Las mujeres también podemos dar el primer paso para ligar. No esperemos que siempre sean ellos.
Ilustración: Olga
Siempre hemos escuchado que, en el caso de las relaciones heterosexuales, tenía que ser ÉL el que diese el primer paso, ÉL el que se acercase, ÉL el que se lanzase, etc. Pero desde hace ya algún tiempo las mujeres hemos comprobado que no tenemos por qué dejar todo esto en sus manos, porque, digo yo, si te gusta… ¿por qué no decirle algo?
Cuando una mujer toma la iniciativa se escucha de todo “esa es una fresca”, “mira qué lanzada”, “¿habéis visto como Pepita se le ha declarado a Juanito? Qué fuerte…” pero ¿quién habla realmente ahí? La envidia de la gente que no es capaz de dar un paso adelante y decir “me gustas”.
Esta tarea de la conquista siempre ha sido adjudicada a un rol masculino, al galán de cine, al caballero por excelencia que ha de conseguir el corazón de la princesa.
Pero la verdad es que no somos personajes salidos de la literatura o la factoría Disney. Y esta situación se ha convertido en algo incómodo para muchos hombres y en algo en lo que muchas mujeres querrían tener apoyo para llevarlo a cabo. Lo tenéis, Fridas.
“He quedado con él ya no sé cuántas veces y estamos muy bien juntos, tonteamos, nos insinuamos, ¡pero al final él no se lanza! Y mira que le miro, giro la cabeza 35 grados, pongo media sonrisa y nada…”. Wait a minute… ¿y qué pasaría si te lanzas tú? ¡Descúbrelo! No podemos estar quejándonos de esto o de lo contrario (madredelamorhermoso la cantidad de cobras que se ven) y no hacer nada al respecto.
¿Y si me dice que no? Si pasa eso lo siento, la has liado parda, el apocalipsis zombie comenzará, el cielo se cubrirá de nubes negras, se abrirán las puertas del infierno y… ¡Ah! ¡No! Que no pasa absolutamente nada. ¿Alguna vez le has dicho a un tío que no? Vale, pues haz memoria, ¿con eso deseabas su destierro o simplemente le expresabas que no te gustaba de esa manera? Pues dale la vuelta. Si te dicen que no, no pierdes valor, no eres mejor ni peor, tan solo has descubierto lo que hay. Porque, Frida, el no ya lo tienes desde el principio, pero el sí puede ser muy jugoso.
Si os paráis a pensar seguro que más de una encuentra a alguna persona en la recámara con la que siempre tuvo feeling, había química, deseo, coñas, risas, miradas, pero nunca pasó nada… ¿Por qué? Porque él no dio el primer paso y tú no ibas a ser la que lo diese. ¿Veis qué tontería? Y seguramente si preguntásemos a esa persona nos pondría mil “peros” por lo que no lo hizo, que al final tan solo se leerían como inseguridades, como las tuyas.
Está comprobado que las personas que toman la iniciativa, independientemente de su género, ven la vida de una manera más optimista y tienen una mayor autoestima y ésta se transmite, engancha, atrae, atrapa. Así que si eres de las tímidas, clásicas o “románticas” líate por un día la manta a la cabeza y acércate a esa persona que te gusta, habla con él, regálale un beso, una mirada, una caricia, invítale a ir a tomar algo… Da el primer paso, lánzate a la piscina y diviértete.
No os hagáis las despistadas que ya sé que prácticamente todas habéis tonteado por Facebook, Tuenti, Whatsapp o por donde sea. ¿Me equivoco? Las redes sociales unen y distancian al mismo tiempo. Por un lado tenemos la tranquilidad de decir cosas que a la cara probablemente no soltaríamos tan alegremente y por otro lado perdemos la comunicación no verbal, sus gestos, su cara, su sonrisa y a lo mejor ese beso que podría nacer a partir de ello. Pero bueno, quedémonos siempre con lo positivo, aprovechemos esos medios para soltarnos un poco y luego actuemos en consecuencia. Que lo que no puede ser es que ayer desde el cobijo de la pantalla te dijese hasta mis secretos más profundos y hoy, que te veo en persona, me dé vergüenza saludarte.
Pero si queréis saber el secreto, el truco por excelencia para ligar, lo que siempre funciona y nunca falla: sed vosotras mismas.
Marta G.
Desmontando los principios de la mal llamada “seducción científica” y proponiendo alternativas.
Por IreneIlustración: Sabina |
Cuando se trata de la relación entre hombres y mujeres parece que se abren mil interrogantes, que vivimos en mundos distintos, o como dice aquél libro que “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”. Realmente hay hombres que se sienten intimidados cuando se tienen que acercar a una mujer que les gusta. ¿Cuantísimas veces no habremos escuchado “a las mujeres no hay quién os entienda”? Pero más importante aún, ¿en qué se basa todo esto? ¿En qué se basa ese miedo? ¿Hay una respuesta a lo que “las mujeres queremos”?
LA ÚNICA COBARDÍA QUE NO HAY QUE PERMITIRSE...HAY QUE DECIR CLARO LO QUE SE QUIERE Y SER UNX MISMX |
Empecemos por la última. Es un claro y rotundo NO. No hay nada así como “lo que busca una mujer en un hombre” (las que buscan ese “algo” en un hombre, claro). No es una fórmula matemática exacta. Considerar que hay una fórmula inequívoca de lo que nos gusta, que hay una forma de tratarnos a todas que nos va a gustar por igual, que hay una manera estándar a la que acercarse a las mujeres, no deja de ser otra cosa que considerar que todas en el fondo somos iguales. En última instancia, si se puede decir que hay algo de base que todas queramos, coincide con lo mismo que busca cualquier persona: respeto. En este punto las diferencias hombre-mujer dejan de tener sentido.
Ese es para empezar un motivo de por qué nos molestan a las Fridas los denominados “manuales de seducción”.
Como dice Mines, no somos lavadoras. No a todas nos gusta lo mismo. Por tanto, no hay una fórmula única para acercarse a las mujeres y conseguir sí o sí ligar. Como el considerar que todas las mujeres en base somos iguales es partir de un supuesto erróneo, en consecuencia se deduce que no hay una fórmula de ligue única. Y ni mucho menos este tipo de enseñanzas son científicas. Porque, repito, se basa en “la mujer” como ente homogéneo.
¿Qué pasa, por ejemplo, con las diferencias socioculturales, económicas y educativas entre nosotras? Todas estas cosas entre muchísimas otras, hacen que las mujeres, que las personas, seamos diferentes. Estas variables se obvian y no se contemplan en estos manuales. Además, a diferencia de lo que podemos encontrar en cualquier estudio psicológico del comportamiento humano que se denomine científico, en los “manuales de seducción” no hay ningún cuerpo teórico, ni hipótesis claramente formuladas, ni medidores, ni nada parecido. Tampoco se hace referencia a ningún estudio científico que avale las afirmaciones –en todo caso a algún libro científico del que extraen las ideas para llevarlas a su propio terreno-. Este tipo de enseñanzas están basadas en experiencias personales, y éstas no se pueden considerar ciencia. Me parece muy bien y muy estupendo que alguien quiera compartir sus “trucos” para ligar, pero de ahí a que lo venda -literalmente- en nombre de la ciencia y de un conocimiento profundo de las mujeres…
Pero es que además este tipo de enseñanzas tampoco hacen ningún bien a los hombres ya que pone en peligro su autenticidad. Este tipo de manuales indican que deben desarrollar un modelo de masculinidad basado en lo que la cultura patriarcal valora como “auténtico hombre”. Así, encontramos afirmaciones del tipo: “No vas a resultar creíble o congruente a menos que te muestres el control sobre ti y tus emociones. Conviene que poseas, asimismo, el máximo control sobre el Marco dentro del que vuestra relación tiene lugar y que seas tú quien dicte los términos de la misma” y también “Porque si ella dirige la interacción o la conversación, a menudo la llevará a terrenos aburridos y lógicos, vacíos de carga emocional” 1. Y podría seguir citando. Esta última no deja muy bien a las mujeres, claro está, pero si os fijáis la idea de fondo es que el hombre es quien lo tiene que tener todo bajo control. Como se dice en el manual Masculinidades plurales acerca del modelo de hombre patriarcal: “desde muy pequeños se les inculca a los hombres, de muy diferentes maneras, la obligación de ser fuertes, valientes, agresivos, y de ejercer el poder y control en todos los ámbitos de la vida y las personas“ 2.
Vamos, la idea de macho alfa. Idea que en Sex Code, el santo grial de lo que se ha denominado “seducción científica” que acabo de citar, nos señala como modelo a seguir sin ningún tipo de rubor. Utiliza estas mismas palabras: macho alfa. Sí, sí, como los orangutanes.
Ese miedo que se siente al querer acercarte a una mujer que te gusta no es un miedo que plante su base en la diferencia entre géneros. No es cuestión de “uy, como no sé qué quieren las mujeres…”. Esa incertidumbre de cómo acercarse a la persona que te gusta para llamar su atención, también se da en relaciones homosexuales. Es completamente normal. Ese miedo se basa en cosas que traspasan la barrera de los géneros y va más allá,se trata de la relación con las personas. El no querer meter la pata, el que te encuentre interesante, encontrar una manera de conectar, que no te rechace, son cuestiones que siempre están en el ambiente cuando nos gusta una persona. Y en todo esto afectan, claro está, las inseguridades. Todo el mundo las tiene.
¿Cuál es la solución entonces? ¿Cómo se debe acercar un hombre a las mujeres?
Si bien es cierto que hay que trabajarse para poder mejorar las relaciones con los demás, sean del tipo que sean, seguir este tipo de orientaciones que te indican que debes ser un supermacho, que debes tener control absoluto, que debes ser intenso y vivir experiencias emocionantes –ya que, según Sex Code, “no importa que estés desarrollando una vacuna contra todos los males de la humanidad” 1 para ligar-, pueden alejar a cualquier hombre de sí mismo.
Este tipo de enseñanzas, por ejemplo, te dicen que debes ser metrosexual. Te dicen cómo cuidar tu físico. Bien, ¿y si a ti no te va el rollo metrosexual? ¿Y si la estética con la que te sientes identificado es con la punk, o la heavy?
Puede que alguna vez funcione lo que enseñan, por poder ser podría ser, cosas más raras he visto… Pero ¿a qué precio? ¿Al precio de hacerte pasar o transformarte en algo que no tienes que ser –macho alfa-, por algo que muchas odiamos y que nos deja a las mujeres en un plano de sumisión –recuerda, el macho alfa es el que controla todo-?
La cosa no está en llenar los huecos de nadie, en satisfacer los anhelos emocionales de otra persona, ni tampoco se trata de “buscar a quien te necesita” como se dice en alguna conferencia de “seducción científica”. Sino en conocernos, en compartir, en convivir. En ayudar a esa persona a encontrar sus caminos para sentirse más completa. Al fin y al cabo, en construir. Todas aquellas relaciones que se basen en intentar rellenar los supuestos vacíos que tiene la otra persona va acabar irremediablemente en fracaso. Porque no lo podemos ser todo para la otra persona. Y ni qué decir de utilizar las necesidades emocionales de alguien solamente para pasar una noche con ella… Si como hombre te interesa una mujer, aunque no sea para una relación a largo plazo, ¿cómo tratarnos? Nada más sencillo. Simplemente como lo que somos: personas. Con todo el respeto, cuidado y entendimiento que necesita todo el mundo. Escuchando, y no imponiendo. No controlando, sino fluyendo.
Si lo que sucede es que hay un problema de bloqueo y cuesta relacionarse, el problema es de habilidades sociales. Hay centenares de profesionales en psicología que pueden ayudar a obtener y mejorar estas habilidades, con una diferencia fundamental con respecto a lo que enseñan las doctrinas de la “seducción científica”: lo enseñarán desde el respeto para contigo y para con los y LAS demás, a priori sin clichés de género y abriendo posibilidades a mostrarse como realmente se es. Ayudarán con todo aquello que bloquea como las inseguridades. Ayudarán a crecer. No obligarán a cómo ser, ayudarán a ser uno mismo.
Además sugiero que más que buscar manuales de comportamiento que se basen en un modelo de hombre patriarcal, que todo lo controla y que todo lo consigue (sean cuales sean los medios) se trabaje más en el modelo de hombre que se quiere ser. No me resisto a citar las palabras del compañero de profesión y trabajador de la masculinidad Rubén García Sánchez: “También existen talleres de Nuevas Masculinidades en los que los hombres se reúnen para pensar en cómo modificar su rol de género y tener mayor libertad de decisión sobre cómo quieren ser, dejando de lado la presión social. En este sentido, debemos agradecer la labor iniciada por profesionales como Erick Pescador y Luis Bonino. Buena parte de los trabajos de ambos está en internet: recomiendo no perderles la pista. [...] Es posible que haya una forma más inteligente y bonita de hacer las cosas, para ti y para los demás” 3.
IreneReferencias
1: Luna, M. (2007). Sex Code (pp. 198-199, 489, 131). Nowtilus.
2: VVAA. (2012). Masculinidades plurales. Reflexionar en clave de géneros (pp. 12). PNUD y Trama.
3: García Sánchez, R. (2013, 14 Agosto). [Blog "Eros" del diario "El País"]. Extraído de: http://blogs.elpais.com/eros/2013/08/que-nos-pasa-a-los-hombres.html
Textos extraídos de: proyecto-kahlo.com
Hola. Soy un chico y me conmueve lo que has escrito.
ResponderEliminarMe da muchísima pena el negocio que se está llevando a cabo con la seducción científica. Están "creando" un ejército de "machos.alfa" como si fueran borregos... a la larga todos comportándose igual y siguiendo el mismo modelo de masculinidad (un modelo de masculinidad homogéneo que sinceramente da bastante asco) bajo la premisa de que sólo si siguen dichos comportamientos podrán ligar con las mujeres.
Al tiempo que fomentan el "rol de mujer" como un comportamiento sumiso y pasivo que tan solo tiene que dejarse arrastrar por el cortejo del macho alfa.
Definitivamente, estos profesores de seducción están ahora en pleno apogeo... aprovechando la burbuja sexual que sufren los españoles y van a hacer bastante daño.