Guillermo Barrios del Valle
¿Eso creen?... |
En los ensayos dieron cuenta de que para la depresión no servía, pero sí que facilitaba la excitación en las mujeres.
La Viagra masculina ejerce su efecto sobre el pene, pero la femenina lo hará en nuestros cerebros. Nos dicen que el sexo de los hombres está entre sus piernas, y el de las mujeres en la cabeza
Beatriz Preciado explica en ‘Testoyonki’ cómo el placer de los varones se regula por exceso. Se estimula el deseo con la pornografía, que les muestra que deben estar siempre dispuestos, añadiendo la consiguiente dosis de frustración que supone no poder cumplir esa expectativa, y se les ofrece la Viagra para conseguir esas interminables e imposibles erecciones que ven en la pantalla. Así, la pastillita azul se ha convertido en compañera de juergas para algunos, llegándose a registrar casos de muertes por parada cardíaca en jóvenes por usarla sin control médico o combinada con drogas.
Un 24% de las españolas utilizan antidepresivos. Se diagnostica más a las mujeres de depresión, y también se las medica más que a los varones con los mismos síntomas. Además se tratan con antidepresivos las migrañas, la fibromialgia, la fatiga crónica… todas enfermedades feminizadas.
Otro 25% usa métodos de anticoncepción hormonales durante gran parte de su vida reproductiva, pero el efecto anticonceptivo no es el único por el que se receta, la píldora también se utiliza para encajar en el canon de la feminidad: si las reglas no son regulares, si tienes demasiado vello, si tienes síndrome premenstrual… Tengamos en cuenta también que uno de los efectos secundarios de la píldora es aumentar el riesgo de depresión. Retroalimentación química en nuestros cerebros.
Nosotras también producimos testosterona, sobre todo en los ovarios. Por supuesto que, a pesar de su potencial para aumentar el deseo y mejorar el ánimo, no se comercializará
Es posible, por tanto, que muchas mujeres consuman un antidepresivo y la píldora a la vez de manera continuada, y otro de los efectos secundarios que comparten los dos fármacos es la disminución de la libido. Igual que los hombres deben estar siempre dispuestos, las mujeres de verdad nunca deben tener ganas.
Ahora se les recetará un tercer fármaco, que a diferencia de la Viagra tendrán que tomar todos los días, para compensar esa disminución. Mercantilización del deseo, asegurándose de perpetuar el prejuicio de género. En consecuencia, la Viagra masculina ejerce su efecto sobre el pene, pero la femenina lo hará en nuestros cerebros. Nos dicen que el sexo de los hombres está entre sus piernas, y el de las mujeres en la cabeza.
Al menos en una cosa nos igualaremos a los hombres. A partir de ahora, nuestros orgasmos también harán tintinear el dólar en las arcas de las farmacéuticas.
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Texto extraído de: pikaramagazine.com
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