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viernes, 4 de octubre de 2013

TRADICIÓN ORAL Y SEXO CON GANAS


Soy muy oral... en los varios sentidos que puedan asignarse a la oralidad. De la lengua a la lengua, en todas sus acepciones. Del chat al sexo. Me encantan los besos rellenos, y las conversaciones jugosas. Me rindo a la generosa idea y a la nutritiva práctica del sexo oral.


P. Bradbury-Taxi (Getty Images).

"El cielo es una lengua más gorda que una ballena". Tales los versos de Georges Bataille en Lo arcangélico y otros poemas. Esa sola imagen celestial de una lengua gorda me erotiza.
Lenguas como ballenas que nadan en nuestros jugos, que se resbalan en la piel que mojamos.


Bajemos al cielo


Y bajemos a la historia de la humanidad para dar cuenta de esto que es hoy, según sugiere Miguel Ángel Almodóvar, autor de Crónica general del sexo oral, la opción preferida por los jóvenes de este lado del mundo para iniciarse en el erotismo adulto.

A propósito, desde la semana pasada está en las tiendas este libro del gurú de lamood food que, esta vez, promete, ya desde el subtítulo, explicar "cómo la lingüística puede llegar a cambiar el devenir de la historia". En esta Crónica general del sexo oral, Almodóvar promueve la idea de que esta clase de oralidad se opone al vaginocentrismo y el clitoricentrismo y que permite ir más allá de la siempre moral unión de sexualidad y reproducción. El recorrido, pleno de humor, empieza en los bonobos y en nuestra tatarabuela Lucy, pasa por la gran felatriz Cleopatra (a quien parece que llamaban 'la boca de los diez mil hombres'), llega a Picasso, Bécquer y las primeras felaciones del cine mudo, sin olvidar las anécdotas contemporáneas del arte de chupar y lamer.





Édouard Henry-Avril (1849-1928).


Yo no estoy muy segura de lo del ataque al clitoricentrismo y menos aun de que el sexo oral sea algo transgresor, si de falocentrismo hablamos, pero como la cosa no va de lo política o sexísticamente correcto, imaginemos cunilingus y felaciones, pensemos en los mejores 69 de nuestras vidas o dejemos ya mismo de leer y de escribir y vayamos a lamer todo el cuerpo o la parte que más no guste de quien más nos guste, sin repres.



¿El sexo oral es o no una forma de placer más íntima que el coito? Parece cierto que a los/as adolescentes les provoca menos inseguridades que la penetración: recuerdo particularmente alguna escena de felaciones teens narrada por Haruki Murakami y me vienen a la cabeza las historias sobre intercambios rápidos entre gente muy joven, en discotecas y transportes públicos. Sin embargo, para los adultos creo el sexo oral sí es algo simbólicamente muy generoso y selecto, no disponible en cualquier ocasión ni con cualquier persona.



'Ay qué gustito pa' mis orejas', imperdible homenaje al cunilingus de Raimundo Amador: "el horizonte es un muro que me cabe entre las cejas". "Ay, qué bien".

En general, las mujeres retaceamos bocas y lenguas y labios a gente con la que sí podemos mantener una relación sexual al uso, más o menos eficiente y satisfactoria. Nuestras fellatios adultas son escogidas y están dedicadas: no cualquiera se merece nuestra entrega oral. El destinatario/a tiene que habérselo ganado, por decirlo de algún modo... y con esto solo quiero decir que tiene que gustarnos mucho o darnos mucha confianza o darnos mucho placer... nada de mezquindad.

Presiento que a los hombres (al menos a los heterosexuales) les pasa más o menos lo mismo: no andan repartiendo cunilingus. Y aunque a algunos les vuelve locos la escena de estar "enterraditos entre tus piernas" (como canta Raimundo Amador en Ay que gustito pa' mis orejas) no a todos les 'pone' tanto tener la cabeza bien atrapada entre las piernas de una dama que aprieta, a veces fuerte.



Por cierto, no todo es Occidente (o Virginia, USA, donde un candidato republicano propuso abolir el sexo oral): en ciertas regiones de nuestro mundo hay normas religiosas y culturales que proscriben el cunilingus y allí es difícil saber si pesa más la religión o la falta de apetito del señor. Por favor, no dejen de ver 'Paraíso: amor', la excelente primera parte de la trilogía de Ulrich Seidl, y entenderán de qué hablo cuando hablo de ciertas evitaciones masculinas.


Tráiler de 'Paraíso: amor' de Ulrich Seidl, con Margarethe Tiesel. 


El emblemático 69 y la autofelación (vaya si hay que ser físicamente flexible) dan tema a largas sesiones de oralidad entre amigos. ¿A que alguna vez han participado en una sobremesa en la que los hombres confiesen que lo intentaron de jóvenes y en la que alguno incluso se regodea con aquel logro lejano de llegar a su propio pene?




Imagen de 'Traición' ('Betrayal') de Kiril Serebrinnikov. Interesante historia rusa de amantes cruzados.

La siguiente pregunta es ¿para qué? Además de dar placer y erotizarse infinitamente chupando y lamiendo la piel del compañero, en un tiempo existió la leyenda urbana de que la mujer conseguía 'amarrar' al hombre al que le dedicaba una gran fellatio. Poca verdad hay en el mito pero, ¿y al revés? En este artículo se especula con un objetivo concreto: el cunilingus evitaría la infidelidad femenina.Hmmm, tampoco nos creemos este otro mito las mujeres. En realidad, lo que se nos ocurre pensar a menudo es que cuando ellos nos besan con fruición están proponiendo un equivalente, sin usar palabras.



Tráiler de 'Betrayal' de Kiril Serebrinnikov.


Estoy segura de que algunas mujeres disfrutamos tanto del placer de dar placer que no esperamos una contraprestación en la misma moneda. A propósito, hay una gran y desesperada fellatio en la estilizada película rusa Traición (Betrayal) de Kiril Serebrinnikov... una felación tan deseada por ella (Franzisca Petri) como por él (Dejan Lilic).

También está lo políticamente correcto de la cama: aquello de que si la pareja puede moverse (una imagen bien conocida del porno convencional) o no moverse (contenerse, ser 'educadx' y recibir pasivamente lo que le sea dado). Y estas disquisiciones, que podrían tener más que ver con teorías actuales de género y sexismo, lejos del fragor del sexo, parece que se remontan a la antigua Roma. Según cuenta Almodóvar: "otras modalidades de la felación incluyen la irrumación, del latín irrumatio, en el que el felado cuyo pene está siendo chupado o lamido realiza los movimientos típicos de una penetración vaginal, mientras que en sentido aparentemente estricto, la felación implicaría un comportamiento pasivo; un dejarse hacer, aunque en la realidad de esta práctica felación e irrumación suelen darse alternativamente y durante el mismo acto. No obstante, a efectos psicológicos sí que existen diferencias y es sabido que en la antigua Roma la irrumación era una forma de ofender, menospreciar o vejar al felador o felatriz".




Y para acabar, lxs más detallistas pueden tomar nota de la técnica que describe el periodista en sus crónicas del sexo oral: "también, y dentro de ambos apartados, felación y cunilingus, hay que considerar el humming (...), que consiste en que el/la felador/felatriz o el/la cunilingüista emita un sonido gutural con la garganta, con la intención de producir un agradable y excitante cosquilleo en la zona genital de la pareja, sea esta hombre o mujer".

¿Bajamos al cielo?

Texto extraído de: elpais.com

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