos cuantos vampiros ociosos que se rodean de todo el lujo que la riqueza pueda comprar.
Miremos por un momento dos imágenes de este sistema social decimonónico.
Miremos los hogares de los adinerados, aquellos palacios magníficos cuyo costoso amoblado pondría a miles de hombres y mujeres necesitados en circunstancias confortables. Miremos a las fiestas y cenas de estos hijos e hijas de la riqueza, una sola corrida de las cuales alimentaría a cientos de hambrientos para quienes una comida llena de pan remojado en agua es un lujo. Miremos a estos religiosos de la moda mientras pasan sus días inventando nuevos modos de goce egoísta — teatros, bailes, conciertos, paseos en yate, corriendo de un lado del mundo al otro en su búsqueda demente por regocijo y placer. Y luego giremos por un momento y miremos a quienes producen la riqueza que paga estos disfrutes excesivos y artificiales.


LA OTRA IMAGEN


Mírenlos arreados en sótanos oscuros y húmedos, donde nunca tienen un respiro de aire fresco, vestidos con retazos, llevando sus cargas de miseria de la cuna a la tumba, sus hijos corriendo por las calles, desnudos, con hambre, sin nadie que les ofrezca una palabra de amor o un cuidado con ternura, creciendo en la ignorancia y la superstición, maldiciendo el día de su nacimiento.
Miren estos dos asombrosos contrastes, ustedes moralistas y filántropos, y díganme a quién hay que culpar por ello! ¿A aquellas que son conducidas a la prostitución, ya sea legal o no, o a aquellos que conducen a las víctimas a tamaña desmoralización?
La causa yace no en la prostitución, sino en la sociedad misma; en el sistema de desigualdad de la propiedad privada y en el Estado y la Iglesia. En el sistema legalizado de robo, asesinato y violación de mujeres inocentes y niños desamparados.


LA CURA PARA EL MAL.


No será hasta que este monstruo sea destruido que nos desharemos de la enfermedad que existe en el Senado y todos los cargos públicos; en las casas de los ricos como también en los miserables caserones de los pobres. La humanidad debe hacerse consciente de su fuerza y sus capacidades, debe ser libre de comenzar una nueva vida, una mejor y más noble vida.
La prostitución nunca será suprimida por los medios empleados por el Rev. Dr. Parkhurst y otros reformistas. Existirá mientras exista el sistema que la engendra.
Cuando todos estos reformistas unan sus esfuerzos con quienes están luchando por abolir el sistema que engendra este crimen de toda descripción y erigir uno basado en la equidad perfecta — un sistema que garantice a cada miembro, hombre, mujer, o niño, los frutos totales de su labor y un derecho perfectamente igual a disfrutar los dones de la naturaleza y a alcanzar el más alto conocimiento — la mujer será auto-suficiente e independiente. Su salud ya no será aplastada por el esfuerzo y la esclavitud sin fin, ya no será víctima del hombre, y el hombre ya no poseerá pasiones y vicios nada saludables y antinaturales.


EL SUEÑO DE UNA ANARQUISTA


Cada cual entrará al matrimonio con fuerza física y confianza moral mutua. Cada cual amará y estimará al otro, y ayudará a trabajar no solo por su propio bienestar, sino, siendo felices ellos mismos, desearán también la felicidad universal de la humanidad. La prole de tales uniones será fuerte y sana de mente y cuerpo y honrará y respetará a sus padres, no por que sea su deber hacerlo, sino porque los padres lo merecen. Serán instruidos y cuidados por la comunidad toda y serán libres de seguir sus propias inclinaciones, y no habrá necesidad de enseñarles el servilismo y el vil arte de asediar a sus semejantes. Su propósito en la vida será, no obtener poder por sobre sus hermanos, sino ganarse el respeto y la estima de cada miembro de la comunidad.


DIVORCIO ANARQUISTA.

Si la unión de un hombre y una mujer probase ser insatisfactoria y desagradable para ellos, se separarán de manera tranquila y amistosa, y no viciarán las diversos vínculos del matrimonio continuando con una unión incompatible.
Si, en vez de perseguir a las víctimas, los reformistas de hoy unen sus esfuerzos para erradicar la causa, la prostitución ya no deshonrará más a la humanidad.
Reprimir a una clase y proteger a otra es peor que la demencia. Es criminal. No aparten sus cabezas, ustedes hombres y mujeres morales.
No permitan que su prejuicio les influya: miren el asunto desde un punto de vista imparcial.
En vez de ejercer su fuerza inútilmente, unan las manos y ayuden a abolir el sistema corrupto y enfermo.
Si la vida conyugal no les ha despojado el honor y el respeto por sí mismos, si no tienen más que amor por quienes ustedes llaman sus hijos, deben, por su propio bien como por el de ellos, buscar la emancipación y establecer la libertad. Entonces, y solo entonces, los males del matrimonio cesarán.


FIN

Publicado en The Alarm, 27 de Septiembre de 1896.
Extraído de: rebeldealegre

viernes, 27 de marzo de 2015

LA MUJER Y EL AMOR LIBRE, Evelio Boal



Artículo publicado en el Suplemento de La Protesta del 30 de enero de 1922, Buenos Aires, bajo el título “El amor libre”. 

Evelio Boal fue secretario del Comité Nacional de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de España hasta su asesinato a manos de pistoleros de la patronal catalana, en 1921.



Por lo general se tiene una idea muy errónea sobre este punto del ideal libertario que no estará de más esclarecer.

En la actualidad, el amor libre no puede o es muy difícil que desarrolle todas las condiciones en las cuales se desenvuelve la vida de la mujer. Exige, para llevar este acto a una feliz realización, que la emancipación económica de la mujer esté en las mismas condiciones que la del hombre y que ella no tenga, en general, que supeditarse a los caprichos de él.
Oímos decir con mucha frecuencia, cuando se trata de un capitalista que tiene muchas queridas, en tono humorista, que es partidario del amor libre. Nada tan absurdo como esta idea, pues ella encierra la prostitución y el adulterio, cosas ambas que en el amor libre no juegan ningún papel, puesto que no pueden existir, porque desde el momento que alguna de esas dos cosas ocurra, deja de ser amor libre.

La unión de dos seres ha de ser instintiva; ha de responder a un sentimiento de cariño, de amistad, engendrado por el trato o la simpatía; es compenetración, yuxtaposición de dos seres que se unen espontáneamente sin más pactos y vínculos que los que la ley natural impone, y esa misma ley natural puede acarrear la separación cuando por parte de uno de los dos individuos se siente la necesidad de cambiar de vida.

Actuando de esta forma no cabe el engaño de uno por parte del otro; el engaño puede efectuarse únicamente en el matrimonio civil o canónico, que impone un yugo y la necesidad de aguantarse mutuamente esas faltas que han tratado de ocultar cuidadosamente mientras han sido novios; cosas que nunca se hacen de buena fe, dando lugar a divergencias intestinas que casi siempre terminan en el adulterio.


Cuando se ha llegado a este extremo, el hombre -dicen los moralistas al uso- puede permitirse el recurso de obtener una mujer por dinero, en otra casa cualquiera, sin que la dignidad de la mujer propia sufra más deterioros que los materiales; pero para ella es diferente, pues está sometida a la voluntad del hom­bre porque él la mantiene, y por tanto tiene omnímodo derecho a negarle el disfrute de la vida.

Pero como la fuerza de la naturaleza tiene más consistencia y es más potente que la autoridad convencional del marido, ella se rebela y por todos los medios trata de proporcionarse los goces que el matrimonio efectuado le niega. Éste es el primer paso hacia el adulterio que puede terminar, en la mujer carente de recursos, bienes pecuniarios o inte­lectuales, en la prostitución. Como consecuencia, vemos frecuentemente en los diarios informativos columnas enteras dedicadas a la narración de hechos que titulan criminosos y que han dado en llamar pasionales y de honor, y que en mi concepto no son más que resultantes lógicas del ambiente pútrido e infecto de esta socie­dad que concede derechos a unos en menoscabo de los otros.

Pues si estos males están en el ánimo de todos, ¿por qué no poner remedio arrojando de sí todos los prejuicios y convencionalismos que a nada conducen sino a labrar la desgracia de la mayoría de los seres?.

¿Somos amantes y defensores de la unión libre? Pues para que ésta se verifique sin trabas debemos poner a la mujer en condiciones económicas iguales a las que el hombre disfruta y el amor libre se impondrá por sí solo, puesto que es una tontería sin nombre que un individuo, hombre o mujer, se condene a vivir eternamente disgustado o en perpetua discordia con el compañero que le haya tocado en suerte.


La unión de dos seres sin más pactos ni vínculos que los del amor significa la inutilidad de las instituciones civiles y religiosas y es un gran paso hacia la Anarquía.


Texto extraído de: totamor