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viernes, 7 de junio de 2013

CUNNILINGUS EN "PRIME TIME"


Beatriz Gimeno analiza las diferentes reacciones que ha suscitado que Michael Douglas atribuya su cáncer de boca a la práctica del sexo oral, y celebra que la polémica haya servido para visibilizar a una práctica sexual apenas representada en los medios

Beatriz Gimeno 


       Steve Rhodes
Steve Rhodes


Hace unas semanas el actor Michael Douglas concedió una entrevista al periódico inglés The Guardian. En ella aseguraba que su cáncer de garganta se originó debido al virus del papiloma humano (VPH) contraído por practicar sexo oral. Esta declaración por parte de una persona con una enorme proyección pública no podía pasar desapercibida y, efectivamente, no lo hizo. A mí me sorprendió que la mayoría de las reacciones suscitadas en las redes sociales fueran negativas, no leí nada positivo acerca de una cuestión que, a mi parecer, tiene más aristas de lo que parece.

En las escenas de sexo vemos un coito en el que ella siempre disfruta, y mucho. Sexo oral es, para la mayoría, una felación. El cunnilingus es una práctica invisibilizada porque rompe con la prescripción de que la mujer se pone al servicio del placer del hombre

Me pareció positivo que el cunnilingus se visibilizara, aunque lo hiciera en estas circunstancias. El silencio sobre el sexo oral recibido por las mujeres es casi total en las representaciones sexuales habituales, en el cine, en la televisión e incluso en el porno. Cuando en cualquier película aparece una escena de sexo, lo que vemos es un coito en el que ella siempre disfruta, y mucho. Sexo oral es, para la mayoría, una felación. El cunnilingus es una práctica invisibilizada porque, de alguna manera, rompe con el sexo normativo que prescribe que la mujer se pone al servicio del placer del hombre; normalmente se entiende que en ese ponerse al servicio del placer de él, ella encontrará el suyo. Naturalmente no es así, pero así nos lo cuentan, y así lo recogen la mayoría de las representaciones sexuales que nos llegan. Además, ese “ponerse al servicio de” incluye que si alguien se pone de rodillas es ella, y no él. El sexo se sigue pensando, por supuesto, en términos jerárquicos, y ofrecer placer sin recibirlo sigue siendo cosa de mujeres. Por otra parte, cuando se habla del cunnilingus se hace casi siempre en tono de broma. Por lo general, las mamadas serán lo que sean pero no suelen ser objeto de broma; son siempre una cosa seria.


Cómeme./ Anjelkaido


       Así ocurrió también en los comentarios que se hacían en las redes sociales acerca de las declaraciones de Michael Douglas. Estos comentarios se pueden dividir en dos grupos. Los negativos pero que se lo toman a broma, y los que se lo toman en serio, aunque también lo valoran de manera negativa. Entre los primeros, muchos eran del tipo: “Claro, como al vejestorio no se le empina…” Y había muchos otros que se referían a Michael Douglas como “maricón”. Para los primeros, practicar el cunnilingus es propio de hombres mayores que no pueden recurrir a la práctica heterosexual por excelencia, el coito. Es decir, se ofrece sexo oral a las mujeres cuando no se les puede ofrecer sexo “normal”, cuando uno ya es tan viejo que tiene que recurrir a estas cosas para poder tener sexo porque es incapaz de tener una erección, cosa que se supone de mucho más valor que el cunnilingus. Por otra parte, un viejo está mucho más propenso a humillarse ante una chica, ya que a su edad no puede aspirar a mucho más si quiere tener sexo. Es lo que creían quienes opinaban que la culpa de lo que le ha pasado a Michael Douglas la tiene el empeñarse en casarse con una mujer como la suya. Suponemos entonces que Catherine Zeta-Jones estaría mucho más contenta si dispusiera de un marido con una potente erección.

      Por tanto, sexo oral sólo cuando el pene no funciona bien, como último recurso. Y siempre considerado algo gracioso, banal, sexo de segunda categoría, no verdadero sexo. Lo más curioso es que entre quienes opinaban así había algunas feministas, lo que en mi opinión demuestra lo naturalizado que tenemos el coito como auténtico sexo heterosexual y la poca importancia que le damos a las prácticas sexuales en la determinación o significación del género.

       En cambio, en los comentarios que calificaban al actor de maricón, está claro que lo que se considera normal es que en caso de que se chupe algo, esto sea un pene. Cuando comenté la noticia en mi trabajo, la mayoría de la gente dijo sin especial mala intención: “no sabía que Michael Douglas fuese gay”, es decir, suponían que el actor había contraído el VPH practicando felaciones a otros hombres. Como he dicho, sexo oral es siempre una felación. A mis compañeros de trabajo no se les pasaba por la cabeza la idea de que las mujeres pueden recibir sexo oral y no sólo darlo. A la mayoría no le parecía lógico que un hombre heterosexual, famoso y rico además, y por tanto sin problemas para tener las mujeres que quiera, se “rebaje” a practicar sexo oral a una mujer. A un hombre sí porque estas son cosas que hacen los gais.

       Algunas feministas hablan de criminalización del cunnilingus y de la vuelta al mito de “la vagina dentada”; otros piensan que se la criminalización se hace extensiva a todo sexo oral. No les falta razón, viendo lo que ha publicado el ABC




        El segundo grupo, el de los que hacían comentarios serios, está compuesto por los que piensan que con esta noticia se está intentando criminalizar el sexo oral. Y entre estos también podemos distinguir dos tipos de comentarios. Están por una parte algunas feministas que piensan que toda la información ofrecida es alarmista y tendenciosa; que de lo que se trata es de criminalizar el cunnilingus específicamente y hablan de la vuelta al mito de “la vagina dentada”, la vagina como foco de inmundicia, una imagen tradicional de nuestra misógina cultura. 



Y por otro lado están los que piensan que esta criminalización se pretende hacer extensiva a todo el sexo oral, a cualquier práctica que no sea el coito normativo. A estos no les falta cierta razón en cuanto a que es verdad que algunos medios conservadores se han lanzado por la pendiente de relacionar sin más cáncer y sexo oral. El ABC va claramente en ese sentido, con un artículo que cita un estudio (que no cita nadie más) en el que se asegura que la infección con el virus del papiloma humano (VPH) ha superado como causante de cáncer oral al tabaco y el alcohol. La redacción de esta noticia es un ejemplo de mal periodismo porque, después de afirmar esto, más adelante afirma lo contrario; además, toda la información que ofrece contradice a la información científica más confiable. Para quienes están seriamente preocupados por las posibilidades reales de desarrollar cáncer a partir del contagio del virus del papiloma humano que se transmite muy a menudo a través de la práctica del sexo oral, la web de Materia ofrece una información precisa y ajustada.

       En todo caso, es mejor no frivolizar con este tema. Yo recuerdo que cuando llegó el sida en los ochenta, también pensábamos que era algo que se decía para criminalizar el sexo gay y muchas asociaciones se negaron en un principio a realizar campañas de prevención por esta razón. No nos lo creímos. Pero eran otros tiempos. Las enfermedades de transmisión sexual no son una broma y muchas de ellas son muy serias. El sexo seguro no es de ahora ni se refiere sólo al VIH. Pero respecto al cáncer de garganta o boca y al VPH, parece que por ahora no hay que cambiar hábitos ni preocuparse en exceso. Álvaro Vives, responsable del departamento de infecciones de transmisión sexual de la Fundación Puigvert de Barcelona dice: “No está nada claro cómo llega el virus allí (a la garganta). Asegurar que es a través del sexo oral es una animalada”. Y de hecho, considera que el sexo oral “es el más seguro, en especial el cunnilingus”. Así que tan sólo hay que tomar precauciones adecuadas al nivel de riesgo. Una de estas precauciones, ya lo sabemos, es el uso de preservativos. Y acompañando a la visibilización del cunnilingus estos días hemos podido ver en la televisión algo hasta ahora invisible, preservativos femeninos. Es verdad que yo no soy muy partidaria de ellos ya que creo que el nivel de riesgo es perfectamente asumible, pero eso es una decisión personal y, además, depende de muchos otros factores. En todo caso, y para variar un poco, ahí ha estado el cunnilingus durante unos días, en ‘prime time’ y eso sí me parece buena cosa.





Texto extraído de: Pikara Magazine

1 comentario :

  1. Hablar de dominio en la practica sexual es limitarla demasiado, para mi las relaciones sexuales son un juego en el que ambos participantes se comparten, se dan, reciben y viven la experiencia con la única limitante de no hacerse daño, si en este juego existen afectos profundos el resultado se potencía, por lo pronto seguiré con mi máxima, "Tu placer es mi placer" y a vivirla!

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