8 de marzo de 2014, España, ¿deberíamos reírnos o llorar…? Por mí, por mis compañeras, por las que se fueron y las que vendrán, por la sociedad al fin y al cabo.
“Celebramos” el día de la mujer trabajadora. Si, esa mujer que cada vez tiene menos oportunidades para acceder al mercado laboral, la que consiguiéndolo debe soportar la brecha salarial entre hombres y mujeres, la invisibilización en los puestos de poder y la cultura heteropatriarcal y capitalista que domina esta sociedad añeja, aquella mujer que ve mermados sus derechos día a día a golpe de decretos y leyes que nos hacen retroceder a tiempos que tendrían que estar superados y de los que más que aproximarnos deberíamos haber huido hace mucho.
No olvidemos que hablamos de una mujer a la que incluso pretenden expropiarle su propio cuerpo en esta España del 2014.
¿Qué es lo que pretende la arcaica clase política que protagoniza nuestro triste panorama nacional? ¿Qué se celebre el día de la mujer sumisa y abnegada? ¿Qué quedemos relegadas exclusivamente al trabajo doméstico o a la cosificación de nuestros cuerpos y aptitudes? Parece ser que, para esa clase política siempre seremos las incubadoras de sus hijos, las azafatas bonitas, las esposas entregadas o las meretrices de turno. ¡Basta ya!, ni podemos ni vamos a consentir tal mutilación de libertades y derechos. Venimos esforzándonos día a día en conseguir más igualdad de oportunidades y ahora nos encontramos ante una realidad que nos empuja a luchar por no perder lo que ya conseguimos.
¿Qué está pasando con la Ley de Dependencia, la Reforma de la Ley del aborto, el Régimen General de las Empleadas del hogar …. ¿Podemos luchar contra esta carrera de obstáculos en la que pretenden mermar la libertad de la mujer? Si, pero teniendo claro que nos encontramos ante una lucha que no es, ni mucho menos, exclusiva por y para los derechos de las mujeres. Es una batalla en toda regla por la igualdad de la sociedad que conformamos tanto mujeres como hombres, y que nos ha de llevar a trabajar codo a codo, mano a mano por una nueva sociedad consciente e igualitaria, una sociedad en la que los cuidados no sean una parcela exclusiva de las mujeres y en la que nuestra presencia sea visible en todos los ámbitos de la vida diaria, empezando por el lenguaje y terminando por nuestra libertad para empoderarnos de nuestros propios cuerpos y destinos.
¿Qué está pasando con la Ley de Dependencia, la Reforma de la Ley del aborto, el Régimen General de las Empleadas del hogar …. ¿Podemos luchar contra esta carrera de obstáculos en la que pretenden mermar la libertad de la mujer? Si, pero teniendo claro que nos encontramos ante una lucha que no es, ni mucho menos, exclusiva por y para los derechos de las mujeres. Es una batalla en toda regla por la igualdad de la sociedad que conformamos tanto mujeres como hombres, y que nos ha de llevar a trabajar codo a codo, mano a mano por una nueva sociedad consciente e igualitaria, una sociedad en la que los cuidados no sean una parcela exclusiva de las mujeres y en la que nuestra presencia sea visible en todos los ámbitos de la vida diaria, empezando por el lenguaje y terminando por nuestra libertad para empoderarnos de nuestros propios cuerpos y destinos.
Así pues, a día de hoy, y más que nunca, no permitiremos la frivolización del día 8 de marzo. Debemos mostrarnos combativas y reivindicativas, plantar cara, salir a las calles y exigir nuestros derechos, porque nos los están arrebatando de las manos, de esas manos que heredaron el fruto de la lucha de compañeras, de nuestras madres, abuelas, tías…
Ni precarias, ni devotas, ni sumisas, ni invisibles.
Llunavermella
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