"El culo es el gran lugar de la injuria, del insulto. Como vemos en muchas expresiones cotidianas, la penetración anal como sujeto pasivo está en el centro del discurso social como lo horrible, lo malo, lo peor. Pero en la actualidad existen culturas que se han reapropiado de ese lugar abyecto y han sabido convertirlo en un lugar productivo y positivo.
ANALOGÍAS
(...)Su historia, sus valores, de cómo lo anal organiza los géneros y las sexualidades, y de cómo está atravesado por criterios de raza, de clase y de poder. Desde la compleja sexualidad anal en la Grecia Antigua hasta la crisis del sida, pasando por las cárceles, el bareback, Freud, las lesbianas butch, los sodomitas, Luis Aragonés, el fist fucking o los osos, este libro traza la genealogía de uno de los espacios menos explorados por la teoría, pero más transitados por la práctica: el espacio anal."
El sexo anal es un placer que nos está prohibido a todas las personas. Es sucio, indecente, doloroso, homosexual, y poco divertido. De puertas para fuera ya nos lo sabemos, pero en la cama es otra historia:
es el tabú que se rompe con mayor facilidad (y a mayor excitación).
Somos penetrables / no penetrables; asociando, por su puesto, las mujeres a las que son penetradas.
Lo femenino, y en todo caso lo poco masculino, siempre es despreciable: a través del rechazo de esta práctica se perpetúa la repulsa de las mujeres y los valores machistas. Ser penetrable es ser sumiso, vulnerable, degradante y estar al servicio del penetrador, así entiendo el rechazo de los machos por abrir su agujero.
Cuando defiendo el uso de los dildos, defiendo la empoderación de las mujeres a ser sujetos penetradores, a vivir ese papel y a quitar presiones y responsabilidades .
QUE TE DEN POR CULO
Aunque sea una frase que se use como uno de los peores insultos del mundo, puede ser un auténtico placer si se sabe cómo hacerlo. El sexo anal es uno de los mayores tabúes en el sexo (fuera del mundo gay) y, sin embargo, cosecha grandes adeptos entre los y las heterosexuales y las lesbianas. ¿Por qué, entonces, está tan silenciado?
La idea del ano como una cavidad oscura y sucia, promulgada en gran parte por sectores conservadores de la sociedad, está sumamente extendida.
Unido al hecho de que es la parte por la que se defeca, no invita a priori a explorarlo. Es fácil ponerse en el pellejo de quien opina así, es un lugar que puede albergar suciedad, ser doloroso y nada placentero. Pero os invito, por un momento, a abrir vuestra mente y plantearos por un momento: “igual podría estar bien”. Tanto si ya eres una experta, como si nunca jamás te lo has planteado, hay algunos consejos que es conveniente tener en cuenta a la hora de practicar sexo anal de una manera segura y placentera.
En primer lugar, hay que querer probarlo. No os sintáis presionadas por vuestra pareja, la sociedad, o vosotras mismas. Si se está tensa y nerviosa, ten por seguro que va a doler. Es una decisión que tienes que tomar por ti misma, y después en pareja. Debe haber una buena comunicación para poder iniciarse.
“A mi novia le gustaba mucho el tema del sexo anal, ya lo había practicado antes. A mi me ponía nerviosa, no quería intentarlo. Un día me convenció y lo probamos y me encantó. Creo que es importante que se haga con confianza y que la otra persona no te obligue, sino que te convenza de una forma sensual” (Alba, 39).
En segundo lugar, ¡relájate! El ano es un músculo que con la tensión se contrae, impidiendo cualquier tipo de penetración. El músculo pubococcígeo (musculatura que rodea tanto la vagina como el ano) necesita de la relajación para expandirse. Tú misma puedes contraer y relajar ese músculo en cualquier ocasión (en casa, en el tren) para controlarlo mejor en el momento de la relación (si no sabes cuál es, cuando estés miccionando, corta la orina). Para practicar sexo anal, además, tienes que dedicarle tiempo a la relación sexual, añadir mucho juego previo, caricias, besos, etc. Tu pareja incluso puede masajearte los glúteos para una mayor relajación.
El siguiente paso sería estimular la zona anal con el dedo o con la lengua (según los gustos de cada una) para ir relajándola.
“A mi me pierde el sexo anal. Cuando una chica me gusta me encanta sentir su lengua en mi ano y viceversa. Pero aún hay gente muy cerrada con este tema y que ni siquiera quiere intentarlo” (Magdalena, 28).
Cuando lo creamos conveniente, usaremos lubricante en el dedo y lo introduciremos lentamente (si no estás segura, sé tú la que guíe a tu pareja; recuerda, la comunicación lo es todo). Las uñas deben estar bien cortadas y limpias para una mayor seguridad; si usas un guante de látex puedes evitar el riesgo de una pequeña herida y de la suciedad. Si vemos que todo va bien, podemos continuar con otro dedo, untado también en lubricante. Si queremos seguir, podemos utilizar algún juguete de un tamaño pequeño, y podremos ir aumentando su tamaño según lo demande la persona. Finalmente, podréis llegar a usar un arnés o un juguete más grande, según lo que os guste. Es muy aconsejable usar preservativo en cualquier juguete, será mucho más fácil limpiarlo y evitaremos posibles infecciones. Y, si alguna lo prueba con un hombre, siempre preservativo. Cero tolerancia en este aspecto. Aunque parezca muy sencillo y rápido, no debe ser así. Puede que en la primera sesión sólo consigáis un dedo, y estará genial. Lo importante es no forzarse a nada, ni obtener dolor. El objetivo es obtener placer, no importa cuánto tiempo le tengas que invertir.
Asimismo, los consejos que nunca deberás olvidar son:
-La higiene es un don que hay que cultivarlo. Por favor, tanto para practicar sexo anal como cualquier práctica sexual, la higiene es la clave.
-El lubricante es tu amigo, no escatimes nunca con él (si comienza a secarse, echad más o empezará a doler).
-La paciencia es una virtud, practícala. Ve despacio en todo momento y avanza sólo si estás segura de que no te dolerá. Ante cualquier signo de dolor, para.
-Si se fuerza, se producirán microfisuras que resultan dolorosas y que pueden ser foco de infecciones.
-Nunca, jamás, en tu vida, después de introducir algo en el ano lo hagas en la vagina sin antes lavarlo correctamente. La cavidad anal contiene heces (en ocasiones podéis encontrar algún resto al sacar un juguete) y bacterias. Son extremadamente infecciosas si se meten en la vagina.
-Por supuesto, si alguna de las dos personas tiene una ITS (infección de transmisión sexual), habrá que extremar las precauciones (preservativos, guantes de látex, etc.). Si tenéis alguna duda, hay muchas asociaciones que pueden solventarlas.
Las sensaciones que produce el sexo anal son diferentes de las que proporciona la vagina o el clítoris. Si se practica bien, puede ser muy placentero para algunas personas. Recuerda relajarte y lubricar bien la zona y podrás disfrutar de una experiencia única. Si, pese a todo, no te ha convencido, hay multitud de prácticas sexuales que pueden enriquecer tu vida sexual. Simplemente, no te limites por cuestión de mitos y tabúes.
Y si te has decidido, pues ¡que te den por culo y que te guste!
Aida Castaño y J. Sáez
Lo femenino, y en todo caso lo poco masculino, siempre es despreciable: a través del rechazo de esta práctica se perpetúa la repulsa de las mujeres y los valores machistas. Ser penetrable es ser sumiso, vulnerable, degradante y estar al servicio del penetrador, así entiendo el rechazo de los machos por abrir su agujero.
Cuando defiendo el uso de los dildos, defiendo la empoderación de las mujeres a ser sujetos penetradores, a vivir ese papel y a quitar presiones y responsabilidades .
QUE TE DEN POR CULO
Aunque sea una frase que se use como uno de los peores insultos del mundo, puede ser un auténtico placer si se sabe cómo hacerlo. El sexo anal es uno de los mayores tabúes en el sexo (fuera del mundo gay) y, sin embargo, cosecha grandes adeptos entre los y las heterosexuales y las lesbianas. ¿Por qué, entonces, está tan silenciado?
La idea del ano como una cavidad oscura y sucia, promulgada en gran parte por sectores conservadores de la sociedad, está sumamente extendida.
Unido al hecho de que es la parte por la que se defeca, no invita a priori a explorarlo. Es fácil ponerse en el pellejo de quien opina así, es un lugar que puede albergar suciedad, ser doloroso y nada placentero. Pero os invito, por un momento, a abrir vuestra mente y plantearos por un momento: “igual podría estar bien”. Tanto si ya eres una experta, como si nunca jamás te lo has planteado, hay algunos consejos que es conveniente tener en cuenta a la hora de practicar sexo anal de una manera segura y placentera.
En primer lugar, hay que querer probarlo. No os sintáis presionadas por vuestra pareja, la sociedad, o vosotras mismas. Si se está tensa y nerviosa, ten por seguro que va a doler. Es una decisión que tienes que tomar por ti misma, y después en pareja. Debe haber una buena comunicación para poder iniciarse.
“A mi novia le gustaba mucho el tema del sexo anal, ya lo había practicado antes. A mi me ponía nerviosa, no quería intentarlo. Un día me convenció y lo probamos y me encantó. Creo que es importante que se haga con confianza y que la otra persona no te obligue, sino que te convenza de una forma sensual” (Alba, 39).
En segundo lugar, ¡relájate! El ano es un músculo que con la tensión se contrae, impidiendo cualquier tipo de penetración. El músculo pubococcígeo (musculatura que rodea tanto la vagina como el ano) necesita de la relajación para expandirse. Tú misma puedes contraer y relajar ese músculo en cualquier ocasión (en casa, en el tren) para controlarlo mejor en el momento de la relación (si no sabes cuál es, cuando estés miccionando, corta la orina). Para practicar sexo anal, además, tienes que dedicarle tiempo a la relación sexual, añadir mucho juego previo, caricias, besos, etc. Tu pareja incluso puede masajearte los glúteos para una mayor relajación.

El siguiente paso sería estimular la zona anal con el dedo o con la lengua (según los gustos de cada una) para ir relajándola.
“A mi me pierde el sexo anal. Cuando una chica me gusta me encanta sentir su lengua en mi ano y viceversa. Pero aún hay gente muy cerrada con este tema y que ni siquiera quiere intentarlo” (Magdalena, 28).
Cuando lo creamos conveniente, usaremos lubricante en el dedo y lo introduciremos lentamente (si no estás segura, sé tú la que guíe a tu pareja; recuerda, la comunicación lo es todo). Las uñas deben estar bien cortadas y limpias para una mayor seguridad; si usas un guante de látex puedes evitar el riesgo de una pequeña herida y de la suciedad. Si vemos que todo va bien, podemos continuar con otro dedo, untado también en lubricante. Si queremos seguir, podemos utilizar algún juguete de un tamaño pequeño, y podremos ir aumentando su tamaño según lo demande la persona. Finalmente, podréis llegar a usar un arnés o un juguete más grande, según lo que os guste. Es muy aconsejable usar preservativo en cualquier juguete, será mucho más fácil limpiarlo y evitaremos posibles infecciones. Y, si alguna lo prueba con un hombre, siempre preservativo. Cero tolerancia en este aspecto. Aunque parezca muy sencillo y rápido, no debe ser así. Puede que en la primera sesión sólo consigáis un dedo, y estará genial. Lo importante es no forzarse a nada, ni obtener dolor. El objetivo es obtener placer, no importa cuánto tiempo le tengas que invertir.
Asimismo, los consejos que nunca deberás olvidar son:
-La higiene es un don que hay que cultivarlo. Por favor, tanto para practicar sexo anal como cualquier práctica sexual, la higiene es la clave.
-El lubricante es tu amigo, no escatimes nunca con él (si comienza a secarse, echad más o empezará a doler).
-La paciencia es una virtud, practícala. Ve despacio en todo momento y avanza sólo si estás segura de que no te dolerá. Ante cualquier signo de dolor, para.
-Si se fuerza, se producirán microfisuras que resultan dolorosas y que pueden ser foco de infecciones.
-Nunca, jamás, en tu vida, después de introducir algo en el ano lo hagas en la vagina sin antes lavarlo correctamente. La cavidad anal contiene heces (en ocasiones podéis encontrar algún resto al sacar un juguete) y bacterias. Son extremadamente infecciosas si se meten en la vagina.
-Por supuesto, si alguna de las dos personas tiene una ITS (infección de transmisión sexual), habrá que extremar las precauciones (preservativos, guantes de látex, etc.). Si tenéis alguna duda, hay muchas asociaciones que pueden solventarlas.
Las sensaciones que produce el sexo anal son diferentes de las que proporciona la vagina o el clítoris. Si se practica bien, puede ser muy placentero para algunas personas. Recuerda relajarte y lubricar bien la zona y podrás disfrutar de una experiencia única. Si, pese a todo, no te ha convencido, hay multitud de prácticas sexuales que pueden enriquecer tu vida sexual. Simplemente, no te limites por cuestión de mitos y tabúes.
Y si te has decidido, pues ¡que te den por culo y que te guste!
Aida Castaño y J. Sáez
Textos extraídos de:Mirales , Acidademente