La tv-movie sobre una de las primeras feministas españolas no hace justicia a su figura
Bárbara G. Vilariño 04/02/2013
El telefilm -bueno, tv-movie- “Concepción Arenal: visitadora de cárceles” aclara que, como buena mujer, la legalista ferrolana y una de las primeras feministas de España, fue compasiva, dadivosa y cuidadora. Unas razones por las que cualquiera que visione la cinta sin mayor bagaje pensará que tiene tantas calles y colegios en la geografía española, especialmente en la gallega. Poco o nada deja entrever de la vida política y feminista de la revolucionaria que tuvo que travestirse y vivir como hombre para lograr estudiar Derecho en Madrid, y todo refleja de una faceta, si se permite, teniendo en cuenta sus logros, bastante anecdótica: la de visitadora de cárceles de mujeres.
Concepción Arenal se perfila, según transcurren los minutos, como una burguesa de mitad del siglo XIX que en su cariz de cristiana socorre a las descarriadas mujeres que por enajenación o pobreza extrema llegaron a delinquir. Ahí por la mitad de la película aparece Juana de Vega, otra activista gallega a la que tampoco se le quiso otorgar en guión más labor que la de impartir clases a las presas. Si bien la situación de ambas fue ciertamente acomodaticia, tras noventa minutos, hasta la más leída se queda con la copla de que la motivación se encontraba en el amor cristiano y la beneficencia.
Este halo descontextualizado a nivel histórico y político obtiene su guinda en, ojo, spoiler: la compasión ante el guardia de la prisión, que, tras violar cuantas veces quiso a una de las presas, echa unas lágrimas ante el suicidio de ésta cuando, al verse embarazada, el abnegado novio que la iba a visitar -mula tras de sí para que nos quede claro que era uno más de la plebe- la abandona. A partir del suicidio, toda la película emplea sus armas más potentes de discurso audiovisual para convencernos del resquicio de esperanza que supone un guardia reprimido y apenado. Por supuesto, entremedias contamos con el personaje misterioso de toda la película: la mujer loca que asesina a sus hijos, loca, loquísima porque su marido la abandonó. Si el dibujo de la protagonista y Juana de Vega resulta difuso y poco convincente (mira tú, marcarse una peli de una tipa de la primera tipa que visita cárceles), la trama que supuestamente quiere realzar su legado poco ayuda.
Más allá de la reseña fustigadora, no está de más aplaudir el esfuerzo de las cadenas de televisión públicas en resucitar personajes revolucionarios femeninos, como la misma directora, Laura Mañá, hizo con el caso de la sufragista Clara Campoamor. Aún así, sería de agradecer una visión coherente, es decir, una visión feminista sobre mujeres feministasFICHA
Concepción Arenal se perfila, según transcurren los minutos, como una burguesa de mitad del siglo XIX que en su cariz de cristiana socorre a las descarriadas mujeres que por enajenación o pobreza extrema llegaron a delinquir. Ahí por la mitad de la película aparece Juana de Vega, otra activista gallega a la que tampoco se le quiso otorgar en guión más labor que la de impartir clases a las presas. Si bien la situación de ambas fue ciertamente acomodaticia, tras noventa minutos, hasta la más leída se queda con la copla de que la motivación se encontraba en el amor cristiano y la beneficencia.
Este halo descontextualizado a nivel histórico y político obtiene su guinda en, ojo, spoiler: la compasión ante el guardia de la prisión, que, tras violar cuantas veces quiso a una de las presas, echa unas lágrimas ante el suicidio de ésta cuando, al verse embarazada, el abnegado novio que la iba a visitar -mula tras de sí para que nos quede claro que era uno más de la plebe- la abandona. A partir del suicidio, toda la película emplea sus armas más potentes de discurso audiovisual para convencernos del resquicio de esperanza que supone un guardia reprimido y apenado. Por supuesto, entremedias contamos con el personaje misterioso de toda la película: la mujer loca que asesina a sus hijos, loca, loquísima porque su marido la abandonó. Si el dibujo de la protagonista y Juana de Vega resulta difuso y poco convincente (mira tú, marcarse una peli de una tipa de la primera tipa que visita cárceles), la trama que supuestamente quiere realzar su legado poco ayuda.
Más allá de la reseña fustigadora, no está de más aplaudir el esfuerzo de las cadenas de televisión públicas en resucitar personajes revolucionarios femeninos, como la misma directora, Laura Mañá, hizo con el caso de la sufragista Clara Campoamor. Aún así, sería de agradecer una visión coherente, es decir, una visión feminista sobre mujeres feministasFICHA
Título: Concepción Arenal, la visitadora de cárceles.
Guión: Rafa Russo, Laura Mañá
Dirección: Laura Mañá
Producción: Distinto Films, Zenit TV, Televisión de Galicia, Televisión Española, Televisió de Catalunya y Canal Sur.
Duración: 90 minutos.
Año: 2012.
Género: Drama
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