Vivimos en sociedad y no debemos limitarnos a consternarnos ante la muerte de la víctima, es necesario respaldar a la familia que se esconde tras la brutalidad de las agresiones y visibilizar. Necesitamos reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos y qué estamos creando entre todos y todas legalizando las agresiones a todos los niveles de nuestra vida: doméstico, laboral, social, emocional, económico... sin que nadie haga nada.
Y ahora observamos cómo el poder se hace cada vez más cómplice de esta sinrazón potenciando las desigualdades que dan lugar a las agresiones, tanto físicas como psicológicas, que sufrimos las mujeres. Reformas que no son otra cosa más que una manera de institucionalizar los ataques sobre las mujeres; fortalecer las diferencias y poner a las mujeres en una posición de indefensión no solo ante sus parejas, también ante la sociedad y la ley.
Añadimos, pues, a estas agresiones, los ataques por parte del Estado como violencia machista.
¿Qué ha supuesto, si no, la reforma de la ley del aborto, de la Ley de Dependencia, los cambios de legislaciones laborales o los recortes sociales? Si no teníamos suficiente con las humillaciones, vejaciones y malos tratos por parte de nuestros compañeros o ex compañeros, ahora el Estado, ese que dice ampararnos, nos condiciona y oprime solo por el hecho de ser mujeres. Eso sí, vendiéndonos que vivimos en democracia.
Detrás de cada una de estas leyes incumplidas y de todas aquellas que se proponen ahora para mermar nuestros derechos se observa una clara voluntad de los poderes, políticos, sí, pero también económicos e incluso religiosos de volver a reproducir la separación de roles por sexos, haciendo regresar a las mujeres a la reclusión de los hogares, haciéndolas responsables gratuitamente de los cuidados, y convirtiéndolas en víctimas de las frustraciones de sus parejas, padres, hermanos... como en los viejos tiempos.
Nos encontramos ante una violencia que el Estado ejerce sobre las mujeres de forma indemne y legalizada, y por eso exigimos y gritamos ¡basta ya!. Basta ya de retrocesos, de malversación, de engaños, de estafa y de crisis.
Nos encontramos ante una violencia que el Estado ejerce sobre las mujeres de forma indemne y legalizada, y por eso exigimos y gritamos ¡basta ya!. Basta ya de retrocesos, de malversación, de engaños, de estafa y de crisis.
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