El sexo se instrumentaliza, se manipula, se capitaliza. Vende en la tele y en la radio, en las vallas del metro y en las de la carretera.
Pero sólo sirve el sexo que ellos desean. La belleza del cuerpo se mercantiliza y sólo se transmiten unos valores muy concretos. Nos señalan que debemos ser jóvenes, guapas, heterosexuales, con un buen nivel adquisitivo y con un cuerpo de Pasarela Cibeles. Si no, lo tienes complicado. El mercado lo dice, los anuncios lo reflejan.
Situándonos históricamente, a lo largo del tiempo, cuatro han sido los modelos dominantes para tratar la sexualidad:
Pero sólo sirve el sexo que ellos desean. La belleza del cuerpo se mercantiliza y sólo se transmiten unos valores muy concretos. Nos señalan que debemos ser jóvenes, guapas, heterosexuales, con un buen nivel adquisitivo y con un cuerpo de Pasarela Cibeles. Si no, lo tienes complicado. El mercado lo dice, los anuncios lo reflejan.
Situándonos históricamente, a lo largo del tiempo, cuatro han sido los modelos dominantes para tratar la sexualidad:
- Modelo Moral-Tradicional. Modelo cuyo estandarte ha llevado durante mucho años la comunidad eclesiástica. Se basa en la sexualidad reproductiva y heterosexual. El placer es ocultado y la sexualidad femenina no tiene reconocimiento.
- Modelo Sanitario. La sexualidad basada en las enfermedades de transmisión sexual y su prevención. Se reduce todo al ámbito más biológico posible. Evita los problemas o contagios de infecciones. El placer es relegado a un segundo plano.
- Modelo Revolucionario. Supuso un gran cambio en la sexualidad, su pionero fue Wilhelm Reich (más adelante, prometemos un artículo sólo de él).
- Modelo Biográfico y Profesional. Basado en el respeto los deseos personales y la perspectiva bio-psico-social. Se acepta la sexualidad como parte de la dimensión de humana, se reconoce el derecho al placer y la libertad de cada persona para escribir su propia biografía sexual.
- Modelo Capitalista-permisivo actual (que, por otro lado, nos engaña). Nos hace creernos libres con respecto a nuestra sexualidad y nuestros deseos y esto no es cierto. Yo no me quedo con la educacastracion actual, con el coitocentrismo existente ni con la falocracia que domina la sociedad; lo tengo claro, me rebelo contra las dos subculturas de género enlatadas e inamovibles.
Mientras se trafique socialmente con la sexualidad y se utilice como método de mercado (ya que tu modelo de coche o tu marca de crema aumentaran tus conquistas sexuales) los valores trasmitidos no serán sanos.
Nos confunden y nos alienan, no nos permiten ver más allá de los cuerpos fibrosos y los deseos cosificados. Nos educan para la sexualidad que ellos desean que tengamos y no nos permiten salirnos de sus normas
La sexualidad forma parte del bienestar y de la salud de las personas. Es imprescindible prestarle atención. Es importante educar en el respeto, la autoestima, el igualitarismo, el afecto, la diversidad y el buen trato.
Socialmente, desde lo micro a lo macro, debemos someternos a examen de conciencia y reflexionar acerca de qué modelos y valores queremos transmitir a las siguientes generaciones.
Debemos pensar si queremos que tengan libertad de elegir y de sentir o que continúen guiándose por los roles y los patrones que desde la publicidad nos saludan.
Debemos pensar si queremos que tengan libertad de elegir y de sentir o que continúen guiándose por los roles y los patrones que desde la publicidad nos saludan.
Cristina Hernández Carrera
Texto extraído de: A vueltas con el sexo
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