Cada 28 o 30 días tengo la regla.....Me imagino que aunque no lo diga públicamente todo el mundo los sospechaba. Soy una mujer y las mujeres, durante un periodo de nuestra vida, menstruamos.
Mi menstruación supone solo una fase de mi ciclo menstrual. Menstruo porque el óvulo que se ha desprendido de mis ovarios NO ha sido fecundado.
Mi regla no huele a nubes ni a rosas, tiene un olor fuerte, muy característico. No es un olor a sucio ni a rancio, es un olor de limpieza profunda.
Cuando tengo la regla se que estoy bien, que mi cuerpo funciona perfectamente.
Los días anteriores a menstruar me siento un poco más lenta, no me apetece mucho estar con gente y descanso más de lo habitual, eso lo he aprendido con los años, nadie me ha contado que es normal sentirse así y está bien pasar unos días “antisocial” para tener más tiempo para estar conmigo misma y saber cómo me encuentro.
Si estoy triste mi cuerpo lo detecta y me doy permiso para llorar lo que no he llorado en todo el mes.
Si estoy cabreada, mi cuerpo lo DETECTA y entro en contacto con mi rabia.
Si estoy bien, si no tengo “cuentas pendientes” conmigo misma, simplemente me siento cansada, me relajo, paro un poquito y disfruto de momentos de soledad.
Pero hoy tengo ganas de reírme. Estoy a unos días de la fase premenstrual y siento como se abre paso en mí una fuerza descomunal para ser como soy sin tapujos ni consideraciones (con quien no las merece, obvio!).
Seguro que muchas conocéis a Violencia Rivas y a su gran hit "No le eches la culpa a mi menstruación"
Porque una se cansa ya de que le digan que tanta bronca viene de las hormonas como si el otro (otrx) estaría libre de culpa.Cuando estamos premenstruales somos más nosotras que nunca. Nuestro cuerpo no nos permite tragar y sonreír. De hacerlo, vienen las jaquecas, el hinchazón, la afonía... Estoy por sacar un ratito y escribir una canción desde las entrañas de mi premenstrualidad. La Señora Premen es una gran compositora...
¿Alguna se anima?
Tema controvertido: hay chicas que cuando tenemos la regla estamos más susceptibles. ¿Cuántas veces habremos escuchado eso de “déjala, tiene la regla” o cualquier otra frase para menospreciar lo que decimos durante la menstruación? ¡Cómo cansa!
Cuando sangramos debemos descansar, cuidarnos, dormir bien, tomar buena alimentación y ser respetuosas con nuestro cuerpo y nuestro ciclo; y no por el hecho de que la menstruación duele porque eso no debía ser así, Erika Irusta habla de que el 70% de los problemas menstruales tienen que ver con un cuestión cultural: si duele es que hay algún problema. Empoderarnos con y desde nuestros cuerpos pasa por no someternos a los ritmos impuestos del patriarcado.
Algunas de las cosas horribles pasan por decir que si la mujer quiere faltar al trabajo porque tiene la regla, tiene que tener un justificante médico.
Ya es oficial, odio a la institución médica y a todxs sus fieles. Las mujeres no somos continuas menores de edad que requieran una supervisión y un papelito que les de permiso para descansar, ya sabemos muy bien nosotras cuando hacerlo.
Claro, pero entonces la picaresca las llevará a no ir nunca a currar [Voz de señor patriarcal]. Vale, pues entonces no demos días de baja para nadie, que la picaresca es muy mala para todos. Me asombra oír el discurso del poder en la boca del obrero.
La regla es aquello que dicen que nos hace mujeres (y yo me pregunto qué serán las pre y postmenopáusicas entonces) y que, según algunos, nos convierte en inestables emocionalmente, irritables, e incluso violentas, y a lo largo de la historia ha servido de excusa para defender que somos incapaces de hacer casi cualquier cosa, desde batir mayonesa a estudiar en la universidad.
Se supone que el modelo de estabilidad emocional es el masculino, porque si ellos se cabrean es por razones, y si lo hacemos nosotras es por hormonas, pero ahora resulta que han descubierto que los 6 o 7 picos de testosterona que suelen tener al día afectan a su humor, lo que probablemente hará que también empiecen a venderles hormonas para estabilizarlos.
Además a la regla hay que mencionarla en voz baja, con una sucesión interminable de eufemismos, porque estamos “malas”, “indispuestas”, “con el mes” o “manchando”, y en lugar de roja como la mía, deben hacer los anuncios de tampones con sangre de princesa, porque siempre es azul.
Reconozco que quizá puedo permitirme escribir esto porque ni me duele ni me dura demasiado (y menos desde que uso la Mooncup), pero creo que merece un descargo de tantas cosas horribles que se le acusa. Así que me voy a permitir aquí la licencia de hablar de las cosas buenas que tiene mi menstruación.
A veces cuando tengo la regla estoy más sensible, lo que quiere decir que si algo me está molestando no me voy a callar, y que si me siento triste, puede ser que llore. Teniendo en cuenta que me paso gran parte del día trabajando con personas que tienen dificultades para reconocer sus emociones y expresarlas, no me parece especialmente malo poder hacerlo con más facilidad de vez en cuando, en lugar de andar todo el tiempo contenida en aras de la racionalidad y la estabilidad.
También es cierto que puedo tener insomnio una o dos noches antes. Pero suelen ser insomnios productivos, sobre todo para escribir o para trabajar, y si los dedico a leer, o a ver una película, como estoy “más sensible”, es probable que le saque más jugo. Además estar sensible también significa que se me agudizan el olfato, el gusto, y el tacto, y si tenemos en cuenta que en esos días también me sube bastante la libido, hacen una conjunción interesante. Y de paso disfruto más de la comida.
No negaré tampoco que a veces me duele, y que me puedo sentir más hinchada, pero si en un juego de palabras cambiamos hinchada por turgente, hay que reconocer que la regla mejora el aspecto de mi escote.
Cuando tengo la regla se que estoy bien, que mi cuerpo funciona perfectamente.
Los días anteriores a menstruar me siento un poco más lenta, no me apetece mucho estar con gente y descanso más de lo habitual, eso lo he aprendido con los años, nadie me ha contado que es normal sentirse así y está bien pasar unos días “antisocial” para tener más tiempo para estar conmigo misma y saber cómo me encuentro.
Si estoy triste mi cuerpo lo detecta y me doy permiso para llorar lo que no he llorado en todo el mes.
Si estoy cabreada, mi cuerpo lo DETECTA y entro en contacto con mi rabia.
Si estoy bien, si no tengo “cuentas pendientes” conmigo misma, simplemente me siento cansada, me relajo, paro un poquito y disfruto de momentos de soledad.
Pero hoy tengo ganas de reírme. Estoy a unos días de la fase premenstrual y siento como se abre paso en mí una fuerza descomunal para ser como soy sin tapujos ni consideraciones (con quien no las merece, obvio!).
Seguro que muchas conocéis a Violencia Rivas y a su gran hit "No le eches la culpa a mi menstruación"
"me ves enojada y pensas que estoy con el mes,
escuchas que te grito y pensas que estoy con el mes
porque no pensas que estoy así por lo que vos haces
si me pone nerviosa alguna situacion
no le eches la culpa a mi menstruación
no la uses de excusa ni te justifiques
la razón de mis nervios es tu pelotudez
yo menstruo cuatro dias al mes
no me digas que eso te hace daño
yo menstruo cuatro dias al mes
y vos sos un forro todo el año"
escuchas que te grito y pensas que estoy con el mes
porque no pensas que estoy así por lo que vos haces
si me pone nerviosa alguna situacion
no le eches la culpa a mi menstruación
no la uses de excusa ni te justifiques
la razón de mis nervios es tu pelotudez
yo menstruo cuatro dias al mes
no me digas que eso te hace daño
yo menstruo cuatro dias al mes
y vos sos un forro todo el año"
"Fue fuerte para época ¡claro!, lo hice porque estaba harta de que supongan que cuanto una mujer menstrua se convierte en un monstruo subhumano al que le venden tampones y todo tipo de basura, porque la convencieron de que aunque se sienta como el orto tiene que seguir estando fresca y activa bella y sonriende para seguir agradandole a resto los idiotas, que seguimos bajo el chorro del sifon de bostas que manejan los hijos de puta "
¿Alguna se anima?
Tema controvertido: hay chicas que cuando tenemos la regla estamos más susceptibles. ¿Cuántas veces habremos escuchado eso de “déjala, tiene la regla” o cualquier otra frase para menospreciar lo que decimos durante la menstruación? ¡Cómo cansa!
Lo que pasa simplemente es que la regla nos está ayudando a sacar todo lo que tenemos dentro, lo que hemos estado aguantando durante el resto del mes ya no lo aguantamos más, comenzamos a poner puntos sobre las íes y queremos ser escuchadas, y eso tiene muchísima dignidad. Esto también nos pasa porque se nos impone que sigamos con el mismo ritmo que el resto del mes (ese estrés que también acentúa el dolor de regla), y es un momento que muchas vivimos como más introspectivo, en el que tenemos ganas de bajar el ritmo, pero como no nos dejan, nos ponemos irritables, y con toda la razón del mundo.
Así que no dejes que te quiten importancia o que achaquen a tus hormonas lo que estás diciendo: lo dices tú, sale de lo más profundo de ti, y si estás cabreada es porque algo te molesta, no porque tengas la regla.
Cuando sangramos debemos descansar, cuidarnos, dormir bien, tomar buena alimentación y ser respetuosas con nuestro cuerpo y nuestro ciclo; y no por el hecho de que la menstruación duele porque eso no debía ser así, Erika Irusta habla de que el 70% de los problemas menstruales tienen que ver con un cuestión cultural: si duele es que hay algún problema. Empoderarnos con y desde nuestros cuerpos pasa por no someternos a los ritmos impuestos del patriarcado.
Claro, pero entonces la picaresca las llevará a no ir nunca a currar [Voz de señor patriarcal]. Vale, pues entonces no demos días de baja para nadie, que la picaresca es muy mala para todos. Me asombra oír el discurso del poder en la boca del obrero.
La regla es aquello que dicen que nos hace mujeres (y yo me pregunto qué serán las pre y postmenopáusicas entonces) y que, según algunos, nos convierte en inestables emocionalmente, irritables, e incluso violentas, y a lo largo de la historia ha servido de excusa para defender que somos incapaces de hacer casi cualquier cosa, desde batir mayonesa a estudiar en la universidad.
Se supone que el modelo de estabilidad emocional es el masculino, porque si ellos se cabrean es por razones, y si lo hacemos nosotras es por hormonas, pero ahora resulta que han descubierto que los 6 o 7 picos de testosterona que suelen tener al día afectan a su humor, lo que probablemente hará que también empiecen a venderles hormonas para estabilizarlos.
Además a la regla hay que mencionarla en voz baja, con una sucesión interminable de eufemismos, porque estamos “malas”, “indispuestas”, “con el mes” o “manchando”, y en lugar de roja como la mía, deben hacer los anuncios de tampones con sangre de princesa, porque siempre es azul.
Reconozco que quizá puedo permitirme escribir esto porque ni me duele ni me dura demasiado (y menos desde que uso la Mooncup), pero creo que merece un descargo de tantas cosas horribles que se le acusa. Así que me voy a permitir aquí la licencia de hablar de las cosas buenas que tiene mi menstruación.
A veces cuando tengo la regla estoy más sensible, lo que quiere decir que si algo me está molestando no me voy a callar, y que si me siento triste, puede ser que llore. Teniendo en cuenta que me paso gran parte del día trabajando con personas que tienen dificultades para reconocer sus emociones y expresarlas, no me parece especialmente malo poder hacerlo con más facilidad de vez en cuando, en lugar de andar todo el tiempo contenida en aras de la racionalidad y la estabilidad.
También es cierto que puedo tener insomnio una o dos noches antes. Pero suelen ser insomnios productivos, sobre todo para escribir o para trabajar, y si los dedico a leer, o a ver una película, como estoy “más sensible”, es probable que le saque más jugo. Además estar sensible también significa que se me agudizan el olfato, el gusto, y el tacto, y si tenemos en cuenta que en esos días también me sube bastante la libido, hacen una conjunción interesante. Y de paso disfruto más de la comida.
No negaré tampoco que a veces me duele, y que me puedo sentir más hinchada, pero si en un juego de palabras cambiamos hinchada por turgente, hay que reconocer que la regla mejora el aspecto de mi escote.
Textos extraídos de : El camino Rubí,Proyecto-kahlo,Feministasacidas,Pikara Magazine,Blogdemay
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