Los diálogos de la vagina: ¿también es cuestión de tamaños?
Si la vagina hablase ―además de darnos un buen susto―, probablemente nos ayudaría a salir de las muchas dudas que nos asaltan sobre ella. Nos sabemos la anatomía del pene casi de memoria a pesar de que es un órgano ajeno a nuestro cuerpo. Nos conocemos sus distintas partes, su funcionamiento y los problemas que le afectan. Que si la disfunción eréctil, que si eyaculación precoz… Pero, ¿qué pasa con nuestra vagina?
¿Por qué nadie se ha preocupado nunca de hablarnos de sus entresijos? Nada mejor para reivindicarla que hacer de ella el eje central de una particular versión de uno de los tópicos más añejos y aburridos de nuestro pensamiento sexual: ¿el tamaño (de la vagina) importa?
Será un efecto colateral del capitalismo y el mercantilismo que llevamos inyectados en el tuétano, pero vivimos obsesionados por la cinta métrica y sus revelaciones. Como si de un particular oráculo de la satisfacción y la felicidad personal se tratase, nos pavoneamos calculadora en ristre para demostrarle al mundo que tenemos el coche más grande, la casa de Barbie, la lista de amigos de Facebook más larga y hasta el miembro viril mejor dotado. Eso sí, hasta el momento no he escuchado fardar de vagina grande a ninguna mujer. ¿Será que somos discretas y lo del fantasmeo no va con nosotras o es que todavía no hemos descubierto esta nueva dimensión que ríete tú del “bling bling”?
¿Por qué nadie se ha preocupado nunca de hablarnos de sus entresijos? Nada mejor para reivindicarla que hacer de ella el eje central de una particular versión de uno de los tópicos más añejos y aburridos de nuestro pensamiento sexual: ¿el tamaño (de la vagina) importa?
Será un efecto colateral del capitalismo y el mercantilismo que llevamos inyectados en el tuétano, pero vivimos obsesionados por la cinta métrica y sus revelaciones. Como si de un particular oráculo de la satisfacción y la felicidad personal se tratase, nos pavoneamos calculadora en ristre para demostrarle al mundo que tenemos el coche más grande, la casa de Barbie, la lista de amigos de Facebook más larga y hasta el miembro viril mejor dotado. Eso sí, hasta el momento no he escuchado fardar de vagina grande a ninguna mujer. ¿Será que somos discretas y lo del fantasmeo no va con nosotras o es que todavía no hemos descubierto esta nueva dimensión que ríete tú del “bling bling”?
Superado ya el estigma del pene pequeño (cirugía y alargadores mediante), parece que ahora es nuestro turno en la ruleta de las dudas sobre los genitales. Para cualquier duda sobre este tema, nada mejor que recurrir al abecé del sexo interplanetario: el Kamasutra. Y si en él hay todo un capítulo reservado a los tipos de vaginas, señal de que algo pasa con ellas.
En función de los distintos tamaños que pueden presentar, así se clasifica en este tratado de sensualidad a las mujeres. Puede resultarnos un tanto reduccionista, sí, pero pensemos que el Ministerio de Igualdad brillaba entonces por su ausencia. Labios vaginales grandes o pequeños implicarían, pues, diferencias en el sexo y su práctica. Si para los hombres la referencia sigue siendo Rocco Siffredi, para nosotras debería serlo… ¡la elefanta!
A pesar de que el Kamasutra pueda ser toda una fuente de inspiración en muchos aspectos, tampoco no hay que tomárselo al pie de la letra. Más interesante os resultará saber que, hace tan solo unas décadas (allá por los años 60), los célebres Masters y Johnson se propusieron descubrir la verdad en torno a las dimensiones de la vagina. Para conseguirlo, optaron por una investigación de campo. Llevaron a cabo una extensa tarea de medición de los genitales de decenas de mujeres que no hubiesen estado embarazadas con anterioridad. Para nuestra sorpresa, descubrieron que el tamaño medio de la vagina está entre los 6 y los 8 centímetros. En estado de excitación, se dilataría hasta alcanzar entre los 10 y los 11,5 centímetros. Al margen de la duda sobre cómo llevaron a cabo estas últimas mediciones (¿Masters y Johnson se dedicaban al voyeurismo intervencionista?), me pregunto si estos datos nos conducen a alguna parte.
Los especialistas suelen insistir en que el tamaño de la vagina, en realidad, no es relevante desde el punto de vista sexual. Grande o pequeña, el placer que podemos alcanzar en ella es el mismo. Lo importante es, sin embargo, su grado de tonificación. No hay que olvidar que a medida que pasan los años, nuestra musculatura pélvica tiende a verse debilitada. Partos y descensos hormonales mediante, la tensión y la firmeza de esta región se pierde inevitablemente. Por eso, nunca está de más prestarle un poco de atención a nuestro desconocido suelo pélvico. Los ejercicios de Kegel, por muy ridículos que puedan parecernos, son una terapia excelente. Contraer repetidamente nuestros músculos vaginales es no sólo una forma ideal de reforzarlos, sino también de tomar conciencia de su existencia y de su importancia. Juguemos con nuestra vagina, conozcámosla en profundidad y exploremos las posibilidades que en el sexo nos ofrece.
¿Quién necesita ahora rejuvenecimientos vaginales?
A pesar de que el Kamasutra pueda ser toda una fuente de inspiración en muchos aspectos, tampoco no hay que tomárselo al pie de la letra. Más interesante os resultará saber que, hace tan solo unas décadas (allá por los años 60), los célebres Masters y Johnson se propusieron descubrir la verdad en torno a las dimensiones de la vagina. Para conseguirlo, optaron por una investigación de campo. Llevaron a cabo una extensa tarea de medición de los genitales de decenas de mujeres que no hubiesen estado embarazadas con anterioridad. Para nuestra sorpresa, descubrieron que el tamaño medio de la vagina está entre los 6 y los 8 centímetros. En estado de excitación, se dilataría hasta alcanzar entre los 10 y los 11,5 centímetros. Al margen de la duda sobre cómo llevaron a cabo estas últimas mediciones (¿Masters y Johnson se dedicaban al voyeurismo intervencionista?), me pregunto si estos datos nos conducen a alguna parte.
¿Quién necesita ahora rejuvenecimientos vaginales?
Aquí, en Argentina, cuando una mujer disfruta mucho de su vida sexual, no solo se dice que es una puta, sino que ademas, dicen que tiene la vagina muy grande y que el miembro del hombre "baila ahí dentro" entonces ellos no disfrutarían!!! estupideces machistas si las hay !!!
ResponderEliminarTal cual!!! de hecho existe el insulto "Conchuda", para referirse a una mujer con la vulva grande, es decir, es un "insulto" tener vagina grande, labios grandes, etc...
EliminarPorfavor, no nos olvidemos del clitoris
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