“¿Me apunto a algo de esto?”. Pregunta mi amiga Morgana. Se refiere a alguno de los siete cursos para ser feliz que me han enviado recientemente (dos se puede descargar en internet). “Vivimos una ola de coaching para ser feliz —me dice—. Al menos se puede practicar sin chándal”.
Un grado en la Universidad de Harvard en Psicología positiva, de hace ya un par de décadas, aupó la idea de dar lecciones académicas de felicidad. Psicología Positiva, Inteligencia Emocional o Coaching para ser feliz se imparten en universidades como las de New York, Harvard, Pennsylvania, California, Boston y Oxford, entre otras muchas. Y ahora el eco ha llegado a España. Morgana dice que, de momento, a ella le funciona el gin tonic, y que lo prefiere antes que oir las charlas de Punset, pero a pesar de ello se entretiene con las propuestas que le paso.
Una de ellas llega de la recién inaugurada Universidad de la Felicidad. Puedes matricularte en: Dirige tu vida, Consigue tus sueños (seguido en un 90% por mujeres)o Aprende a ser feliz (78% mujeres). Morgana, que tiene el corazón de acero, no perdona: “La felicidad está sobrevalorada”, exclama. Y me recuerda esta frase de una jovencísima Andie MacDowell en una vieja peli deliciosa: Sexo, mentiras y cintas de vídeo:
“Ser feliz no es tan bueno. La última vez que fui realmente feliz engordé siete kilos”.
Es difícil estudiar científicamente la felicidad, porque solo puede definirse por lo que la gente dice sentir. No se miden sus niveles en sangre, ni su impulso escaneando un cerebro. Mientras no se pueda identificar la neurona de la vida alegre, o el sustrato físico de la felicidad, seguirá siendo algo esquivo para la ciencia.“¿Qué es felicidad —pregunta Morgana—, un ornitorrinco?”.
Le doy esta respuesta, de un psicólogo británico, que me pareció brillante:
“La felicidad es un trastorno mental” .
1. La Felicidad es estadísticamente anormal.
2. Se observa por un conjunto de síntomas reconocibles.
3. Los síntomas más frecuencias son levantarse de buen humor por la mañana, tener buen apetito y una erotomanía (creer que todo el mundo te quiere) persistente.
4. Refleja un funcionamiento anormal del sistema nervioso central.
5. Las conductas más asociadas a la felicidad incluyen expresiones de la cara particulares, como la sonrisa, así como el comportamiento despreocupado,impulsivo e imprevisible.
6. La felicidad es irracional. Cuando se padece, uno suele sobreestimar su control personal sobre la realidad, hasta el punto de llegar a pensar que los sucesos totalmente azarosos de la vida ocurren expresamente para beneficiarle a él.
7. Los felices hacen una evaluación personal irreal de sus capacidades, y creen que los otros comparten esta opinión.
8. Los individuos de las clases socioeconómicas altas, generalmente manifiestan mayor felicidad, lo que refleja que están expuestos con más frecuencia a factores ambientales de riesgo.
9. La gente feliz tiene dificultades para recuperar de su memoria a largo plazo sucesos negativos.
10. No son imparciales cuando se comparan a sí mismos con otros.
11. Se aprecia que la felicidad puede ser un trastorno pasajero, que revierte en pocos minutos, o crónico. Por lo que ha de considerarse en posteriores estudios la predisposición genética del individuo a padecerla.
En resumen, la felicidad reúne todos los factores para ser considerada un trastorno psiquiátrico, aunque no se puede dejar a un lado el hecho de que no es indeseable. Sin embargo, que algo sea “deseable o no” es una cuestión ética y, por tanto, según el Profesor Bentall, científicamente irrelevante.
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