Este texto se ha extraído del Nº1 del fanzine "Equilibrio".
A continuación trataré a través de mis propias experiencias lo que a más de una persona le ha ocurrido, que al querer llevar a la práctica el amor libre se ha llevado algún que otro susto, al ver que experimentaba celos, posesividad... y donde lo que sentimos nos puede llegar a superar y pensar que no somos capaces de tener una práctica coherente entre nuestros ideales y nuestros sentimientos.
Para empezar, haré un breve repaso de lo que para mí es el amor libre y cómo a través de los tiempos se ha ido modificando.
Sin remontarnos demasiado lejos, si no a hace unos cien años, el amor libre era la oposición al matrimonio impuesto por el Estado y la iglesia. De esta forma, conceptos más actuales como ser novixs o compartir tu sexualidad y/o sentimientos con varias personas antes del matrimonio era una práctica de amor libre.
Más tarde, en los años 60 del pasado siglo hubo una gran expansión y desarrollo del amor libre en la sociedad a través del conocido movimiento hippie. Donde comenzaban a gestarse comunas en las que se predicaba y practicaba una forma de relación amorosa en la que los individuos no tenían ningún tipo de ataduras entre sí, practicaban sexo y tenían experiencias amorosas entre todas o algunas de las personas de su círculo, sin que en teoría hubiera celos, competitividad, posesividad, venganzas, malos rollos, enfrentamientos...
Más tarde, en los años 60 del pasado siglo hubo una gran expansión y desarrollo del amor libre en la sociedad a través del conocido movimiento hippie. Donde comenzaban a gestarse comunas en las que se predicaba y practicaba una forma de relación amorosa en la que los individuos no tenían ningún tipo de ataduras entre sí, practicaban sexo y tenían experiencias amorosas entre todas o algunas de las personas de su círculo, sin que en teoría hubiera celos, competitividad, posesividad, venganzas, malos rollos, enfrentamientos...
Llegando a la actualidad, donde nos encontramos que la oposición a no tener relaciones sexo-afectivas antes del matrimonio es prácticamente inexistente o llevada a la práctica por pequeños grupos sociales (como religiones, sectas...) y donde la libertad en torno a la cuestión sexual y amorosa, ha desembocado entre otras cosas en un impulso compulsivo de consumismo sexual (pornografía, prostitución, discotecas, drogas...). Dentro del llamado movimiento libertario no son muchxs lxs que practican lo que a día de hoy se reconocería como amor libre o pareja abierta, donde una persona puede amar y compartir sus sentimientos con una persona y estar con varias personas al mismo tiempo.
Esto se debe en buena medida a varios factores, la comodidad de reproducir los valores sociales impuestos (pareja cerrada, familia mononuclear...), la dificultad de romper con esquemas y valores interiorizados a través del amor romántico (parejil, de Hollywood, o como queráis llamarlo). Como que existe una media naranja, otra persona que encaja perfectamente con nosotrxs y que nos complementa, cuida, desea, posee, ama y siempre estará dispuesta a todo por nosotrxs. Eso sí, esa persona sólo puede estar con nosotrxs, en el momento en el que esté con otra persona nos está traicionando, rompiendo su promesa de amor y demostrando que todo lo que parecía sentir por nosotrxs era falso.
También influye en esta cuestión el que el tema de las relaciones entre compañerxs se trate de despolitizar como si fuese algo personal e íntimo que no afecta en absoluto en la reproducción de los valores patriarcales o autoritarios. Cuestión que habría que replantearse (aunque nos duela y lleve consigo un trabajo personal de años o una vida entera). Además influyen otras cuestiones que no trataremos en esta ocasión.
Después de esta breve introducción, paso a contar mi experiencia sobre este tema, para tratar de dar aliento a quienes se encuentren en la misma situación o vayan a hacerlo, o al menos para que sirva para que más de unx se plantee algunas cuestiones de vital importancia dentro de lo que son o deberían ser los valores anarquistas o antiautoritarios.
A los 14 años me di mi primer beso con una chica, y tuve con ella una relación sentimental de una o dos semanas. Tras la ruptura, ella pretendía estar con otro chico y al parecer yo ya no le gustaba o no se podía plantear la cuestión de que estuviera con ambos. Así que cortamos y fue como es lógico mi primera ruptura sentimental, lo que me condujo a pasar de estar experimentando por primera vez sensaciones y emociones que me llenaban de satisfacción a encontrarme en un estado de decepción y abandono, generado por la dependencia a la que nos acostumbran y educan desde pequeños a tener hacia las personas amadas (la familia suele ser el germen de este tipo de experiencias).
Iban pasando los años e iba teniendo diferentes relaciones sentimentales y sexuales con chicas, cada uno de ellas desembocaba en una ruptura por parte de ellas siempre que me llevaba a estar triste, deprimido y que nuestra relación no volviera a ser la misma antes de que decidiéramos un acercamiento sexual y darnos amor y cariño. Por lo que llegué a estar dos años de castidad voluntaria debido al dolor que me producía el fin de cada una de las relaciones.
A los 19 años, tuve mi primera relación con una compañera anarcofeminista, la cual me enseñó mucho sobre las relaciones y el anarcofeminismo (maternidad, sexualidad, amor libre...). Ella lo tenía muy trabajado y yo ni siquiera lo había intentado llevar a la práctica, así que al ser mi primera relación de pareja abierta lo pasé muy mal, tuve celos de los chicos que a ella le gustaban o con los que se liaba, que cada vez iban en aumento y que me conducían a un dolor psíquico, que me recordaba al sentido en una ruptura. Mi posesividad, debida entre otras cosas a que viviamos juntxs y además compartiamos cama, sólo sirvió para que ella se alejará cada vez más de mí (tanto física como emocionalmente). Esta relación sentimental se acabó pero no fue tan traumática como el resto, supongo que en parte a la costumbre de las rupturas y porque nuestra relación cambió pero no se enfrío tanto como solía sucederme.
En los años posteriores fui incrementando mis relaciones afectivo-sexuales, unas eran con parejas cerradas y otras con parejas abiertas, en función de lo que deseásemos. He de decir que de forma egoísta yo solía escoger que fuese pareja cerrada a no ser que quisiera estar con más chicas en ese momento y por lo tanto elegía lo contrario (aunque a mí me paso lo mismo con una chica que me condicionó a tener una relación cerrada). Como normalmente yo estaba con varias chicas y ellas no con varios chicos o al menos yo no lo veía (ojos que no ven, corazón que no siente), no sentía celos, posesividad o el querer exclusivismo.
Lo cierto, es que hasta hace bien poco no me había planteado en serio el querer superar los sentimientos negativos basados en la educación autoritaria a la que estamos sometidxs. Y cuando empecé a hacerlo, me superó la situación, es extraño pero los sentimientos pueden bloquearte mucho más que situaciones con un riesgo o peligrosidad mucho más reales. Voy a hacer un breve esbozo y análisis de éstos sentimientos, seguida de algunos consejos que esperemos os puedan servir de ayuda.
Por un lado están los famosos celos, que hay quien quiere hacer creer que son un sentimiento natural (y no impuesto por la sociedad y el ambiente social y familiar) y que nos ayudan en nuestras relaciones. Nada más lejos de la realidad, los celos se basan en un complejo de inferioridad frente a otra persona y al deseo que querer hacer, poseer o experimentar las cosas que le pasan a ella. Muchas veces sin pararnos a pensar que podemos tratar de hacer lo mismo que otra persona o experimentarlo y que no por eso nos va a llevar al mismo lugar que él o ella ocupa, sobre todo si obviamos cosas tan importantes como son el tiempo, la experiencia, el esfuerzo, la constancia... hay gente que ha tenido celos de mí y que mediante las represalias y el autoritarismo ha querido conseguir lo mismo que a mí me ha costado tiempo, esfuerzo, constancia y energías. Pensando que quitándome de en medio lo conseguiría por arte de magia.
Remedios infalibles no existen, cada unx experimentará y concluirá cuales les son más útiles. Ante los celos, cabe destacar que cada persona es un mundo, es peculiar y característica y que lo que no puedas lograr tú pero otras personas sí no te quita ningún mérito, ya que seguro que tú tienes otras muchas cosas más que ofrecer y que para nada tienen porque ser inferiores o insuficientes, hay que aprender a quererse más, ya que una buena autoestima nos ayuda en nuestra misión revolucionaria de transformarnos a nosotrxs y a la sociedad.
Pasemos ahora a la posesividad, ésta se basa en la creencia (aunque sea inconsciente) de que la otra persona con la que compartimos una relación amorosa nos pertenece, como si fuese un objeto y basándonos en valores mercantilistas, capitalistas y de propiedad privada. Esto en ningún momento podemos dejar que se apoderé de nuestros pensamientos, ya que cómo libertarixs no podemos poseer a otra persona, ya que su capacidad de movimiento, acción, libertad, pensamiento, creatividad, cuerpo... no pueden pertenecer a nadie más que a él o ella mismx. Si no, estaríamos traspasando sus límites como individuo libre y estaríamos imponiéndole lo que creemos debe hacer, basándonos en nuestro mero bienestar egoísta.
Si en algún momento somos conscientes de que estamos desarrollando comportamientos posesivos hacia nuestra compañerx, debemos de ser capaces de comprender donde se encuentra la linea que separa su capacidad de decisión de la nuestra, sin que la nuestra interfiera de forma negativa en la suya. Por lo tanto el chantaje emocional, para que realice lo que nosotrxs pretendemos, no puede en ningún momento ser una práctica realizada por nosotrxs. Tampoco el presionarla de forma repetitiva con la intención del desgaste y que finalmente consiga hacerlx ceder en cualquier cuestión, debido a un malestar constante debido a este tipo de actitud. Que desemboque en que para dejar de sufrir una constante y repetitiva presión se acepte lo que sea que se persiguiera.
Como libertarixs, nuestras relaciones no deben de reproducir rasgos de posesividad hacia el resto de personas. En los pequeños detalles de nuestra vida cotidiana se encuentra nuestra capacidad de conseguir que esto no sea así, si cada unx de nosotrxs aportamos nuestro granito de arena, seguro que lo conseguiremos.
XJaimeX
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