Estamos dando una nueva imagen al blog.

Disculpa las posibles molestias que esto pueda causarte. Danos tu opinión sobre el nuevo diseño.
Nos será de gran ayuda.
Gracias.
Mostrando entradas con la etiqueta Humillación.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Humillación.. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de febrero de 2016

DOMINACIÓN DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD CONSUMISTA- CAPITALISTA: Patriarcado, publicidad y sentido de la vida



Si hay un espacio ideológico donde la sociedad consumista-capitalista se expresa, a nivel simbólico, como lo que verdaderamente es, ese es, sin duda, la publicidad. La publicidad es capaz de hacer que los sujetos proyecten sus ilusiones hacia todo un mundo de fantasía y simbolismo donde, paradójicamente, lo que los publicistas han volcado previamente han sido, precisamente, esas mismas ilusiones detectadas de manera previa en los deseos de los sujetos a los que luego tratarán de dirigir sus mensajes, de acuerdo a la idealización que esos mismos sujetos hagan de sí mismos y su papel dentro del global de la sociedad, creando con ello un mundo donde las diferencias sociales se disuelven, los sufrimientos no existen, y todo, absolutamente todo, se convierte en posible: el maravilloso mundo con el que todo ser humano ha podido fantasear alguna vez como mundo ideal.

El mundo de la publicidad es, pues, un mundo de apariencias, un mundo de sueños y fantasías donde los elementos icónicos y simbólicos juegan un papel central, un mundo dónde se esconden las relaciones sociales y el valor simbólico de los elementos culturales propios de la sociedad consumista, un mundo puramente mitológico, una real no-realidad que a menudo suplanta a la realidad misma, aunque, pese a ello –o precisamente por ello-, es también un espacio socio/cultural donde la sociedad se representa a sí misma en sus aspectos más profundos y fundamentales, al estilo, podríamos añadir, de lo que el antropólogo Clifford Geertz propuso para el análisis de las culturas humanas cuando afirmó que las ideologías, las cosmovisiones, se constituyen a partir de los sistemas culturales y es allí, en los símbolos que le son propios a tales sistemas, allí donde los significados últimos de los hechos socialmente instituidos pocas veces son lo que aparentan ser a primera vista, el único lugar posible en el cual habría que buscar el verdadero significado de tales hechos sociales, vinculados de pleno con aspectos que la sociedad ha ocultado en ellos para, a su vez, poder mostrarlos simbólicamente y representarse así a sí misma en su verdadera intencionalidad y en su normal funcionamiento socio/histórico y socio/cultural.


Los anuncios publicitarios, pues, no sólo venden productos, también venden valores, imagen y conceptos sobre el amor, la sexualidad, el éxito y quizás lo que es más importante, venden una imagen denormalidad. En gran medida nos dictan no solo lo que somos, sino lo que deberíamos ser. Basta, en consecuencia, con analizar el papel que la mujer ocupa en este mundo de fantasía que es la publicidad para saber lo que la sociedad espera verdaderamente de ella, es decir, para saber cuál es el papel que dicha sociedad le tiene asignado como tal.

La doble dimensión de la “cosificación” de la mujer a través de la publicidad


La publicidad cosifica a la mujer desde un doble perspectiva: como objeto de consumo –para asociar dicha imagen a la promoción de determinados productos- y como consumidora –mediante la promoción de determinadas ideas que se vinculan al papel que la mujer debe ocupar en sociedad, acorde a la pluralidad a este respecto ya existente en la vida real: amas de casa, mujeres trabajadoras fuera del hogar, etc.-. Además, sirve para determinar el modelo de belleza que la mujer debe representar según lo que socialmente se considera como más aceptable, a una misma vez que asocia dicha imagen con lo se presupone es, debe ser, una “vida de éxito”.

Si lo primero nos indica que el propio sistema necesita de la explotación, cosificada, de la mujer para impulsar la venta de determinados productos –equiparando el valor de esa mujer/reclamo al del producto mismo y anulándola en cuanto a su valor como persona real-, así como la necesidad de ajustar la venta de determinados productos al público femenino en sus diversas manifestaciones –cuando tales productos se piensa que tienen, por las propias dinámicas sociales prestablecidas, una especial aceptación entre las mujeres: perfumes, moda, productos para la limpieza del hogar o el cuidado de los niños, etc., o directamente son exclusivos para mujeres: productos relacionados con la menstruación, etc.,- lo segundo nos pone de manifiesto la construcción de una imagen de lo femenino que está directamente relacionado con lo que la sociedad espera de la mujer: un ser que se expresa como tal principalmente a través de su imagen, que ha de encontrar su propio camino hacia la “realización” social y personal a través de dicha imagen, y para quien deben quedar obligadamente en un segundo plano otro tipo de cuestiones: nivel de formación, méritos laborales, capacidad para la creación, etc. La mujer se configura así, para esta sociedad consumista-capitalista, desde esta triple perspectiva: como objeto-mercancía, como consumidora y como subordinada al hombre –incapaz de adquirir méritos por sí misma salvo en lo relacionado con su imagen, siempre y cuando tal imagen sea del agrado de aquellos en los que en última instancia se vuelca la capacidad de emitir el juicio de valor que ha de permitir la valorización femenina: el hombre-. Todo ello se expresa mediante cuestiones relacionadas con el sentido y, por supuesto, expresan directamente las interrelaciones existentes entre capitalismo y patriarcado.

En occidente, como expresa la investigadora feminista María Fernández Estrada, “el patriarcado moderno comienza a debilitarse a partir de los años setenta, gracias al movimiento feminista, y deriva así en una nueva configuración del patriarcado. La nueva estructura patriarcal ya no consistirá sólo en la reclusión de las mujeres en el espacio doméstico –contrato sexual moderno– sino también, y sobre todo, en la reclusión de las mujeres en su propio cuerpo. El cuerpo sexualizado de las mujeres es el lugar en donde sucede la reconversión industrial de las condiciones contemporáneas del patriarcado. El cuerpo de las mujeres vuelve a sufrir la carga identitaria que se disputarán los varones de distintas representaciones políticas y culturales, es decir: antes, el cuerpo de las mujeres funcionaba para los varones como seña simbólica de la esposa y madre, ahora la feminidad normativa impone otro modelo, compatible con el anterior, el de la sexualización del cuerpo de las mujeres”.


Esta sexualización del cuerpo de las mujeres funciona a su vez en un doble sentido: como reclamo económico y como camino social instituido en búsqueda del éxito social. La sociedad consumista-capitalista mata así dos pájaros de un tiro: potencia las ventas de sus productos y servicios mediante la muestra impúdica del cuerpo de la mujer como objeto-mercancía (expresión de las demandas económicas propias del capitalismo) y cercena las potencialidades de la mujer atándolas a un espacio de dominación masculina donde la mujer simplemente deja de ser por sí misma y es tan solo, lo que deba ser, en función de su relación de subalternidad respecto del hombre (expresión de dominación patriarcal). El consumismo-capitalismo, pues, se fusiona con el patriarcado, de manera especialmente relevante, mediante lo que se conoce como “cosificación de la mujer”.

Dicha cosificación consiste, básicamente, en representar o tratar a la mujer como un mero objeto sexual y/o un mero objeto de consumo (mujer-mercancía), ignorando sus cualidades y habilidades intelectuales y personales y reduciéndola a meros instrumentos para el deleite sexual de otra persona y/o el reclamo sexual. Dicha cosificación, como evidencia buena parte de la literatura moderna y/o el propio cine desde sus orígenes en el siglo XX, no es nueva, pero, al igual que otros muchos aspectos de la vida actual, ha sido con la implantación del consumismo-capitalismo como modelo hegemónico (a nivel económico y como código de sentido absoluto) cuando se ha llevado a sus niveles más elevados y evidentes. Es en la actualidad cuando la cosificación de la mujer, en una sociedad devorada por el consumismo y donde las mujeres han pasado a convertirse en una mercancía dedicada al disfrute -generalmente, del hombre-, se ha convertido en un rasgo claramente definidor del papel de la mujer en la vida social. Esta forma de violencia simbólica, que resulta casi imperceptible, somete a todas las mujeres a través de la publicidad, las revistas, las series de televisión, las películas, los videojuegos, los videos musicales, las noticias, los realitys show, etc.

Los anuncios venden el cuerpo de la mujer como reclamo de ventas por diferentes vías, por ejemplo, centrándose en el resaltado visual de sus aspectos más sexuales (pechos, labios, muslos, culo, etc.), o exponiendo a la mujer en posturas y posiciones de su cuerpo que evoquen relaciones –y provoquen reacciones- de tipo sexual, o simplemente utilizándolo como soporte de objetos a presentar al público, evocando así la idea de una mujer objeto –tipo mesa, mostrador, escaparate, etc.- que no sirve más que como espacio donde tales productos deben ser expuestos al público de la forma más atractiva posible, sin valor alguno en sí mismo más que por derivación de tal relación de soporte. Otros anuncios, directamente, evocan situaciones de total dominio, e incluso de humillación, del hombre respecto de la mujer, como evocación de poder manifiesta. En otros se muestra una mujer a la que se presenta como alimento –evocando, por ejemplo, ser presentada en un plato o troceada como un pastel, etc.-, y así sucesivamente en toda una amplia gama de “presentaciones” del cuerpo de la mujer que simplemente evocan su existencia como objeto de consumo, como mera mercancía o reclamo. La idea-mito que se lanza así socialmente es obvia: una mujer nunca es por sí misma, siempre es en relación a lo que el hombre defina de ella a través de su imagen. Es el hombre el que da valor a la mujer con sus juicios respecto de lo que la mujer es, debe ser, socialmente. No es la mujer, sino el hombre, quien dice lo que en esta vida tiene valor, y no es la mujer, sino el hombre, quien tiene la capacidad de permitir que una mujer sea socialmente valorada. Cosificando a la mujer no solo se la anula como persona, se la convierte en algo que solo podrá tener un valor en función de lo que los hombres puedan decidir.

La mujer como consumidora y como objeto de consumo


No obstante, a menudo los hombres pueden decidir que la mujer sí tiene realmente valor en su función como consumidora. Esto es, pese a esa anulación de la mujer como ser capaz de tener valor por sí mismo, y en relación directa con la creencia predominante en el consumismo-capitalismo (que se es por lo que se tiene), así como por las propias necesidades económicas del capitalismo, el sistema capitalista-patriarcal sí permite que la mujer pueda ser socialmente valorada como consumidora, en igualdad de condiciones, aunque con sus determinadas particularidades, con el hombre. Si el hombre gasta dinero en consumir, la mujer también lo hace, y eso es algo que el sistema necesita para su normal funcionamiento. La mujer constituye, de hecho, el grupo consumidor más grande dentro de la sociedad. A la mujer, en tanto que consumidora, no se la puede despreciar y mucho menos tratarla como si no existiera como persona. Lo que la publicidad roba a la mujer mediante su cosificación (su cualidad como persona), la publicidad se lo devuelve a través de los anuncios que se dirigen específicamente a un público femenino y/o cualquier otro que pueda servir para fomentar el consumos en la mujer. Eso sí, siempre y únicamente como consumidora. El publicista sí interpela entonces a la mujer en su cualidad de persona realmente existente, pero siempre desde la perspectiva de su realización como consumidora. En realidad, claro, es otra forma de cosificar a la mujer, aunque, en este caso, una forma de cosificación que comparte con el hombre, al cual, desde esa interpelación como consumidor, se le cosifica igualmente de manera cotidiana en esta sociedad nuestra. Todo sea por aumentar el consumo, para que la rueda del consumo, que sustenta nuestra sociedad, no se detenga nunca.

El lenguaje de la publicidad y el consumo se construye por ello alrededor de diversos imperativos verbales sintetizados en una sola idea (compre), pero de la que se derivan otras múltiples ideas, simbólicas, que llenan de sentido la vida de las personas. El imperativo es una orden que no admite diálogo. Como no admitían diálogo los mandamientos propios del cristianismo, unos mandamientos que simplemente se tenían que cumplir si lo que se quería era, como hemos dicho, poder estar en paz con Dios; alcanzar el reino de los cielos. No había otro camino de sentido para la vida del creyente que el cumplimiento de los mandatos de Dios, expresados a través de los textos sagrados y de la teología cristiano-feudal. De la misma forma, ahora no existe, de partida, otro camino de sentido para el sujeto que el expresado a través de la publicidad y los medios de comunicación, que solo puede ser concretado en última instancia mediante la obediencia al mandato principal: comprar, consumir. Y eso no puede diferenciar entre hombres y mujeres, ambos son consumidores y ambos deben aprender por igual todo el código de sentido que es propio de la sociedad consumista actual.

Así existen multitud de anuncios que interpelan directamente a la mujer en cuanto a tal. Anuncios que, por un lado, buscan fomentar las actitudes consumistas de la mujer, pero que, por otro lado, sirven para determinar, simbólicamente, el papel que la mujer habrá de desempeñar en esta sociedad consumista-capitalista. Es decir, por un lado se ha de fomentar la idea del consumo como motor de la sociedad –intentando fomentar la compra de determinados productos por parte de la mujer-, pero además se ha de imponer la idea de que es el consumo, el tener, lo que sirve para dar valor a las personas en esta sociedad, así como se mostrará una determinada imagen de la mujer asociada a la compra de esos productos que la publicidad oferta. Patriarcado, capitalismo y cuestiones de sentido vuelven aquí a expresarse como un todo unificado.
En la sociedad de consumo no sólo sentimos cada vez mayor dependencia de nuevos bienes materiales y derrochamos los recursos, sino que el consumo se ha convertido en un elemento de significación social. Se compra para mejorar la autoestima, para ser admirado, envidiado y/o deseado, y esto se potencia especialmente en el caso de la mujer, a la cual, como hemos dicho, se la trata como si no tuviera valor por sí misma, y solo pudiera adquirirlo a través de su imagen y/o de aquello que pueda poseer, siempre en función de los criterios de valoración que dependen del hombre, por un lado, y del propio código de valores propio del sistema consumista-capitalista, por otro. En esto el hecho de haber convertido a la mujer en un objeto de reclamo, en un objeto-mercancía, también suele ser efectivo. Las mujeres a las que se les pretende fomentar las tendencias consumistas, al ver a las otras mujeres que en los anuncios salen promocionando productos de distinta índole, suelen ser motivadas, mediantes apelaciones de tipo emocional, a realizar la compra de ese producto tan solo por el simple hecho que en la televisión parece ser efectivo para una determinada función, esperando con ello el resultado de verse como la chica que salió en el anuncio.

Así, si la mitología socialmente establecida te dice que para tener valor como mujer debes cumplir con unos determinados criterios estéticos, por ejemplo, al utilizar a mujeres en los anuncios que sí cumplen con esos criterios –o aparecen como cumpliéndolos- y al asociar dicha imagen a la idea de que tales criterios se vinculan a la compra de un determinado producto, se pretende que la mujer compre tal producto con la esperanza de satisfacer esos deseos de ser socialmente valorada tal y como previamente se la enseñado que debe ser. Con frecuencia, además, se utilizan expresiones que hagan sentir a la mujer que no es capaz de satisfacer esos criterios previamente establecidos con baja autoestima. Al poner luego a una mujer que sí los satisface –al menos en apariencia- en un anuncio, se logra que las mujeres que lo ven quieran poder sentirse reflejadas en aquella imagen de “mujer de éxito” que el anuncio proyecta. En este tipo de anuncio se utilizan frecuentemente diálogos que son apelaciones directas a la imagen –y la autoestima- de la mujer que los ve, tales como: ¿quieres lucir un rostro hermoso como ella? utiliza “X” producto, ¿Te quieres ver como ella?, compra “X” producto, etc. La imagen y la capacidad de seducción juegan aquí un papel determinante.


La mujer debe tener una imagen acorde a lo que se presupone es un ideal de belleza socialmente valorado y, a su vez, ello le debe permitir gozar de una capacidad de seducción tal que haga posible que los hombres así lo valoren. Volvemos así a la idea de que la mujer no es por sí misma, sino en función de los juicios de valoración emitidos por el hombre. Y aunque la propia mujer pueda creer que lo hace para su propia satisfacción –y no tiene que ser mentira necesariamente-, en realidad, según el mensaje que subyace de fondo en la ideología hegemónica imperante, lo hace, en todo caso, para su propia satisfacción en función de lo que la sociedad le demanda, y esas demandas están principalmente orientadas no a la satisfacción de la mujer, sino del hombre y sus juicios de valor capaces de valorizar socialmente a la mujer. Como se puede ver fácilmente, la cuestión del sentido juega aquí un papel central. Las mujeres deben dar sentido a sus vidas en base a lo que este tipo de ideas, fomentadas por la publicidad, le dicen para con lo que sus vidas deben ser para tener reconocimiento social según los criterios establecidos por, precisamente, tales ideas. No se trata, pues, simplemente de querer representar una determinada imagen, sino, principalmente, de creer que tal imagen es lo que debe dar sentido y orientación a la vida de la mujer.

La publicidad, en este sentido, fomenta sistemáticamente, de múltiples formas, que lo más importante y primordial para las vidas de las mujeres es su aspecto físico, a una misma vez que definen y determinan cuál debe ser ese ideal de belleza femenino al que estas mujeres deben tender si lo que quieren es ser socialmente reconocidas.
Las mujeres aprenden así desde una edad muy temprana que deben invertir cantidades ingentes de tiempo, energías y, sobre todo, dinero, en alcanzar ese ideal y, por supuesto, sentirse culpables y frustradas cuando no les es posible alcanzarlo. Se trata de una finalidad vital que se expresa como una cuestión de sentido de la vida, pero que, a su vez, es consecuencia de una necesidad económica propia del sistema capitalista (que aprovecha tales ideas para vender todo tipo de productos relacionados con el aspecto físico, la belleza, y, en general, la imagen, de la mujer), así como una expresión del patriarcado, esto es, de la posición subalterna de la mujer respecto del hombre en esta sociedad, en tanto y cuanto, como decimos, si el valor de la mujer le viene dada por su aspecto físico, su belleza, etc., no vale por sí misma, sino en función de los juicios de valor que el hombre, en base a todo ello, pueda emitir sobre tales mujeres. Para colmo, el modelo de belleza que se ofrece como “ideal” a la mujer se basa en la perfección, esa perfección que es recogida en las modelos que sirven como referencia para el mismo. Un modelo, pues, que es inalcanzable por definición. El sistema juega así con la idea del consumo como elemento “redentor”.

Si quieres alcanzar ese modelo de belleza debes comprar tal o cuales productos, lucir de tal o cual manera, pero, además, al basarse tal modelo en la perfección inalcanzable, debes vivir en la permanente insatisfacción para, a su vez, estar permanentemente acudiendo al mercado a comprar ese producto que pueda ayudarte a “redimirte” de tus pecados, tratando de hacer posible tal ideal. Esto pasa, en general, con todo el ideal de vida que el consumismo-capitalismo te vende como modelo referencial de lo que se supone es “el éxito social”, pero se hace especialmente visible en el caso de esta relación entre mujeres e ideal de belleza. Si en general el ideal de vida (los sueños consumistas-capitalistas) que la publicidad vende está pensado y diseñado para ser inalcanzable como modelo idealizado que es (porque así incitará permanentemente al consumo de aquellos productos que te puedan permitir aunque solo sea acercarte por algunos momentos a dicho ideal), en el caso del ideal de belleza femenino esto es su única posible razón de ser. Ninguna mujer se podrá sentir plenamente realizada por muy cerca de ese modelo de belleza que esté, porque, quiera o no quiera aceptarlo, seguirá inserta en unas relaciones de poder de tipo patriarcal, y solo en relación a ellas es que tal ideal de belleza cobra socialmente un (falso) valor.

Luego, claro, vienen los problemas de anorexia, bulimia, y otro tipo de enfermedades directamente relacionadas con estos modelos idealizados de belleza, y todo el sufrimiento que generan en millones de mujeres en todo el mundo. Cosa que ocurre mucho menos en el caso de los hombres (pese a que a ellos también se les vende un determinado modelo de belleza socialmente idealizado y también es asociado en cierta medida al éxito social –en este caso como potenciales seductores de bellas mujeres-), precisamente porque la sociedad patriarcal ofrece al hombre otros muchos espacios de valoración social que no están directamente relacionados con su imagen física, mientras que a la mujer es prácticamente el único espacio de valoración social que se le reconoce socialmente como válido, siempre, insistimos, en función del juicio del hombre.

Patriarcado y capitalismo en la publicidad: dominación de la mujer vía sentido de la vida


Los mensajes publicitarios, en definitiva, reproducen un orden de cosas existente en la sociedad y la cultura, en donde las diferencias de género ya están establecidas y, principalmente, han asignado a la mujer el rol de ama de casa y madre que, además, tiene que agradar con su belleza y habilidades de seducción. Pero no por ello dejan a un lado otro tipo de mensajes destinados a ese otro estereotipo de mujer, la “mujer moderna” y trabajadora, que los capitalistas no quieren dejar de explotar para aumentar su cuenta de beneficios en base a la venta de todo tipo de productos que las mujeres con independencia económica puedan querer comprar. Así, junto a anuncios que presentan sin ningún pudor a la mujer como ama de casa servil, complaciente y abnegada, buena cuidadora de su hogar y mejor madre (anuncios de productos para el hogar, anuncios relacionados con el cuidado infantil, etc.), o esos otros que se dirigen principalmente a lo relacionado con el aspecto físico y la belleza, conviven otros muchos que resaltan la capacidad de consumo de la mujer por encima de cualquier otro aspecto. Anuncios en los que la mujer se ve representada como ejecutiva, profesional liberal, estudiante, etc., en los cuales ya es la propia mujer la que es capaz de tomar sus propias decisiones de consumo, y que, en su mayoría, presentan a una mujer feliz, espontánea, inteligente, respetable, socialmente aceptada, deseable e influyente y capaz de afrontar diferentes cambios en sus vidas.

No obstante en tales anuncios hay algo que no deja de ser curioso: se las presenta siempre no como personas que tienen valor por sí mismas, sino como mujeres que, a su vez, han de competir con otras mujeres en un mundo dominado por hombres. Su valor como mujer le vendrá entonces en función de su capacidad para imponerse a esas otras mujeres y tomar así un papel socialmente relevante, pero siempre, por supuesto, acorde a criterios de valoración cuyos juicios son, en última instancias, emitidos por esos hombres que tienen la capacidad de dominar socialmente los espacios donde estas mujeres se ven insertas y forzadas a competir entre sí. La publicidad, si algo tiene, es su capacidad para recoger, en favor del consumo, todo el espectro de roles e identidades sociales que puedan convivir en una determinada sociedad, y enfocar los anuncios, dependiendo del tipo de producto a vender y el público potencialmente comprador del mismo al que vaya dirigido, de acuerdo a lo que determinados mensajes puedan conseguir, mediante su impacto emocional, en tales roles e identidades sociales. Esto ocurre en nuestra sociedad con los anuncios dirigidos a mujeres o que tienen en las mujeres potenciales compradoras.


La publicidad no recoge, pues, un solo modelo de mujer en sus anuncios, dentro de ella pueden tener cabida diferentes roles femeninos según lo que ya previamente se da realmente en la sociedad, pero siguen existiendo una serie de mensajes que son comunes para todas las mujeres y que, a su vez, son muestra de esas realidades sociales, vinculadas al patriarcado, que siguen plenamente vigentes, ejerciendo una violencia sistemática y cotidiana, en esta sociedad. Realidades que se encuentran igualmente plenamente interrelacionadas con lo que se desprende del sistema consumista-capitalista que se ha establecido como hegemónico y dominante, y que, por supuesto, como expresión sintetizada de ambas realidades en la vida y la identidad de las personas, y en este caso concreto de las mujeres, se manifiestan vinculadas a cuestiones relacionadas con el sentido y el sinsentido de la vida, sirviendo para la reproducción, la conservación y el mantenimiento de lo que tales realidades son en la práctica de cara a esta sociedad.

Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Texto extraído de: kaosenlared

domingo, 23 de agosto de 2015

AUTODEFENSA PARA MUJERES


"Lo opuesto al patriarcado no es el matriarcado,
es la fraternidad entre géneros. 
Todas y todos somos lxs responsables 
de romper las relaciones de poder para 
encontrar un camino hacia la cooperación."



Esta publicación está escrita y pensada por y para mujeres. La información que contiene se basa en las vivencias que, como mujeres de esta cultura, nos acontecen y caracterizan.
La idea de esta publicación no es profundizar las diferencias entre géneros, sino replantearnos cuáles son las formas de reproducción del rol femenino asignado que nos limita, somete e inferioriza.
Es una invitación a la toma de conciencia y al autoreconocimiento para poder empezar a romper con todos estos años de sumisión y trabajar conjuntamente por nuestra autonomía y libertad.

A continuación tratamos de reproducir las bases y herraminetas que construimos en grupo con otras mujeres, añadiendo experiencias personales e indagando en nuestra propia historia.

Las personas que recopilamos esta información fuimos mujeres abusadas sexual y físicamente durante nuestra infancia y a lo largo de nuestras vidas, escribir esto nos hizo remover mucha mierda


¡NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA!
¡NO MÁS VÍCTIMAS NI CÓMPLICES!

Placer y abuso son vivencias opuestas.
Placer y miedo son vivencias opuestas.
Sentirse querida y sentirse usada, son vivencias opuestas.
Sentirse dueña de sí misma y sentirse propiedad de otro/a, son vivencias opuestas

HOMBRE PÚBLICOS, MUJERES PRIVADAS

La cultura construye lo que significa ser hombre y ser mujer, transformando y profundizando las diferencias físicas en diferencias psíquicas y emocionales y borrando las similitudes. Desde niñxs, se nos imponen roles y estereotipos que generan desigualdad para las diferentes sexualidades, encasillandonos en unas y ocultándonos otras... Por ejemplo, todos los juegos de niñas siempre han estado relacionados a ser madres, ser lo más parecidas posible a muñecas de plástico, a los quehaceres domésticos, siendo educadas para dedicarnos al mundo privado, a la casa, a la tutela, a la familia… Los entrenamientos y los juegos siempre fueron más pasivos que los de los niños, por eso no nos debe resultar tan extraño que ellos hayan desarrollado más fuerza a lo largo de sus vidas que nosotras. Sus juegos y cuentos tienen que ver con el mandato que la sociedad impone al hombre: la guerra, la razón, la técnica y el mundo de lo público. De este modo es cómo, sin darnos cuenta, empezamos a reproducir los valores del patriarcado, que tienen que ver con las jerarquías y la competencia entre pares. Para determinar quién es más fuerte y mejor, imponiendo a algunxs por sobre otrxs a la fuerza, en vez de valorar lo que cada persona es capaz de dar o sentir desde sí y cooperar para que todxs podamos desarrollarnos.

¿POR QUÉ ENTRENAR NUESTRO CUERPO?

El desarrollo de la fuerza y la habilidad física siempre fueron actividades por razones culturales mayormente practicadas por hombres. Por esto, no es sorprendente que ellos tengan más fuerza que nosotras. Tal vez, si nos dedicáramos también a la albañilería y los hombres a la educación de lxs niñxs, las cosas serían muy distintas. Conocer las posibilidades de nuestro cuerpo y empezar a desarrollar los músculos (que de hecho tenemos en igual cantidad a los hombres) nos da la posibilidad de sentirnos con mayor seguridad, confianza y autonomía. Además, la actividad física en sí es generadora de salud, renueva, hacer circular la energía y nos otorga mayor equilibrio físico y mental. Romper con el mito que establece que por una cuestión biológica o innata los hombres tienen más fuerza que las mujeres, es tan simple como aprender a prescindir de ellos. Por ejemplo, a la hora de correr un mueble en vez de llamar a un hombre para que lo haga solo, llamar a una amiga y hacerlo entre las dos, es un gran paso. Tanto la fuerza como las actividades culturalmente determinadas para los géneros (masculino/ femenino) son un mito fácilmente abolible. Es tan simple para una mujer aprender a cambiar el cuerito de una canilla, como lo es para un hombre tender la cama o lavar la ropa. El aprendizaje de oficios útiles como electricidad, plomería, etc., y la destreza física aportan a la autonomía e independencia de toda persona. Un dato concreto es saber que se necesita la misma fuerza para levantar cuatro kilos de verduras, que para romper un tabique con un golpe dado en el lugar correcto. Muchas veses no es la fuerza lo que vale a la hora de defenderse, sino la confianza en una misma y la técnica bien utiliizada. Tu primer enemigo sos vos misma. El hecho de establecer vínculos dañinos es una manifestación de cómo te encontrás internamente. Casi todas las mujeres violentadas nos sentimos inseguras, vulnerables, dependientes, sentimos que no podemos solas y que necesitamos de un “otro”. Cuando superamos este sentimiento de autodestrucción e inseguridad y comenzamos a sentirnos seguras, respetándonos a nosotras mismas, construimos relaciones afectivas NO autodestructivas. Muchas veces no nos damos cuenta de lo fuertes que somos como para soportar tanto daño, creyéndonos débiles, sin detenernos a pensar que toda la energía que depositamos en una relación enfermiza, podemos utilizarla en algo que nos haga bien. A partir de esto no dejaremos que nadie que nos rodee nos trate mal, nos controle ni lastime. Ya sea una pareja, novix, amante, marido, familiar, amigx, desconocidx, etc. Hablar para solidarizarnos entre nosotras nos hace comprender que los abusos fueron y son cometidos contra millones de mujeres a lo largo de generaciones, en todas partes del mundo. Romper el silencio y el aislamiento es empezar a quebrar con una larga historia de abusos. La hipocresía, el individualismo y la incomunicación sólo ayudan a mantener y alimentar la cadena de violencia. El silencio nos transforma en cómplices. Y la complicidad con estos hechos hace que sigan sucediendo. Entonces, cuando veas o escuches que alguien está siendo agredidx, en la calle o entre vecinxs, en cualquier ámbito, trata de establecer un vínculo de confianza con la persona que está siendo agredida. Si no la conoces y estás en la calle, puedes disimular y acercarte a preguntar por el nombre de una calle, hablándole a la agredida, si se trata de una vecina puedes tocarle el timbre y pedirle una taza de azúcar. Lo importante es que la persona sepa que vos estás atenta. No deleguemos sólo en el juez de turno o en el tribunal, no esperemos a que la policía reaccione. Porque para dificultar un poco más el laberinto, si una mujer sufre un ataque y pide ayuda en la justicia, corre el riesgo de enfrentarse con algún representante de la justicia machista o con un policía que manda la causa a un archivo gigante y termina aconsejándole a la víctima que vuelva e intente recomponer la situación. Por eso es muy importante saber adónde acudir y formar vínculos de confianza y solidaridad entre mujeres.


CONFIANZA Y COMUNICACIÓN BASES PSICOLÓGICAS PARA LA AUTODEFENSA


• El miedo y la rabia producen adrenalina en el cuerpo, ésta aumenta la fuerza física y si aprendemos a utilizarla puede ayudarnos a defendernos. El pánico se desarrolla a través de la falta de oxígeno en el cerebro. Para superarlo es necesario que intentes tranquilizarte y respires lentamente tomando aire por la nariz y soltándolo por la boca.

• Confía siempre en tu sensaciones por más que no haya signos explícitos de violencia.

• Toma conciencia de lo que demuestra tu actitud corporal, si no te sentís segura puede que el agresor lo perciba y tome provecho de eso.

• Establece los límites de tu espacio personal y no permitas nunca que sean invadidos.

• Los roles de víctima y de agresor son complementarios. Si te ubicas en el rol de víctima estás confirmando el rol del agresor. 


CONTRA LA VIOLENCIA Y LA OFENSA ORGANICEMOS NUESTRA AUTODEFENSA


La violencia contra las mujeres no sucede sólo en los parques durante las noches de frío. Cada día somos blanco fácil de miradas, comentarios, chiflidos, bromas pesadas, palmadas, etc. En la calle, en los bares, en las comisarías, en el trabajo, en las casas, en la tv y en cualquier lugar adonde estemos. Esta situación cotidiana es el fruto y el alimento de una propaganda cultural que educa un imaginario en el cual la sexualidad y la violencia coinciden. La violencia es un problema social y cultural. La causa radica principalmente en la educación autoritaria en sí (de nuestra cultura patriarcal) de la que todxs y cada unx somos cómplices si no nos replanteamos nuestras “costumbres”.


VIOLENCIA MIRADA, VOZ, CUERPO Y ACTITUD


Muchas son las condiciones culturales con las que nos encontramos día a día las que nos hacen reprimir nuestra voz y expresión y nos incitan a quedarnos en silencio. Trabajemos internamente para que esa voz exprese nuestra bronca, angustia y hartazgo. La voz aumenta nuestra fuerza emocional y física, y es elemental para la autodefensa. Cuantas más mujeres hablemos, gritemos, insultemos y rechacemos los abusos, menos vulnerables seremos frente al agresor. Nuestro cuerpo habla por sí mismo, la actitud corporal que adoptamos demuestra nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Por eso es necesario animarse a adoptar una actitud corporal firme que refleje lo que nos pasa internamente. Si sentimos que sí, es ¡SI!; si sentimos que no, es ¡NO!, y el otro tiene que verlo expresado en todo nuestro cuerpo. Con sólo una mirada se puede decir mucho y la actitud del otro puede cambiar de acuerdo a ella. Es importante registrar si estamos transmitiendo bien nuestros deseos como para poder también identificar cuándo NO son respetados, aún habiéndolos manifestado. Adopta siempre una actitud segura, caminando con firmeza, los hombros hacia atrás, la espalda recta, la mirada al frente, mirando a los ojos, deja que tu voz se escuche, no dudes ni te disculpes todo el tiempo. Si alguien te está molestando no pidas por favor. ¡¡Exigí respeto!!


SUTILEZAS DE LA VIOLENCIA SEXUAL


• Cuando, circunstancialmente se dá dormir con un hombre, y sin vos dar pie, se tiran el lance con una mano desubicada en alguna parte de tu cuerpo, o invadiendo tu espacio, estando despiertos o haciéndose los dormidos.

• El hecho de que a ellos no les pinte usar preservativo, sin importar tanto el embarazo indeseado como todas las enfermedades de transmisión sexual que existen, es una actitud común que demuestra su egoísmo y tu complicidad. Lo más probable es que mientras ellos disfrutan de tu cuerpo, vos estés preocupada pensando (además de disfrutando) en que no se les escape un chorrito de semen adentro, si estás en tus días fértiles, si tomaste la pastilla, si estará por acabar, etc. No pudiendo disfrutar plenamente de tu sexualidad y exponiéndote a consecuencias autodestructivas.

• Cuando actúan como si fuéramos muñecas plásticas y objetos de penetración, imponiéndonos posiciones incómodas y hasta dolorosas, manipulando nuestro cuerpo para su propio placer sin importarles el nuestro.

• Cuando nos inducen de forma abrupta y autoritaria a que les demos placer, cómo y cuándo ellos quieren.

• Cuando no tienen en cuenta su higiene y depilación corporal y sí la nuestra.

• Que tanto las pastillas como cualquier forma de prevención sean tu responsabilidad e impliquen los efectos colaterales en tu salud y no en la suya, sólo porque a él le corta el mambo o no le gusta usar preservativo. Lo que vemos como importante y trascendente es el respeto que vos misma sientas por tu cuerpo, dado que el trato que los demás tengan con vos va a depender del amor propio que vos manifiestes.

Es importante que sepas que:

• Sólo vos y nadie más que vos sos dueña de tu vida y de tu cuerpo.

• Nadie tiene que tomar decisiones por vos.

• Podés cambiar de opinión cuando lo desées y las demás personas deben entenderlo y respetarlo. Por ejemplo, si deseás intimar con alguien en un momento dado y al siguiente cambiás de opinión, la otra persona tiene que aceptarlo le guste o no. • Los golpes jamás pueden ser una demostración de amor. Quien golpea a quien ama necesita ayuda psicológica1 y eso no es algo que vos sola puedas manejar ni resolver. Si algo así te está ocurriendo intentá hablarlo con alguien de tu confianza y acercate a un centro de atención1 . Aunque ames a tu pareja profundamente, es fundamental que tomes conciencia de que tu vida (y la de tus hijas o hijos, si lxs tenés) está corriendo peligro seriamente. Elijamos relaciones de igualdad y respeto que nos hagan sentir escuchadas y donde nuestras necesidades y deseos sean tenidos en cuenta tanto como los de la otra persona.


ABUSOS


Existen diferentes situaciones de abuso hacia la mujer. Si bien no es lo mismo una mirada de deseo en la calle que un manotazo en el culo o algo tan extremo como la penetración forzada, ambas cosas implican un tipo de abuso. La persona que se siente con la libertad de decirte lo que opina sobre vos (si estás linda o no, si tu cola le gusta, si tus tetas son grandes o pequeñas, etc.) está ejerciendo una relación de poder, dando por sentado que puede decirte o hacer con vos lo que desee. No necesariamente ni en todos los casos la violencia implica fuerza física. Todo aquello que alguien ejerce sobre vos en contra de tu voluntad, sin tener en cuenta tus necesidades, deseos y gustos también es violencia.

• Abuso Gestual: miradas lascivas, gestos, mostrar el pene, masturbarse, etc.

• Abuso Verbal: piropos, chiflidos, bromas pesadas (en las que el único que se ríe es el agresor), comentarios despectivos, insultos, gritos, etc.

• Abuso de confianza: ser inducida a hacer lo que la persona abusadora quiere utilizando la confianza existente en la relación.

• Abuso Psicológico: celos, subestimación (decirte que no vas a poder hacer lo que deseás, menospreciarte), humillación, ridiculización, control, amenazas (“Si me dejás me/te mato”, “Me llevo a lxs chicxs”, etc.), culpabilizar, chantajear emocionalmente, etc.

• Abuso Físico: apretones, tirones de pelo, empujones, golpes, etc.

• Abuso Sexual: que te toquen cuando no lo deseás, que la otra persona dé por sentado que el hecho de ser tu pareja lo/a habilita para tener sexo cuando quiera, violación, etc. En muchas ocasiones los abusos también se dan por medio de engaños, mentiras o chantajes. Como cuando te tocan y no se hacen cargo o cuando lo hacen entre risas y juegos, simulando diversión cuando el único que se divierte es el abusador/a.

El violador no es pobre ya que conduce su auto importado.

• El violador no habla mal porque trabaja en una escuela.

• El violador no huele mal, porque se perfuma todos los días para trabajar en su oficina.

• El violador no viste mal porque como los ladrones de guantes blancos, también usa traje.

• El violador no siempre es desconocido porque puede ser parte de tu familia.

• El violador no es el ciruja del barrio porque usa sotana.


ROMPAMOS CON EL ESTEREOTIPO VIOLADOR = MONSTRUO



El violador tiene que dejar de ser clasificado como un hombre retardado, bruto o ciruja. Está comprobado que la mayoría de los casos de violación suceden dentro de la familia. En general, el violador es un marido, un padre, un tío, un abuelo, un novio, un hermano o hermanastro, cualquier persona capaz de establecer un vínculo de confianza o de poder. Este vínculo funciona como generador de vergüenza y culpa, sobre todo cuando todavía somos lo suficientemente indefensas o vulnerables como para poder entender y reaccionar ante lo que está sucediendo. Frente a cualquier situación de violencia lo más importante que hay que saber es que la autodefensa comienza en la relación que tenemos con nosotras mismas. La violencia, al ser parte de la cultura en la que crecemos, es naturalizada y aceptada internamente.

EN EL MUNDO


• Cada año, 2 millones de niñas sufren mutilaciones genitales.

• Por lo menos 1 de 4 mujeres en el mundo sufre maltrato doméstico.

• Cada 12 segundos una mujer es maltratada por su esposo, novio o amante.

• El maltrato ocurre en todas las culturas, edades, razas, nacionalidades y niveles socioeconómicos.

• El maltrato también se presenta en relaciones entre el mismo sexo.

• El 93% de las víctimas de violencia doméstica son mujeres.

• El 64% de todas las mujeres serán maltratadas alguna vez en su vida.

• El 60% de las mujeres golpeadas, son golpeadas en estado de embarazo.

• El 81% de los hombres que maltratan a sus parejas tuvieron padres que abusaban de sus madres.

• El 40% de las mujeres víctimas de intento de homicidio conocen a sus atacantes.

• El 80% de las niñas atacadas sexualmente han sido molestadas o agredidas por hombres tan cercanos como su padre y tan lejanos como su vecino.

• Las golpizas son la mayor causa de heridas en las mujeres -son más frecuentes que los accidentes automovilísticos, asaltos y violaciones todos juntos-. Esta es la principal causa por la que las mujeres son atendidas en las salas de emergencia.

• Sólo el 1% de las mujeres golpeadas en el hogar informa sobre los abusos sufridos.

• El 40% de las mujeres golpeadas por sus propios esposos, llevan por lo menos 20 años soportando este tipo de abusos, con las marcas físicas, emocionales y psíquicas que esto significa.

• En el ámbito laboral 1 de cada 5 días laborables que pierden las mujeres están relacionados con la violencia doméstica.

Dormir "con el enemigo" es una situación que las mujeres viven la mayor parte de las veces en silencio. El silencio habla también de la cercanía del agresor: las estadísticas delictuales revelan que la mayor parte de las mujeres que han sido violadas conocen a sus atacantes. El hogar, entonces, que debiera ser el espacio acogedor, se convierte en el lugar del peligro. ¿Dónde refugiarse? ¿Dónde acudir si todavía los funcionarios actúan según la idea de que detrás del ataque masculino hay siempre una mujer provocadora?

NO CEDER ESPACIOS, NO DEPENDER DE ACOMPAÑANTES, NO RELEGAR NUESTRA LIBERTAD


ESTAS SON ALGUNAS IDEAS PARA CUANDO CAMINES POR LA CALLE SOLA EN LA NOCHE O EN CUALQUIER SITUACIÓN Y TE SIENTAS INSEGURA



Puedes tener encima un objeto de defensa como:

• GAS PIMIENTA. Es un gas que rociado sobre los ojos provoca un enceguecimiento momentáneo. Se vende en los rezagos militares y cuesta alrededor de $ 15, viene enfrascado en un aerosol tan pequeño que podés llevarlo en el bolsillo y tiene una traba de seguridad que al correrla de lugar te permite que el gas salga o no. Su uso es bastante efectivo pero puede ser peligroso si no tomamos las precauciones necesarias para su efectividad deseada.

Cómo utilizarlo: - No lo utilices nunca en espacios cerrados, ni con el viento hacia vos, ya que el gas se expande 3 metros a la redonda y puede dañarte. - Extendé lo más que puedas el brazo para rociarlo sobre los ojos del agresor y alejate del lugar. Si tenés que mantenerte en el sitio, utilizá un pañuelo que tape tu nariz y tu boca para no inhalarlo. - No lo muestres, sacalo justo en el momento en que estés segura de que lo vas a utilizar, ya que el agresor puede utili zarlo en tu contra. - Si vas a recomendárselo a otra persona no olvides nunca pasar esta información.

• Con UN PALO o UNA BOTELLA VACIA en la mano, los automovilistas y peatones molestos temen por su seguridad y la de su auto, ya que pueden suponerte ebria.

• TRANSPORTARSE EN BICICLETA. La bici es una herramienta que brinda autonomía y salud para todas ya que no envenena el aire y te deja en la puerta de tu casa. Además existe una enorme diferencia entre atravesar un lugar de noche en bicicleta y caminando, la velocidad con la que podés andar por lugares indeseados pedaleando no es la misma que a pie.

• LAS LLAVES. Si tenés que golpear, sostené las llaves con el puño cerrado y colocá una de ellas entre el dedo mayor y anular de modo que quede una en punta hacia afuera.

• GRITAR. Que no te averguence ridiculizar al agresor exponiéndolo públicamente y dejando claro que te está molestando.

• GRITAR ¡FUEGO! Si pedimos auxilio el sentido común de la gente es bastante cruel con las mujeres y por lo general no acuden a ayudarnos, el fuego por lo general despierta mayor curiosidad en las personas y temor de que se les queme algo propio, haciéndolas acudir rápidamente.


SI ESTÁS HACIENDO DEDO EN LA RUTA O TE ENCONTRAS EN UNA SITUACIÓN DE ABUSO EN UN AUTOMÓVIL EN MARCHA:

• MANTENÉ LA VENTANILLA UN POCO ABIERTA. Ante cualquier situación de violencia podés abrir la guantera (compartimiento que está por lo general frente al asiento del/a acompañante donde se guardan papeles necesarios, documentación,registros de conducir, etc.), sacar los papeles que allí se encuentren por la ventanilla y amenazar con tirarlos. Esta documentación también puede servirte para guardar los datos del agresor y presentar una denuncia. Otro lugar donde se guardan comúnmente estos papeles personales es detrás del espejo que está frente al asiento del/a acompañante, debajo del asiento del conductor/a, y en el guardapapeles de la puerta del conductor/a. Si hacés dedo nunca salgas sin una navaja o un cuchillo bajo la manga, que para la policía puede ser tranquilamente parte de tu kit de camping.

• INVENTATE UNA ENFERMEDAD CONTAGIOSA. Cuando te empiecen a cargosear y a hablarte de sexo, podés decir que desde que estás enferma lamentablemente no podés tener relaciones, y seguramente los prejuicios, la ignorancia y la exclusión social hacia lxs enfermxs no le permitirán seguir hablando del tema, y les dará miedo tocarte.

PARA DIFERENTES FORMAS DE AGRESIÓN DIFERENTES FORMAS DE REACCIÓN


SI CONOCÉS AL AGRESOR

• Decí NO.

• No te quedes quieta, inmóvil o en silencio mientras ocurre el abuso. Si no podés hacer nada por miedo a un golpe o porque algo internamente te paraliza, por lo menos sé consciente de lo que te está pasando.

• No te calles. Intentá expresarle al/a abusador/a, aunque sea por medio del llanto, que lo que te está haciendo te hace mal.

• Intentá buscar a alguien de tu confianza para hablar. Vos no sos culpable ni tenés ninguna responsabilidad. Lo que te ocurre no es provocado por vos, es el abusador el que debiera sentir culpa y vergüenza. Nadie merece ser abusadx. No existe ningún motivo que justifique al abusador.

• El silencio o intentar olvidar el abuso no son remedios. Al contrario, no sacarte el dolor, la bronca, la culpa o la vergüenza, sólo traen enfermedades.

• No pensés que esta vez va a ser la última, no des más oportunidades a la agresión. La violencia es un lenguaje que una vez que comienza no se termina, renunciá para siempre a comunicarte de esa forma.

SI NO CONOCÉS AL AGRESOR Y ESTÁS EN LA VÍA PÚBLICA

• Gritar fuego (muchas veces pedir ayuda o auxilio no da resultado, en cambio el fuego despierta mayor temor y curiosidad en las personas cercanas haciendo que acudan rápidamente).

• Podés tocar los timbres de las casas que estén a tu alcance, entrar en algún negocio o hacer de cuenta que conocés a cualquier persona que esté cerca acudiendo a ella con un saludo o estableciendo un diálogo.

• Si no te queda otra que golpear a tu agresor/a intentá que sea en lugares que duelan mucho, inmovilicen o desmayen. Éstos lugares son: - Los testículos (patada, rodillazo, piña,apretón, etc.) - Los ojos (piquete, clavar algo, etc.) - La carótide o nuez del cuello (codazo, piña, hundir con los dedos, etc.) - Los oídos (pegar al mismo tiempo con ambos puños cerrados, morder, etc.) - La nariz (piña de abajo hacia arriba, morder, clavar o introducir algún objeto, etc.)

Si te sentís abusada cualquier reacción es válida. Desde correr, gritar, golpear o hasta intoxicar a quien te está agrediendo. Elegí la forma que te sea más útil y con la que te sientas más cómoda. Tené en cuenta que la violencia muchas veces llega a tales extremos adonde es tu vida o la de la otra persona la que está en juego.




Para más información, sugerencias, críticas, aportes, etc., contactanos a la casilla de correo: edicionesdegeneradas@yahoo.com.ar


EDICIONES DEGENERADXS con el apoyo de Feria Nómade
Texto extraído de: nodo50.org

miércoles, 23 de abril de 2014

LOS CABRONES,¿NACEN O SE HACEN?: SEDUCTORES Y DEMÁS PSICÓPATAS QUE NOS VENDEN LA ESCLAVITUD DEL FOLLAR



El donjuán, Casanovas...esos tipejos psicópatas de pautas repetidas, que presumen y se vanaglorian de ser cabrones con las mujeres. La sociedad, patriarcal, lejos de darles la espalda, les premia con adjetivos como "seductor", "inteligente".... pese a que solo se preocupan por si mismos y sus necesidades inmediatas y son los máximos representantes del capitalismo en los afectos y la sexualidad....


Nadie habla del implacable sadismo de estos seres "encantadores". Son maestros del lenguaje, de una simpatía arrebatadora, locuaces y fascinantes, eso sí, en la superficie. Siempre aparentando estar buscando a su mujer ideal sin éxito y continuamente perdiendo amigas y amigos por el camino cuando ya han saciado su ego y necesidades más prácticas.

Presumen, aunque sutilmente para rodearse de un halo de misterio, de sus conquistas femeninas y de lo cabrones que pueden llegar a ser con las mujeres, pero no reflexionan sobre sus actos, ni se sienten culpables ni intentan cambiar porque ya no serían tan machos de cara a la sociedad patriarcal.....PUTOS FLIPADOS QUE SE CREEN DIOSES!!

Ante estos solo puedo preguntarme, ¿Por qué mienten tanto? ¿Lo hacen porque al contrario de las mujeres, les cuesta mucho admitir sus defectos y cambiarlos, en lugar de ello prefieren crearse una realidad externa bien alejada de la interna?

¿Por qué mienten?

Pues justamente por lo que hemos comentado anteriormente, son incapaces de aceptar sus errores y cambiar, prefieren vivir engañados, este es un comportamiento infantil y por eso se les llama: “inmaduros. Y también, sobretodo, porque son unos inseguros, seguramente muchos serán así por culpa de su padre o madre. En vez de trabajarse y superar los traumas, prefieren vivir en la comodidad de sus actos y naturaleza.


¿Qué podemos hacer nosotras y nosotros?

Pues nada, hagamos fuera de nuestra vida estos psicópatas y relacionémonos con los miles y millones de hombres que habitan el planeta y son seres normales.

Y si te has encontrado con un psicópata agudo de estos intenta darle una vuelta a la experiencia, !!Hay quien cree, que no yo, que precisamos al menos una experiencia con un psicópata para poder apreciar las nuevas masculinidades..¡¡Menuda gilipollez!!


¿Cómo detectar un hombre así?

Los Psicópatas son grandes seductores: si no, nadie querría estar con ellos. Estamos ante un "Casanovas", aquel hombre muy envalentonado que presume de sus conquistas, y de las que no ha podido conquistar como conquistadas. Es esta persona que llega a ti, de una manera muy sutil y sigilosa, que primero analiza tus necesidades y se convierte en eso que tu necesitas, debido a su gran experiencia con mujeres,. Tiene la facilidad de leerte muy rápidamente, es astuto, mas no inteligente. Su única satisfacción es la conquista de mujeres como trofeos, y regodearse de sus hazañas.

Es un narcisista, por lo que los sentimientos de la otra persona son ignorados, tiene una facilidad para halagar la sensibilidad femenina, y darle a cada mujer lo que necesita. No estamos ante un super amante o un superdotado, el "secreto" reside en su habilidad especial para captar el tiempo de cada mujer. Puede llegar a mostrarse muy sensible y frágil, y esto es parte de su don camaleónico de transformación.

Son poco o nada selectivos, para ellos todas las mujeres están dentro de su target, feas o bonitas, viejas o jóvenes, en desgracia o felices, sus relaciones son cortas, o cuando están casados o en una relación formal, son infieles.

El casanova, con los recursos que utiliza tan hábilmente, lo que busca es bajar las defensas de la mujer, por eso algunas veces, halaba sus virtudes o cuando esté se encuentra con una mujer que esta fuera de sus posibilidades, utiliza bajarle la autoestima o activarle el sindrome wendy.

En una salida "normal" en un entorno social variado (senderismo, activismo político, actividades deportivas...) podemos observar en estos hombres como su comportamiento a veces se puede notar a simple vista y sin necesidad de ser una de las piezas a batir: ojos perdidos en búsqueda para ligar, excusas para quedarse a solas con una mujer, "caballerosidad" exagerada para llamar la atención, adulación extrema de las virtudes del objetivo...Pero una vez conquistada la mujer es abandonada...

El casanova utiliza varios recursos en la actualidad desde los ciberneticos tales como las redes sociales pasando incluso por el feminismo para acercarse a mujeres, el deporte, movimientos sociales...¡¡Nunca sabes cuando vas a encontrarte con uno!. Para ellos no existe la moral o valores éticos.
Se sienten adictivamente atraídos por el sexo femenino como si estuvieran ante una pastelería o un filete de carne vacuna en su jugo.

Necesitan camaradería sexual permanente, que no amorosa. Por prolongadas o intensas que sean sus relaciones tienen el regusto de la fugacidad e improvisación. Para estos hombres no hay pérdida insoportable ni mujer irreemplazable.




Sus relaciones con mujeres empiezan rápidamente, con una atracción física instantánea. No hay espacio entre el deseo y su satisfacción. Los Casanova evitan los afectos más profundos; si la relación con la amante de turno adquiere un tinte más serio suelen huir de la misma. Tratan a las mujeres y al sexo como un objeto de consumo. La seducción suele perseguir una "escalada sexual" que consiste en una serie de concesiones logradas mediante el encanto y la habilidad.


El hombre Casanova habla de sus conductas, y de las mujeres, en términos de intercambio: "Me dan lo que necesito y yo les doy lo que necesitan"


Sea cual sea la edad cronológica o el estatus que ocupa el hombre "buscador de emociones" no puede vivir sin novedad y excitación. Es por ello que cuando descubre a una mujer que le resulta atractiva comienza su estrategia de juego y habilidad para conseguir el trofeo ansiado; sus pasos son meticulosamente calculados, lo que requiere concentración y autocontrol.


La adulación se convierte en un arte a cultivar y hacen de la seducción toda una ciencia reemplazando el romanticismo con la técnica y la pasión con la precisión.

Estos hombres son inseguros y carentes de madurez afectiva, buscan con esté comportamiento el llenar el vació que tienen de amor maternal, son machistas por mucho que se llenen la boca con el término libertario, verdaderos depredadores capitalistas de los afectos y la sexualidad.


Sus presas no tienen un perfil muy definido, pero generalmente son mujeres difíciles: muy exigentes y selectivas, emparejadas ….

Mientras están en la relación te hacen sentir que tocas el cielo con las manos: te dicen todo lo que siempre quisiste oír , te tratan de maravillas ...¡son el hombre ideal!

Pero una vez que te tienen en sus garras se comportan por encima del bien y del mal , porque él mismo se siente tan poca cosa que necesita rebajarte para sentirse más importante. Se esmera en enamorarte, hasta que le dijiste " te amo" , y entonces ya no le interesas más , porque caíste en sus redes, que era el fin de todo su juego. Si le amas, no le interesas , porque ...¿para qué seguir cautivando a alguien que ama a una basura como él? (prueba de que se siente basura son sus lamentos de pobre victima constante a los que te somete)



Suele realizar comentarios negativos sobre ellas cuando ya han dejado de estar en su punto de interés: “ se ha vuelto loca por mí, es un poco pesada, a ver si me deja de llamar ya” "está desequilibrada, yo nunca dije que la quería".

¿Estás demasiado cerca de uno de ellos?

No te aflijas, alégrate porque " de buena te has salvado"!!! Borralo de tu cabeza y de tu vida, está loco, hermana, y a ninguna mujer del mundo el conviene enamorarse de un psicópata, aunque son maestros en enamorar.



¿Quénos venden?, La esclavitud del follar

¡Somos sexys, somos calientes, somos libres! ¿En serio? ¿En qué momento las mujeres tomamos esa consigna de feminismo peuco y nos convencimos de estar disponibles al follón sin pedir nada a cambio?. Los hombres históricamente han estado dispuestos a pagar un costo por acceder a una mujer, con una cita, con palabras de amor, en el extremo con dinero; sin embargo, hoy somos nosotras las que no pedimos ni un mensaje de texto post coitum.

No pretendo caer en nostalgias reaccionarias, pero hay que reconocer que la situación actual de nuestra transacción sexual, es como haberle pedido al mismo empleador que nos tenía con contrato fijo, una boleta de honorarios.
Después de tanta lucha que hemos dado para salir de la opresión de la norma macho, nos tropezamos con algo curioso y sintomático: nos hemos transformado en una fantasía masculina, es decir, en un pedazo de culete gratis. Claro, las mujeres no le decimos así… sino que usamos eufemismos como mujer libre, multiorgásmicas, lovefree, autogestoras del orgasmo.




Así, muchas veces nos convertimos en esa amiga-amigo, que declara ser distinta a sus congéneres. Y que se empeña en buscar cuestiones fálicas, como el poder, la competencia, follar. Lo que no sería problemático si no fuera porque en la exaltación de esa vía, renegamos de cosas como la palabra, la cercanía y el cuidado. Todo bajo el nombre de liberación.

¿Pero de qué se habla cuando se alude a liberación sexual?

No más que a la flexibilización de contratos. Más allá de los viejos convenios – que como toda norma siempre fueron transgredidos- se trata sobre todo de estar libre del otro. El sexo así, tiene rostro libre, pero cuerpo mezquino.

Por otra parte, me pregunto si es posible jugar realmente el mismo juego de los hombres, cuando aún no tenemos las mismas condiciones en la cultura. Porque todavía las mujeres valemos menos en el mercado laboral. Aún no somos dueñas del destino de nuestro cuerpo, la natalidad es un asunto de Estado y la maternidad, un asunto privado con escaso apoyo social. Aún debemos modelar nuestros cuerpos de acuerdo al fetichismo masculino ( quién no se ha sacado fotos de pedacitos de sus presas para exhibirlas en las redes sociales). Aún los femicidios. Aún los juicios clásicos hacia las mujeres: tontas, locas, maracas. Entonces ¿por qué tendríamos que estar en las mismas condiciones en la erótica?

Para que esto no parezca – que seguro ya lo parece- un lamento conservador o un gemido de mina histérica, hay que entender que a veces la libertad prometida no es más que una nueva domesticación.


Nos enseñaron a pensar que el único mecanismo de control social era la represión y que, por lo tanto, librarse de las ataduras significaba libertad. Y es cierto que las mujeres hemos tenido que pelear frontalmente con el poder para lograr cierta justicia y dignidad. Sin embargo, olvidamos que la ideología también se instala a través de discursos y prácticas que parecen neutrales. Y es por esta vía que nos hemos construido una autoimagen, que tiene mucho de impostura masculina. Calientes, independientes, cabronas.

Estos discursos, que parecen inofensivos, provienen al menos de dos fuentes. Una de ellas es la erótica modelada por la ciencia. Casi cada semana nos encontramos con algún técnico del sexo enseñándonos como amar e imponiéndonos distintos scores de la práctica sexual. La ciencia ha transformado el sexo en tema sanitario. Ahora se dice que sería bueno para la salud, como hacer deporte o comer fruta. Por el contrario, alguien que no tiene sexo -por que no puede, o no quiere- estaría enfermo.

Desde otro frente, la revista femenina propone a la mujer de vanguardia. Invitando a la sexualidad tántrica, holística, cuántica… promocionando juguetes sexuales de diseño para llevar en la cartera por si a una le baja la calentura por ahí. Angustiando a cuanta fémina, que con su libido por el suelo, se siente culpable y frígida.

Lo que no hemos entendimos – como decía Foucault – es que decirle que sí al sexo, no significa decirle que no al poder. Sin darnos cuenta, nos hemos ido construyendo como mujeres hiperdefensoras de lo masculino, dejando a un lado nuestro gran capital transformador: el campo de las relaciones. Ese tejido social que apunta al cuidado y la cooperación.



No se trata de defender las viejas instituciones de lo amoroso, que también nos aplastaban; pero el simulacro del touch and go crónico deshumaniza. Se trivializa el cuerpo, se mecaniza el sexo y se atenta contra las posibilidades de un encuentro: la amistad, la ternura, la solidaridad, al menos una fraternidad política con el otro.

Por mi parte, aún prefiero la resaca de un encuentro; que un acuerdo de sexo controlado, avaro de la locura de a dos, sobrante de hule.

-----------------------------------------------------------------

NOTA...

Si eres hombre y no te ha gustado este post es que ocultas la realidad del mismo para no herirte.
Tened en cuenta que el psicópata seductor capitalista y acumulador de "muescas" es el prototipo de hombre que hace que el resto sean discriminados cuando se generaliza sobre los hombres.

Este tipo de hombres es la lacra más brutal de la sociedad, seguramente sois muchos: hombres y mujeres, que conocéis más de 1, 2 y 3 hombres con esta psicología y realmente es patético.




sábado, 29 de marzo de 2014

CÁSATE Y SÉ IDIOTA...




No soy nada favorable a la institución del matrimonio. Cada vez más me parece ilógico que dos personas tengan que firmar un papel que selle su amor, que se prometan amor eterno, que se gasten una pasta en vestidos y el evento.


He ido a varias bodas ( por favor, desde aquí pido que nadie me invite nunca más a una, ya no soporto tanta tradición patriarcal) y esa es la prueba final que una necesita para darse cuenta de lo tonto que es todo esto: siendo incluso bodas civiles, el juez o jueza siempre dice “y recordad que el matrimonio es igualdad, no significa que uno esté por encima del otro”. Excusatio non petita. Es absurdo. Es una forma que tiene esta sociedad cuadriculada de poner grado al amor. Si te casas te quieres más y tienes más compromiso con la otra persona. ¡¡ Anda ya!! Son como, decía El Principito, adultos que necesitan saber cuánto valen las cosas para ponerle un valor.

Y apareció ese libro, maravilloso libro, Cásate y sé sumisa.

Pero no os rasguéis las vestiduras porque la explicación es bien lógica: “Y, entre nosotras, podemos decirlo: debajo siempre se coloca el que es más sólido y resistente, porque quien está debajo sostiene el mundo”

Ya estoy más tranquila. Porque la mujer es quien está debajo, como unos sólidos bloques de hormigón armado que puede soportar tifones y tempestas. Es la base de la familia, la base que va a aguantar lo que sea que suceda. Y se supone que esto ha de ser algo bueno para las mujeres casadas. Claro que sí.

He estado leyendo cosas del libro en Internet, tanto en páginas católica como en laicas, y de verdad, la pena se extiende en el resumen de un libro así. Qué pena que el gobierno ¿no pueda o no quiera? hacer nada contra esto. De qué sirve que se luche contra la violencia de género si se puede publicar en España un libro que hable de sumisión.


¿ Sumisión? Yo no soy sumisa a nadie y menos en la pareja. ¿ De dónde se saca que la mujer deba ser sumisa a su marido? ¿ En qué cabeza enferma cabe que un ser humano ha de deber obedIencia a otro ser humano? Muy penoso.











Mucha gente me dice que me case incluso ha puesto en duda que yo quiera a mi pareja porque no quiero pasar por el altar. Como comprenderéis a mí me entra por una oreja y me sale por la otra.


Pero lo triste ya no es este libro, lo triste es que en mi experiencia, excepto un par de parejas casadas que conozco, el resto son todas cortadas por el mismo patrón del matrimonio tradicional. Gente de mi edad, un poco mayor que yo, no importa. La gente te vende la moto de que sigas la tradición porque el amor es ese compromiso, no entienden otras formas de vidas, libres y plenas, sin pasar por firmas. Te dicen que no, que los matrimonios de hoy no son como los de antes, pero se engañan.


Veo a mujeres presionadas por maridos antiguos que les exigen tener bien las tareas del hogar, mujeres que viven a su sombra, bajo su presión.

Veo a maridos ninguneados por esposas que se creen que lo contrario al machismo es ser una hitler con un marido al que no sé si aman o es que buscaban tener un esclavo a su servicio.

Me da igual. La gente que conozco se casa y se convierte en Mercedes y Antonio de Cuéntame. Y es así. EllXs no lo ven porque se engañan, se creen que eso es lo normal y lo que hay que hacer, pero no. Hay vida más allá del matrimonio. No lo dudéis.




Texto extraído de: mujerteniasqueser.wordpress