*Este artículo fue publicado por la autora en su blog Sin Vergüenza
Como bien saben quienes me siguen desde El Sexo de Sofía, me declaro poliamorosa desde hace varios años. Eso significa -dicho muy escuetamente- que creo en la posibilidad de amar a más de una persona a la vez y en que esos amores múltiples pueden vivirse sin engaños. Llevo un buen tiempo inventando maneras de traer esos principios a mi vida, y quiero insistir hoy en que no me ha resultado nada fácil.
Como hablo tanto del asunto, y como creo tanto en este camino, la gente suele decirme: “para ti será sencillo, pero yo no puedo”, y se cierra la conversación. Eso sucede cuando los argumentos a favor de la monogamia son insostenibles (lo cual pasa tarde o temprano) y ya no queda más que alegar una característica personal y desacreditar todo mi esfuerzo (y el del resto de gente que lo intenta): “suena muy bien, pero no soy capaz… para ti en cambio parece tan fácil…”
Como con tantas otras cosas, aquí pensar que es posible es lo primero. Sin eso, no hay caso. Con el bloqueo mental de “no soy capaz” construimos nuestros propios muros. Ahora bien, aunque tumbar esa barrera es absolutamente necesario, no resulta en ningún caso suficiente. No basta con decir “puedo” para embarcarse sin dificultades en una aventura poliamorosa. Queda un largo camino por recorrer entre el pensar y el hacer. Un camino complejo que implica desaprender un montón de hábitos sobre el “amor”, que lo ligan a la propiedad y la exclusividad y que están impregnados en todos los rincones de nuestra cultura, para aprender hábitos nuevos, de amores libres y múltiples, que no están escritos en ninguna parte.
Entonces, más que aprender, hay que inventar. Y el camino de quien inventa no es otro que el del “ensayo y el error”.
He cometido muchos errores inventando el poliamor. Lo he intentado con gente que no lo creía posible y me he puesto -infructuosamente- a convencerles; o con gente que decía querer pero en el fondo no estaba dispuesta a apostarle a la verdad, y arrastraba engaños que al final nos herían. Pero no es solo que me enamorara de la persona equivocada; los más de mis errores en este camino han dependido solamente de mí. A veces he caído en tentación de compararme con los otros amores de quien amo y mis inseguridades me han jugado malas pasadas, convirtiendo a esas otras personas en una representación de lo que creo que me falta. Otras veces he forzado relaciones solo porque mi pareja tiene alguna, terminando embarcada en “amores” ficticios. Personas que realmente apreciaba han resultado heridas, porque no supe decirles a tiempo que lo nuestro tenía límites, que ya veía que no era ni iba a convertirse en un “amor con todos los juguetes”: la frontera entre “amor” y “amistad con sexo” me resulta en ocasiones muy confusa.
También he tenido aciertos, inventos que han salido bien en relaciones que luego terminan, porque así son las relaciones: tienen un comienzo y un final, y que se acaben no significa necesariamente que hayan estado mal mientras duraron. Cuento entre los aciertos muchas experiencias grupales y con otras parejas, con quienes ha sido posible construir afectos y placeres. Ha sido un acierto comenzar relaciones haciendo explícito mi rechazo a la monogamia: nos ha ahorrado muchas falsas expectativas. Ha salido bien -cuando he tenido una pareja estable y he querido comenzar cosas nuevas- avanzar de a pocos, comenzando por escenarios más sencillos que se van complejizando: primero una noche de besos en una fiesta, luego sales a comer con alguien y tienes una noche de pasión, más adelante relaciones con otros grados de intensidad… con las necesarias conversaciones, largas y deliciosas, entre cada paso.
Finalmente hay situaciones que sigo sin saber cómo sortear. Por ejemplo, no sé cómo evitar sentirme responsable de las emociones ajenas: me planto desde el poliamor desde el comienzo, pero cada quien se hace las ilusiones que quiere hacerse, a veces distantes de lo realmente posible, y eso cuesta luego desilusiones, que me dejan con un sinsabor: ¿habría podido evitarlas? Pero otras veces soy yo la que se hace ilusiones que desbordan las posibilidades y enfrentada a la realidad no sé qué hacer. ¿Cómo se mantiene creciente otra relación mientras vives con alguien que amas? Tal vez en este caso son inevitables las jerarquías. Tal vez la convivencia implica que sea compartida por todas las personas implicadas; tal vez el poliamor horizontal (sin que existan relaciones “más importantes”) solo es posible si no se comparte el espacio; tal vez el modelo que mejor funcione cuando hay convivencia con alguien y no se quiere dejarla, sea el de relaciones breves o prolongadas en el tiempo pero que solo esporádicamente se encuentran. No creo que nada de esto sea irresoluble, solo creo que yo no he encontrado todavía el modo.
Que no me digan entonces que “para ti es muy fácil”. Porque no lo es en absoluto. Lo que sucede es que me esfuerzo mucho para parecerme a quien quiero ser. El poliamor no es nada sencillo, y a mí también me cuesta, pero entre todos los caminos posibles del amor, me sigue resultando sin duda el más interesante, el más intenso, el más amor.
Texto extraído de: etrada.co
Nota: Pensamos que es honesto reconocer nuestra naturaleza poliamorosa, reconocer la necesidad de sostener y desarrollar diálogos creativos de mayor alcance y dejar que muchas dimensiones del ser crezcan, evolucionen...
Creemos que esto es vital y saludable. Sin embargo si entendemos el amor en su principio más simple: CUIDADO, cuidado de todo aquello que es significativo y valioso para uno. Cómo podemos entender el comportamiento individualista, polisexual, OJO NO ES LO MISMO QUE POLIAMOROSO, de aquel que resbala entre un amorío y otro, evadiendo la dificultad, profundidad, serenidad y honestidad que implica un diálogo amoroso sano. De aquel que NO CUIDA sino su propia individualidad sus propios intereses, y su "libertad", de aquel que no reconoce al otro y sus necesidades, sino que pasa por encima de ellas...aquel que llama amor a una cadena de corazones rotos... Nos resulta un comportamiento sociópata, carente de tacto, de escucha, de visión, de afecto, de ternura? NO estamos en contra de la poligamia, solo cuestionamos: cómo puedo decir que amo y lastimo lo que amo sabiendo que lo hago?
Hola Eugenia, hace poco que te descubrí y la verdad es que me gusta mucho los temas que tocas y como los expresas. El poliamor está presente en mi vida, no por practicarlo pero si me ronda en mi cabeza como la mejor alternativa al amor tradicional. Hace poco cayó en mis manos el libro de la ética promiscua, y tengo que reconocer que me encanta, entiendo que es complicado esta forma de amar pero no por ello imposible. Es normal que por nuestra cultura y educación las personas no sean capaces de entender el poliamor. Se que para ti no tiene que ser nada fácil pero eres sincera contigo misma y buscas ser aquello que realmente quieres, y eso para mi es algo hermoso y difícil de ver hoy día. No se me da muy bien expresar con palabras y tan sólo quería dejar plasmado que te deseo lo mejor en tu camino, descubrimientos y aventuras, y que hay alguien que cree en lo que dices. Una mujer que busca nuevas alternativas...
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